25

774 46 0
                                        


Pov Daniela

Después de la cena Poche se encargó de acostar a Sofía y yo a José Ángel a pesar del pequeño berrinche por parte de este al querer que fuese Poche quien lo llevará a la cama.

– Ya está, Sofi se ha dormido de una.– dijo Poche.

– Si, José Ángel igual, estaba agotado.

– Yo también lo estoy. – dijo soltando un bostezo.

– Ve a dormir Gordi, mañana es otro día y los peques tendrán más energía.

– Ni que lo dudes. – fue en dirección hasta su habitación y yo la seguí ya que la mía estaba frente a la de ella. – Ten buenas noches Calle

– Buenas noches para ti mi amor. – le di un casto beso en los labios y entre a mi habitación.

Cómo habíamos acordado, haríamos las cosas bajo perfil para que nuestro hijo se enterase aún.

Me dirigí hasta el baño para hacer mi rutina nocturna y poder acostarme a dormír, yo también estaba cansada, las discusiones de los niños más el viaje me agotaron. al terminar todo me tumbe en la cama y sin darme cuenta caí en un profundo sueño.

Al día siguiente me levanté antes que todos, fui directo a la cocina a preparar un desayuno ligero, aunque no sabía realmente que le gustaba a la sobrina de Poche. Terminado de picar frutas Poche entro a la cocina con una camisa ancha que llegaba hasta sus rodillas. Aclare mi garganta para hablar y así  tratar de dispersar mis pensamientos al verla así.

– Buenos Poch.

– Buenos días chiqui.– dió un pequeño beso en mi mejilla. – ¿Dormiste bien?

– Sí, supongo que el viaje me agotó y caí profunda a penas toque la cama.

– Suele pasar, a pesar de ser unas cuantas horas en coche igual agota. – dijo

– Sí. ¿Tu dormiste bien? – pregunte y pude sentir como se acercaba a mi de apoco.

– Sí, aunque quizá pude haber dormido mejor.– dijo de forma sugerente estando a escasos centímetros de mi. Suspiré.

– ¿Por qué lo dices?– pregunte con titubeó.

– Hacía mucho frío y la almohada no me daba el calor necesario. – respondió con sus manos en mi cintura, a este punto ya estábamos frente a frente.

– Busca una brazada más gruesa.– dije posando mi vista en sus labios.

– Puede que hago eso está noche – nuestros labios se rozaban al hablar.– O tal vez consiga algo mejor que una brazada.

Y sin aguantar más nos besamos, suavemente como si fuese algo que acabará pronto y se tiene que disfrutar a cada momento, sus labios suaves y carnosos acariciaban los míos con devoción y yo los de ella, sin pedir permiso introduje mi lengua escuchando el suspiro por parte de Poche al sentir el contacto de nuestras lenguas, sentí como su erección empezaba a ser notoria, las palpitaciones en mi parte baja confirmaban que estaba igual de exitada que ella.

Con fuerza Poche me sentó en la encimera, con mis piernas abiertas y rodeando su cintura pude sentir con más precisión su erección, solté un pequeño jadeo cuando nuestras partes íntimas hicieron contacto a través de la ropa.

Las manos de Poche entraban por mi sudadera subiendo poco a poco, con una de sus manos tocó mi seno izquierdo y sentí que fallecía, tenía años sin ser tocada, sin exitarme y desde ya lo estaba, incluso más de lo que alguna vez lo estuve. Los besos de Poche dejaron mi boca para ir hasta mi cuello, jadeante hacia presión con mis piernas para sentir más a Poche.

Las caricias de Poche no casaban, ella empezó a empujar sus caderas logrando así una fricción en nuestras partes íntimas, solté un gemido ronco al sentirla, seguí sus pasos y de un momento a otro ambas estábamos jadeando, con nuestros sexos rozándose, Poche se separó de mi y nos miramos fijamente, y ver los ojos lujuriosos de Poche, sus labios hinchados y rojos, su cara de exitacion basto para sentir con una presión aparecía en mi vientre para unos roces más, sentir como esa misma presión salía de mi haciendo que soltada un gemido y recostara mi cabeza en el hombro de Poche, había terminado con unos simples roces y caricias.

De un momento a otro, después de la liberación más placentera, sentí una gran vergüenza. Un poco jadeante aún me separé de Poche y pude ver en su mirada aún el deseo.

– Lo siento – hable con voz débil.

– ¿Por qué lo sientes? – pregunto ella, levantando mi rostro con su dedo índice. – ¿No te gusto?

– Por supuesto que me gustó amor, pero me siento avergonzada.– volví a bajar la mirada.– me corrí muy rápido, y no hizo falta ni un dedito.– Ella soltó una carcajada haciendo que me diera mas vergüenza.

– Gordi, no pasa nada, podemos repetir esto cuántas veces quieras y no importa que no use ni un dedito.

– No es justo, tu todavía estás así. – dije señalando su entre pierna.

– No pasa nada, me doy un baño y como nueva.

– ¿Y el dolor? – Pregunte con temor, recordando las veces que había dejado a Poche encendida en el pasado y pasadas unas horas o minutos le daban dolores fuertes en sus partes bajas.

– No pasa nada amor. – repitió.– me concentro en otras cosas y se me pasará el dolor. Tranquila.– dijo dando un sueve beso en mi frente.

– En serio lo siento, estoy sensible y quizá tiene que ver el hecho de que no e estado con nadie en este tiempo. – informes sintiéndome apenada.

– ¿No has estado con nadie en todo este tiempo? – pregunto con sopresa en su rostro. Negué con mi cabeza. – Oh. – aclaro su garganta. – Iré a darme una ducha antes de que bajen los niños, y luego hablamos de eso. – dijo dejando un casto beso en mis labios.

Me quedé ahí, con un desastre en mis bragas y con una sonrisa de idiota en mi rostro, a pesar de la vergüenza lo disfruté y fue lo mejor que me ha pasado hasta ahora en tanto tiempo con relación al sexo.

Me gire para ir a cambiar mi ropa interior pero ví a mi hijo bajar las pequeñas escaleras, sonreí viendo cómo aún caminaba con sus ojitos cerrados y tanteando el piso.

– Hijo Puedes caerte. – hable y el dió un pequeño brinco sin despegar sus pies del escalón. – abre los ojos y ve por dónde vas mi amor. – El hizo lo que le pedí y aún perezoso llegó hasta donde mi, me incline para tomarlo en brazos y darle besos por su carita.

– Buenos días mamá.– Hablo, dejando un beso en mi mejilla. Sonreí. – ¿Dónde está mamá Poche?

– Se está duchando mi amor. – informe.– ¿Lavaste tus dientes? – pregunte y el negó.– vamos a ello entonces.

Lleve a mi hijo hasta el baño y lo ayude a lavar sus dientes, al terminar volvió a estirar sus brazos para que yo lo tomada, gire los ojos, lo tome en brazos y volvimos a la cocina donde ya estaba Poche duchada, con el cabellos un poco mojado, una playera y un short.

– ¿Puedes darle su desayuno mientras me cambio? – Pregunte, no soportando la incomodidad en mi bragas, ella solo asintió y yo salí con dirección a mi habitación.

Suspiré al entrar en mi habitación, pensando en lo que pasó en la cocina, sonreí como una adolescente.

Definitivamente seria un interesante fin de semana y a penas llevábamos un día aquí.

quédate (Cache g¡p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora