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Pov Daniela.

Me encontraba sentada en el sofá, viendo a la puerta esperando una señal divina, o realmente esperando a que entrara Abi junto a Poche, o en su defecto, esperando a que el sonara el telefonillo o el timbre, lo cierto es que, la señal divina que esperaba era a Poche.

No podía sacarme el beso de mi cabeza, cada vez que tocaba mis labios una sonrisa boba se dibujaba en mi. Pensaba que sería yo quien la besaría, quien se acercaría primero pero sorpresa la mía cuando sus manos tocaron mi cara y sus labios los míos. Fuegos artificiales, animales en fuga de un zoológico, un revuelo de mariposas, así se sintió mi estómago en el momento del beso y se intensificó cuando su lengua entro en mi boca.

Había soñado cinco años con que eso pasara nuevamente y paso, pero ahora tenía miedo. ¿De que? No tengo ni la menor idea, pero lo tenía.

¿Y sí ella no se sintió bien con el beso? Un constante "¿Y sí no?  Que fueron los causantes de que exactamente ahora esté mordiendo mis uñas.

Estaba el piso en silencio, José Ángel tomaba su siesta así que pude escuchar pasos y el sonido de unas llaves, mis nervios aumentaron porque podría ser la llegada de Abi junto a Poche.

– ¿Quieres que te guise chicharrón, un pedazo de jamón o prefieres pollo fri – O simplemente la llegada de Abi cantando y bailando. – ¿Que haces ahí? – pregunto en cuanto me vio frenando sus movimientos y su canto.

– Esperándote.

– Ajá. ¿Esperándome a mi? O ¿Esperando a cierta persona que es mi jefa? – pregunto tomando asiento a mi lado.

– ¿Ambas?

– Pues bueno, solo he llegado yo.

– Si ya veo. ¿Dónde está?

– Sigue en la oficina supongo. – alzó sus hombros restándole importancia. – Me dijo que podía salir antes y eso he hecho.

– Ya. – dije levantándome con dirección a la cocina, quizá para ella no tiene mucha importancia el hablar y por eso no ha venido.

– Dijo que vendría. – dijo Abi y gire mi cabeza rápida haciendo que soltará una risa. – Cálmate, no vayas a partir tu cuello.

– ¿Dijo que vendría? – pregunté impaciente porque me dijera más.

– Si, dijo: Dile a Calle que iré a penas termine con un plano – dijo Abi imitando su voz, sonreí.

– Vale. – dije aún con la sonrisa en mi rostro.

– Hoy fue su abogada. – y adiós sonrisa. – Llegó después de Laura y estuvo un rato con Poche.

– Esa idiota no la soporto.

– Por Dios Calle, que la has visto una sola vez.

– Una sola vez basto para no soportarla.

– Como digas, iré a darme un baño. – dije dirigiéndose a su habitación.

Decidí preparar galletas para mantenerme ocupada y no pensar en Poche y su abogada. Mi mente no tardo en recrear la imagen que ví de ella y Poche en su oficina, y tampoco pude evitar la punzada que dió en mi pecho.

El timbre sonó y mi corazón se aceleró rápidamente, me dirigí hasta la puerta y al abrirla me encontré a Poche con una sonrisa nerviosa, sonreí y me hice al un lado para que entrara.

– Hola Calle – dijo después de un par de segundos. – perdón por no avisar antes de subir, pero el señor Juan me dejó subir.

– No te preocupes poch, ya te conoce y sabe a dónde vas. Hola a ti también.

quédate (Cache g¡p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora