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Pov María José

Escuchar a la doctora decir eso sentí que lo perdía todo, apenas sabía de él, apenas lo tenía en mis brazos. Miré a Daniela y note sus lágrimas quería ir, abrazarla y darle fuerzas para que ella me las diera a mi.

–¿Quieren que hablemos aquí o vamos a mi consultorio?– pregunto la doctora.

– Aquí – respondió Daniela – No pienso separarme de mi hijo.

– Dani, el niño está asustado de verte así. Tranquilo campeón, no es nada malo – le hable al pequeño – Tu no te preocupes.

– Mami tanquila – le hablo a su madre extendiendo su manito que Calle tomo – hazle caso a Poche todo está bien Mami.

– Sí mi amor tienes razón – seco sus lágrimas, se levantó y beso la frente de nuestro hijo. – María José y yo iremos un momento con la doctora, no tardaremos nada ¿Está bien?

– Si mamá, ve yo me quedo aquí tanquilito. – Calle asintió le dió un beso más y yo igual para luego salir de ahí.

Seguimos a la doctora por el pasillo y cada una de nosotras iba en su mundo. Al llegar la doctora Villegas abrió la puerta dejándonos pasar primero, tomamos asiento y ella se dirigió a su silla.

– Cómo les he dicho – empezó hablar – no les tengo buenas noticias. El señor Garzón no es compatible con el paciente, por el momento solo hemos obtenido ese resultado falta el de la señorita Garzón, ya están listos, quería estar con ustedes al momento de abrirlos. – en ese instante tocaron la puerta y la doctora dio el pase, entro una enfermera con un sobre en mano.

Cruce mirada con Calle, le extendí mi mano y ella la tomó, sentí esa corriente que acostumbraba a sentir cuando estábamos juntas, quise soltarla pero no lo hice, esto era más importante que mis sensaciones.

– Aquí están los resultados de sus análisis señorita Garzón – nos miro y luego empezó abrir el sobre.– Quiero decirles que sea cual sea el resultado seguiré haciendo lo que esté en mis manos para que su hijo esté bien.– Calle y yo asentimos. Termino de abrir el sobre y empezó a leer, veía como sus ojos se movía de un lado a otro mis leí, al llegar al final levantó la vista y nos miro.– esto es... Es positivo – hablo y lo único que hice fue ponerme de pie y abrazar a calle quien lloraba, me devolvió el abrazo con fuerza.

– Nuestro hijo estará bien chiqui – hable solo para que ella escuchará, sollozo más fuerte y la apreté más entre mis brazos.– Tranquila ¿Si? – me separé un poco y conecte su mirada con la mía, con mis pulgares limpie sus mejillas. Me separé completamente y mire a la doctora para que continuará hablando.

– Había dicho que se podía realizar hoy su cirugía señorita Garzón, si usted está dispuesta podemos hacerla, cómo anteriormente  les había comunicado es una cirugía pequeña.

– Doctora.– Hablo Calle – si le hacen la cirugía a María José, ¿Cuando se hará la transfusión a mi hijo?–

– Antes les había dicho que se haría hoy, pero también puede ser mañana a primera hora, así el pequeño está descansado, es un proceso lento, tomara al rededor de siete horas.

– ¿Siete horas?– pregunte.

– Sí, pueden ser menos, pero es unas transfusión que tenemos que hacer al pie de la letra, sin apuros y ningún contratiempo.

–¿La cirugía de María José tarda tanto tiempo igual? – pregunto Daniela.

– No señora Calle, la cirugía de la señorita no tomara tanto tiempo, como había dicho, es algo pequeño, tomaré tiempo sí, pero no tanto.

– Está bien doctora, vamos a hacer esa cirugía y mañana a primera hora se le hará las transfusión al pollito – mire a calle quien sonrió.– usted dígame qué tengo que hacer y ya.

– Entiendo su emoción señorita, por ahora pueden ir a dónde su hijo y abrazarlo. Yo iré a buscarla cuando tenga todo preparado.– asentí poniéndome de pie después de Calle.

– Gracias doctora – hablo Daniela estando ya en la puerta.

Salimos y apenas un pie en el pasillo Calle se lanzó a mis brazos, la tomé rápidamente de la cintura y me equilibre para no caernos, sus brazos estaban al rededor de mi cuello.

– Gracias María José, gracias – hablo – de verdad gracias, se que te debo una explicación, y que probablemente me odies pero no puedo dejar de agradecerte.

– No es nada.– respondí.– Haría cualquier cosa por mi hijo Daniela. Y sí, necesito una explicación pero primero lo primero – soltamos el abrazo y empezamos a caminar – No te odio, nunca lo haría.– "No puedes odiar a quien amas" pensé.

Llegamos a la habitación de nuestro hijo y escuchamos risas, mire a calle extrañada porque se suponía que estaba solo. Entramos y nos encontramos con Abi jugando con el desde su tableta.

– Pero mira nada más pollito – hablo Abi cuando nos vio entrar– llegaron tus... – freno lo que iba a decir.– llegó tu madre y pochs.

– ¡Poche! – sonreí y me acerque.

– Ya se a quien prefieres hijo.– hablo calle acercándose también, quedando al lado de Abi luego de saludarla.– ¿Cómo te fue en el trabajo? – le pregunto a Abi.

– Es explotación laboral, los voy a demandar, ¡Tuve que salir diez minutos tarde! – exclamó de una forma tan dramática haciendo que el pollito soltará una risilla.– ¿Tu de que te ríes enano?

– De nada tía Abi – hizo una carita de inocente que me hacía recordar a Calle.

– Oye Abi – Llame su atención.– No sé cuál sea tu situación pero necesito una secretaria por si te interesa.

– ¿De verdad? – pregunto con asombro.

– Sí, está Alan que se encarga de todo, tanto como lo de Laura y lo mío y al parecer el pobre se colapsa. – explique.– el día que nos vimos te ví trabajando en dos lugares, eso debe ser agotador. Si trabajas conmigo tendrías una buena paga, un solo trabajo y te doy los fines de semana libres.

– Acepto – hablo con emoción.– ¿Dónde firmo? ¿Cuando empiezo? – me reí.

– Gracias María José – dijo Calle.– pero cuando el pequeño este bien ya podré trabajar igual y Abi no tendrá que trabajar tanto. Es demasiado lo que estás haciendo por nosotras.

– Alto Daniela – la frene.– Estoy ofreciendo un trabajo bueno, y no es demasiado por qué Abi fue mi amiga y lo es ahora sin ella yo no estaría aquí – mire a Abi – Gracias Abi por todo. No aceptaré un no por respuesta, puedes renunciar a tus trabajos y  te íntegras a la empresa cuando gustes.

– Insisto que no es necesario. Yo podré trabajar... – iba a seguir hablando pero la puerta fue abierta por la doctora.

– Está todo listo señorita Garzón.– asentí y mire a mi hijo.

– Oye campeón, iré con la doctora y tardaré un poco.– le dije.– te portas bien y cuando regrese jugamos o hacemos lo que tú quieras ¿Vale?

– Vale Poche, aquí te espero. – bese su frente y me despedí de las chicas.

Seguí a la doctora hasta una habitación donde me indico cambiarme de ropa y ponerme una bata quirúrgica, lo cual hice para acto seguido acostarme en una camilla en la cual me llevaron a quirófano, me acosté boca abajo. Un enfermero me comunico que me pondrían anestesia y que contará hasta diez.

Despertar por unos leves murmullos que no lograba escuchar bien, mis sentimientos se fueron aclarando y abrí los ojos adaptándolos a la luz de la habitación cuando pude ver con claridad ví que era calle quien hablaba, estaba tomando mi mano jugando con mis dedos sin apartar la vista de esta.

– Y te amo mi amor, nunca he dejado de hacerlo, menos al ver los ojitos de nuestro pequeño. Se que quizá nunca me perdones y está bien, lo merezco por ser una tonta y dejarme chantajear. Pero en serio te a... – levantó la vista y se sorprendió a verme despierta.– Poche.

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quédate (Cache g¡p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora