DE COLOR MORADO

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Es un misterio en qué momento empecé a beber tanto. Lo único que recuerdo fue que bebí dos copas para ocultar la vergüenza en la mesa. Otras dos para el brindis. Y otra cuando empezó la fiesta. Y mi resistencia al alcohol se fue a tomar por culo. Ya era baja de por sí. Nunca he entendido el por qué. Pero esa noche con las copitas de más... casi me quedo inconsciente en medio del salón de Auron.

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La incomodidad empezó cuando me di cuenta de que todos estaban borrachos. Y cada dos palabras que cruzaba con ellos, las cosas se ponían raras.

Decidí sentarme en el sofá, y esperar a que cayeran rendidos. Que se durmieran o algo por el estilo. Lo que sí intenté fue llevarme tantas botellas de vino como pude, para evitar que a alguno le diera un coma etílico.

Por todos los dioses de Karmaland ¿Auron no era médico?¿Qué hacía tan ebrio entonces?¿Y cómo había permitido que Luzu bebiera tanto?¿Cómo De Luque se había emborrachado así sin más, cuando siempre se rehusaba a beber?

Esa fiesta iba de mal en peor, y cada vez las cosas eran más extrañas.

Cerré las ventanas en el preciso momento en el que escuché a Lolito comentarle a Mangel, si creía que sus habilidades para volar se habían desarrollado ya. Y aunque una parte de mí habría abierto incluso más las ventanas, la razonable ganó la pelea interna, y se aseguró de que nadie pudiera abrirlas. Bueno, al menos nadie que estuviera ebrio.

En ese momento yo era consciente de que nadie se percataba ya de mi presencia. No creía siquiera que alguno de ellos pensara con un mínimo de claridad. Y mis ojos, aunque no lo quisiera, estaban fijos en Mangel. Y desgraciadamente, también en Lolito.

Mangel jamás se había comportado conmigo como lo hacía con él. ¿Porqué? ¿Porqué nos habíamos terminado separando de aquella manera? ¿Porqué tenía que ser Lolito quién captara su atención, y no yo? ¿Qué tenía él, que le gustaba tanto a Mangel?

"¿Por qué te haces esto? Sabes que no tienes ya ninguna posibilidad, y aun así insistes en torturarte. Más y más. No soy yo quien te hace daño. Eres tú." – La voz de mis pesadillas empezó a acosarme – "O desapareces por tu cuenta... o yo me encargaré de que te vayas" – Parecía una tortura. ¿Cuándo iban a arreglarse las cosas? ¿Cuándo podría yo ser feliz? ¿Cuándo? ¿Cuándo?

Me agarré la cabeza, frustrado, con las lágrimas a punto de salir de mis ojos. No importaba si lloraba. Nadie lo notaría, y mucho menos lo recordarían el día siguiente. Pero era mi propio orgullo el que me lo impedía.

Fui al baño con una exhalación, cerré la puerta, y eché el pestillo. Me recosté contra la madera, con mis manos tapando mis ojos, y me dejé caer, hasta quedar sentado en el suelo. Flexioné las rodillas, y las rodeé con mis brazos.

Necesitaba reflexionar. Necesitaba estar tranquilo. Y necesitaba respirar. Dejar el agobio a un lado. Pensar en el ahora. Y pensar en mí. Entonces... ¿por qué era tan duro olvidarse de Mangel?

Sabía exactamente la respuesta. Y también sabía que, si la relación entre Mangel y Lolito (ya era consciente de que algo se traían) se hacía oficial, tal vez no podría soportarlo.

¿Y si, disfrazado de oso, tratara de enamorar a Mangel? ¿O lograra que Lolito dejara la relación? ¿Y si...?

No.

No podía manipular sus sentimientos. Eso sería egoísta, mezquino y cruel. Y significaría que no me importaba nada más que yo mismo.

"Sé oscuro" – La voz de Willy penetró entonces en mi mente. Y fue como si una cascada de ira comenzara a caer por mis venas. Y empezó la sed de venganza.

Tras la máscara - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora