DEMASIADO OBVIO

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Me las apañé para llegar a tiempo a casa de Auron. Aún todavía no sé cómo fui capaz. Pero lo importante es que lo hice.

El tiempo que tardé en correr hasta mi casa, cambiarme, esconder el traje de lobo nocturno, y hacer un último sprint hasta llegar al lugar de la fiesta... debió ser un nuevo Guinnes World Record. O al menos, eso me pareció a mí.

Intenté llamar en casa de Auron, pero nadie me habría la puerta. Así que cogí el móvil y le marqué, pero justo entonces escuché la melodía del teléfono del chico, sonando detrás de mí.

Me giré repentinamente, y vi a Auron con el móvil en la mano, sonriéndome, y colgando la llamada.

- Llegas antes que el anfitrión – Se rió él.

A su lado iba Luzu, y los dos llevaban un par de cestas cubiertas con un trozo de tela blanca. Las miré de reojo, y después alcé los ojos hacia ellos, acusicamente.

- ¡Eh! ¡Tranquilo tigre! – Soltó Auron inmediatamente, al darse cuenta de lo que quería decirles con ese gesto. – No es nada ilegal, solo... – Miró a Luzu, que le sonrió – Bueno, vinito barato de Luzu.

No me quedó otra que rodar los ojos, mientras el chico sacaba sonriente una botella de vino.

- ¿Qué? – Se defendió él – Hoy es noche de fiesta.

- ¿Fiesta? Dijiste que solo querías hablar de algo importante, y después "os piráis loco".

- ¿Os piráis... qué? – Auron sacó su teléfono, y revisó el mensaje. Y entonces se echó a reír. - Maldito corrector – Murmuró entre dientes, pero con carcajadas escapando todavía de sus labios – quería poner "y después empináis el codo". Pero se ve que este trasto malinterpretó el mensaje...

Yo solo suspiré, sonriendo para mis adentros. Al menos... esta noche significaría fiesta con Rubius.

Cuando entré con Auron y con Luzu, había un ambiente de tensión. Pero no entre ellos. Si no hacia mí. Como si los nervios por hablar esa noche estuvieran empezando antes de lo que deberían. No podía ni imaginarme entonces como estaría Auron cuando fuera a hablar con todos allí presentes.

Decidí sacar eso de mi cabeza hasta que llegara el momento, y traté de ayudar a los dos en lo que pude. Pero no fui muy útil. Lo tenían ya todo más que organizado, y el resto empezaron a llegar enseguida: Willy, Fargan, Lolito y Mangel, Alexby...

Rubius no llegó. Tuvimos que esperar alrededor de un cuarto de hora hasta que decidió presentarse en la fiesta. Claro que eso no era nada nuevo.

Auron prefirió conservar la garganta, y no le dijo nada al respecto. Luzu tampoco habló. Y yo solo rodé los ojos. Estábamos todos demasiado acostumbrados a su tardanza.

- ¡Eh! – Se quejó él, tratando de defenderse - ¡Al menos esta vez no me he equivocado de dirección!

Y a la mitad se nos escaparon unas risas. Ese chico era un caso incorregible...

Nos sentamos en la mesa. Alexby a la cabeza, como siempre le gustaba hacer. Mangel y Lolito juntos, con Auron y Luzu al lado. Al otro estábamos Fargan, Willy, Rubius y yo.

Aunque como tardó tanto el llegar, terminé sentándome yo al lado de Willy, y le dejamos a él la esquina. Siempre decía que no le gustaban, desde aquella vez que se clavó la punta de la mesa demasiado fuerte. Pero tuvo que aguantarse. Por tardón.

Tras la máscara - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora