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Pov María José

–¡Quiero helado! – dijo mi hijo entrando completamente a mi oficina.

– Pues vam...

– No, ya hemos estado mucho tiempo fuera de casa – me interrumpió Daniela. – Solo veníamos a traerle comida a Abi.

– Pelo mamá – se queja José Ángel con un puchero adorable.

– En casa comemos helado – el pequeño asiente derrotado.

– hagamos un trato ¿Vale? – hablo en dirección a mi hijo. – ve con tu madre a casa, y yo los sigo, compro helado y lo comemos entre todos.

– No es necesario – dijo Daniela.– No te vamos a quitar tiempo, posiblemente tengas cosas más importantes que hacer. – La miro un poco enojada, desde que se de la existencia de mi hijo no hay nada más importante para mí que él.

– Lo único importante que tengo que hacer es pasar tiempo con mi... – frene mis palabras porque estaba presente el niño – con José Ángel. – Calle me dió una dura mirada.

– Bueno, nos vamos hijo, despídete.

– Adiós Poche – me abrazo. – adiós tía Abi.

Calle se despidió de Abi, ni una mirada me dió y salieron de la oficina, quedé mirando la puerta por dónde se fueron mi hijo y su madre pensando en lo diferente que fuese sido todo si me fuese enterado antes. Quizá Calle y yo nos fuésemos casado y nuestro hijo estuviera con su familia desde un principio.

– ¿En qué piensas? – no recordaba la presencia de Abi en mi oficina.

– En nada. – mentí y suspiré. – Pensaba en lo diferente que todo sería si Calle me lo fuese dicho antes.– confesé.

– Yo también lo pienso – dijo Abi – Pero las cosas pasaron así. Poche ¿Puedo preguntarte algo? – Asentí.– ¿Piensas darle una oportunidad a Calle? Cuando entre las ví muy juntas.

– No lo creo Abi – respondí.– Es decir, Daniela siempre será el amor de mi vida, siempre será la dueña de mi corazón, mi amor siempre será ella, ahora nuestro hijo serán los que siempre voy a amar. Pero Daniela me lastimo, me sentí tan miserable cuando me dejó, pero lo que más me ha estado doliendo fue el hecho de ocultarme a José Ángel.

– Ella no tenía opción Poche– dijo.– Era una chica de veinte años embarazada, que era manipulada por su padre y con miedo. No la defiendo, pero si la comprendo y por eso la apoyo.

– Y entiendo eso Abi, de verdad lo hago – suspiré, caminando hasta el perchero para tomar mi chaqueta de cuero. – ¿Terminaste ya? – pregunte cambiando de tema.

– Me falta agendar la junta para mañana.

– Ve a hacer eso rapido para irnos. – le dije – Tenemos que comprar helado.

– Enseguida jefa.– dijo saliendo de mi oficina y yendo a su escritorio, yo terminé de tomar mis cosas y salí para esperarla.

Abi apagó su computador y tomo sus cosas, caminamos juntas hasta el ascensor y al llegar a planta baja salimos de el, subimos a mi coche poniéndolo en marcha para ir a la heladería.

Pasado un poco de tiempo y con helado en manos nos dirigíamos a casa de Abi.

– ¿Calle te sigue gustando?– pregunto y yo gire los ojos, aquí vamos de nuevo.

– Daniela siempre ha sido guapa, ahora está más guapa. – respondí.

– Osea que si te gusta.

– ¿Porque tanto interés Abi? – pregunte y ella suspiro.

– Calle es mi mejor amiga, y ha pasado por mucho Poche, después de ti no estuvo con nadie más, y no creo que esté con alguien más.

quédate (Cache g¡p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora