ACENTO FALSO

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Yo juraría que estaba soñando. O al menos, eso es lo que parecía.

No recordaba absolutamente nada de lo que había pasado. Solo sé que de repente me encontraba tosiendo y escupiendo agua, con alguien arrodillado a mi lado, como intentando tomarme el pulso.

¿Había muerto?¿Venía un ángel a recogerme?

Yo solo escuchaba una voz llamarme "oso" a gritos, e intentando que me despertara. Miré al ángel que venía a llevarme al cielo. Bueno, esperaba que así fuera. Tampoco era tan mala persona como para ir al infierno... ¿no? A ver, sí que es verdad que había explotado varias cosas en el pueblo, pintado un grafiti gigante en casa de Luzu, y hecho la vida imposible con mis tonterías a un par de amigos, pero... eran solo bromas... entre... bueno, eso, amigos. FRIENDSHIP... ¿verdad?

Me giré hacia el ángel. Todavía veía borroso, pero estaba seguro de que lo era.

- ¿Ya nos vamos ángel? - Le pregunté, pero no me contestó, así que me limité a seguir hablando un momento - Avísame cuando lleguemos al cielo y todo eso - Susurré, casi en un suspiro.

Mis ojos se enfocaron un último segundo.

Vi algo.

Y después me desmallé.


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- ¡¡¡OSO!!! - Le gritaba al chico, que tendido en el suelo, empezaba a reanimarse.

Abrió los ojos, y yo contuve la respiración. Me miró unos segundos, pero sus ojos parecían cristalizados. No estaba seguro de si realmente me veía bien.

Separó los labios, como queriendo decir algo... pero después solo soltó un par de estupideces que no entendí bien. ¿Enserio? ¿Deliraba?

Espera.

¿Y me acababa de llamar "Ángel"? Pero si ni siquiera hay ningún Ángel en el pueblo... Es posible que Eugenio, o Fernando si hubiera, pero ¿Ángel? No recordaba a ninguno con ese nombre.

El oso pareció enfocar la mirada, pero justo cuando lo hizo, sus ojos se cerraron de nuevo, y su cabeza giró hacia un lado.

Me llevé una mano a la frente, sin saber muy bien que hacer. Y entonces lo noté. Bueno, mejor dicho, no lo noté.

- ¡La máscara! - Dije con un grito ahogado.

Me la había quitado por el agobio mientras reanimaba al chico, y se me había olvidado ponérmela antes de que el oso despertara. Me la ajusté rápidamente. No me habría visto... ¿verdad? Después de todo, aún estaba en una fase de delirios... si es que esa fase supuestamente existía.

(Recemos para que sí)

Suspiré de nuevo. No llevaba la cuenta de cuantas veces lo había hecho en esa última hora que había pasado en la laguna.

Alcé la mirada al cielo. La luna estaba bien, ya del todo. No había peligro. (A excepción de todos los monstruos del bosque, pero eso ya es otra historia) Igualmente aquel lugar todavía me daba escalofríos, y no sabía muy bien lo seguro que podría ser. Así pues, miré a todos lados, utilizando la visión de distancias de la máscara también, para encontrar rápidamente un lugar más protegido.

Fácil, en la cima de la colina que había justo al otro lado. Allí todo estaba más despejado, aunque igualmente había buenos lugares para esconderse en caso de que alguien se acercara. De todos modos, nunca había ni un alma.

Tras la máscara - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora