Su tío iba a volver para el día siguiente de un viaje de negocios, quería preparar esas galletas rellenas de chocolate que vio en internet ya que el mayor se iría de nuevo a no más tardar en unos cuatro días con suerte y lo acompañaría al dentista a ver cómo iba con el tratamiento de sus brackets.
Al principio le disgusto el como se veía dicho aparato en sus dientes, comer era doloroso y lo peor es que en ese momento tuvo un horrible brote de acné en su carita que lo hizo verse como un ñoño peeeero por suerte contaba con las cremas necesarias para acabar con dicha imperfección.
El pelinegro chico de un metro sesenta y ocho de estatura miró con sus ojitos miel la hora, quizás debería hacer la masa para tener las galletas listas para el día siguiente y así ahorraría dar carreras a última hora como siempre acostumbraba.
Eso fue lo que hizo, vertió los ingredientes necesarios en un tazón, los mezcló con calma mientras tarareaba Just one day de Got7 entre dientes, moviendo sus caderas de un lado a otro al ritmo de la canción ciertamente alegre.
Pero entonces recordó que se estaba olvidando de algo importante: una desgraciada pizca de sal.
Maldijo mentalmente a su idiotez, buscó en el envase en el que estaba la sal dicho condimento pero la vida se estaba riendo de él en su carita indignada por que ni siquiera había un granito de sal.
Buscó entre los estantes pero no había sal en ninguna parte. Quién diría que le faltaba algo tan insignificante como la sal... Había de todo tipo de condimento o comida pero no sal.
No iba a ir justo ahora al mercado solo para comprar un kilo de sal con ese sol picante que había ese sábado a las tres de la tarde, así que pensó que sería buena idea pedirle una generosa cantidad del ingrediente a la vecina de al lado porque la señora le debía una taza de café que prometió regresarle pero hasta ahora –tres meses después– no le regresaba ni el café ni la taza de Winnie Pooh.
Se mordió su labio inferior, echándole un ojo a la casa de al lado pero no vio en sí a nadie pero ¿Que perdía con arriesgarse un poquito? Quizás y así aprovechaba para pedirle al menos su taza de regreso.
Tocó un par de veces la puerta principal, la cual estaba al parecer recién pintada porque recordaba haberla visto en un tono azul desgastado hace unas semanas atrás y ahora estaba de un color blanco que le daba un aspecto elegante.
Se percató entonces que un par de cosas habían cambiado como: las plantas que antes tenía, el color de la casa en sí al igual que... ¿Dueños?
Escuchó una voz masculina del otro lado de la puerta, alzó una ceja algo confundido pero se sintió avergonzado de haber ido a la casa de al lado con sus pantuflas rosadas, shorts rojos, camiseta algo desgastada (porque no tenía que lucirle nada a nadie o eso creyó hasta ahora) y su cabello hecho un desastre al igual que su ropa –la cual tenía rastros de harina– en cuanto un sexy chico que era más alto que él abrió la puerta con una mirada algo confusa.
Jodeeeer.
¿Era acaso un dios griego? ¿O porque ese físico tan jodidamente caliente y ese rostro taaan atractivo?
Tragó grueso al sentir la mirada analítica del otro antes de atreverse en aclarar su garganta, llamando la atención de esos pequeños ojos oscuros que lo hicieron estremecer.
Quizás era el clima o ¿Porque hacía tanta calor?
— H-hola.. Soy el vecino de allí.— señaló con un poco de torpeza el lugar donde vivía prácticamente solo— Soy Kim Sunoo..— hizo una corta reverencia, a lo que el otro parpadeó un par de veces con la mirada perdida, como si no entendiera ni mierda y el más bajo se sintió apenado de haber quedado como un estúpido.
ESTÁS LEYENDO
𝐍𝐞𝐢𝐠𝐡𝐛𝐨𝐮𝐫『ˢᵘⁿᵏⁱ』
Teen Fiction══════ •『 🕙 』• ══════ ░ 𝐃𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐒𝐮𝐧𝐨𝐨 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐚𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐯𝐞𝐜𝐢𝐧𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐟𝐮𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐭𝐚𝐫𝐝𝐞 𝐚 𝐩𝐞𝐝𝐢𝐫𝐥𝐞 𝐮𝐧 𝐢𝐧𝐠𝐫𝐞𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐥 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐥 𝐩𝐨𝐬𝐭𝐫𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬...
