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Pov María José

Después de la mejor ducha de mi vida, deje a Daniela descansar y camine hasta la parte trasera de la casa donde se podía apreciar el mar, eran pasadas de las 15h del día. Concentre mi mirada en el romper de las olas y pensé en cuando vuelva a casa, en los cambios que vendrían apartir de hoy.

Escuché pasos ligeros acercándose a mi y sonríe al sentir sus brazos alrededor de mi cintura apoyo su barbilla en mi hombro y beso mi mejilla.

- Aquí estabas, ¿Por qué me dejaste sola en la cama? - pregunto con sus labios pegados a mi cuello.

- Estaba pensando. - realizó un gesto con sus manos esperando más información, sonreí.- Pronto será el cumpleaños de José Angel, este será el primer cumpleaños que pase con él.

Calle se separó de mi y escuché un suspiro pesado.

- Siento haberte hecho perder tanto tiempo con nuestro hijo Poche. - dijo con un claro tono de culpabilidad.

- No, no bebé. No era mi idea hacerte sentir mal. - aclare girando para quedar frente a ella, tomé sus mejillas entre mis manos y la mire directamente a los ojos. - Lo digo porque, es eso, es su primer cumpleaños en el que voy a estar presente y quiero darle lo mejor.

- Igual, lo siento.

- Ya hemos hablado de esto Calle, ya quedó claro, no más. - hablé con seriedad en mis palabras. - Mejor, ayúdame a pensar que podemos hacer para festejar su cumpleaños. - sonreí y el pocos segundos imitó mi sonrisa.

Nos sentamos y platicamos de lo que sería mejor para el cumpleaños de nuestro hijo, a fin de cuentas, ella lo conocía más.

- ¿Que será de nosotras a partir de hoy? - hice la pregunta que martillaba mi cabeza.

- ¿Novias? - respondió con duda. - Es eso lo que me has propuesto y he dicho que sí.

- Lo se, me refiero a cuando volvamos. - suspiré.- Calle, desde que nos separamos he estado sola, viviendo en una casa que no se siente hogar y sintiendo siempre un vacío en ella al volver del trabajo, la diseñe y construí para tener una familia, no para mí sola.

- ¿Que quieres decir?

- Tenemos un hijo - asintió con si fuese una pregunta. - Tenemos una historia juntas, y ahora estamos empezando una nueva. ¿Por qué no empezarla como se debe?

- ¿Y como se debe? No te estoy entendiendo poché.

- Quiero que mi hijo y tú vivan conmigo.

Solté sin más permitiendo que un incómodo silencio se instalará, y la tensión creciera. Calle me veía como si tuviese tres cabezas.

- ¿Qué? - solté un suspiro para hablar pero levanto su dedo índice logrando que guardara silencio. - ¿Te estás escuchando? No tenemos ni 24 horas de haber formalizado nuestra relación

- ¿Eso que tiene que ver? Nos conocemos, tenemos un pasado, tenemos un hijo al que quiero darle lo que tanto desea, una familia. A él y a mi.

- No, mi respuesta es no.

- ¿Que? - solté un jadeó.

- Que no María José, mi hijo necesita estabilidad, un hogar y ya lo tenemos.

- Tu hijo - dije con sarcasmo. - También es mío Calle.

- No lo olvido, nunca lo hago, pero esto no es correcto.

-¿Que es lo correcto entonces? - Pregunte, ya no tenía paciencia. - Que el quede triste cada que me voy de tu departamento, que yo llegue a una casa vacía, que tenga que esperar salir del trabajo para poder ir a verlo como si fuese un niño más, no lo es, es mi hijo y lo quiero conmigo. - finalice con la voz elevada. Ella suspiro.

- Así no vamos a resolver nada poché. - se levantó de la butaca y camino hasta las escaleras. - Subiré, tomaré una ducha y arreglaré mis cosas de nuevo, venir aquí no ha sido una buena idea, de algo maravilloso paso a una discusión sin fin.

Subió las escaleras sin más, mi mirada la acompaño hasta que desapareció. Me recargue con mis brazos de la encimera, frustrada pase mis manos por la cara. Ella tenía razón, había daño todo lo que había conseguido al venir aquí con esa plática.

Escuché el agua caer de la ducha, suspiré y me dirigí a la habitación, me senté en el borde la cama para esperar que ella saliera de la ducha.

Pocos minutos salió, con sus ojos cristalinos y sabía que no era precisamente por el agua. Me insulte internamente.

- Perdóname amor - hablé acercándome a ella. - No es momento para sacar el tema. Lo siento de verdad. - dije con mi voz quebrada.

- Lo comprendo poché, pero no puedes decir esas cosas a la ligera. Apenas estamos empezando de nuevo, no podemos lanzarnos sin paracaídas.

- Lo sé, perdóname. No quería dañar nuestro día aquí - ella termino de cerrar nuestra distancia y juntos nuestras frentes.

- Te perdono si me das un besito. - dijo esbozando una sonrisa, contagiandome, hice lo que me pidio. El beso que empezó suave, fue ascendiendo en intensidad.

- Mejor nos detenemos. Tengo una sorpresa más para ti a parte de las flores y todo eso.

Dije para detener nuestro beso. Ella asintió.

- ¿Que tienes pensado?

- ¿Para que preguntas si sabes que no voy a responderte?

Me separé completamente de ella y salí de la habitación.

- ¡Te espero abajo, no tarde! - grite mientras iba por el pasillo que conducía a las escaleras.

Mientras Calle terminaba de alistarse, prepare café.

- Lista - anuncio mientras se recargaba de la encimera. - ¿Saldremos?

- Iremos a la playa. - respondí sin dar más información.

- ¿A esta hora poché? Ya casi anochece.

- Por esa misma razón guapa mía.

Le ofrecí una taza de café y la tomo mirándome con los ojos entrecerrados, la llevo a sus labios y tomo un sorbo.

- Sospechoso.

Reí. Tomábamos nuestros cafés compartiendo miradas y sonrisas.

- De verdad lamento lo de hace un momento. No era mi intención llegar a ese punto.

- Ya está. De todas formas ¿Te parece si lo hablamos cuando regresemos con más calma, y así no daños este bonito día.

- Tienes toda la razón mi amor - llegué hasta si lado y le di un pico. - ¿Estás lista?

- Yo siempre estoy lista si es a tu lado mi vida - sentí mis ojos brillar más con esa respuesta.

- Vamos. - tomé su mano y nos direccione a la salida.



Aparecí.

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