PLUMAS

235 24 16
                                    

--------------------------------------💜💜💜---------------------------------------------------------------

- Me parece que el incendio no ha sido suficiente... - Dije, mientras me levantaba rápidamente, y me colocaba en posición de pelea, mirando a todos lados.

- ¿Ah sí? ¿Enserio? ¿Te parece?

- No necesito tu sarcasmo ahora mismo. - Refunfuñé.

Pegó su espalda a la mía, preparándose para atacar.

- ¿Ves ese árbol a tu derecha? ¿El que tiene una equis tallada en el tronco? - Me susurró al oído.

Yo asentí con cuidado, mientras escuchaba a los arqueros llegar, medio escondidos entre la maleza.

- Allí hay una espada y una daga escondidas. Tenemos que correr hasta allí, y tirar de la cuarta rama que sobresale por la izquierda.

- Entonces hay que trepar.

Se hizo un silencio momentáneo.

- Yo subo - Dijo el oso.

- Me pido la espada - Terminé yo.

3...2...1...

Una segunda flecha llegando a nosotros fue el pistoletazo de salida que necesitábamos para correr hacia el árbol.

El oso saltó ágilmente a la primera rama, encaramándose a la segunda y trepando por el tronco. Llegó a la cuarta y pagó un tirón, dejándose caer de nuevo a mi lado. Un engranaje de madera oculto se movió dentro del árbol, y aparecieron dos mangos de armas en aquello que parecían ser las grietas de la corteza.

Agarré la espada y la saqué de un tirón, mientras el oso empuñaba la daga.

- ¿¡Cuántos árboles tienes mecanizados!? - Pregunté un tanto alarmado mientras me giraba hacia los arqueros que ya llegaban hasta nosotros.

- Solo este - El oso giraba la cabeza hacia los lados, como analizando lo que se nos venía encima. - No me ha dado tiempo a esconder más cosas.

- ¿Y no es mucha coincidencia que hayamos ido a parar justo al lado? - Me pegué a él, cubriéndome por delante mientras trataba de averiguar las posiciones exactas de nuestros atacantes.

- Agradece que hayamos tenido suerte - Su voz tembló una fracción de segundo.

- Solo espero que sepas luchar - Tajé.

- Pfff... me subestimas.

Realmente esperaba que fuese así. O no saldríamos de esa.

- ¿Te encargas de la izquierda? - Susurré cuando la primera flecha aterrizó a unos centímetros de mis pies.

- Vale - Respondió él, un segundo antes de arrancar a correr hacia unas rocas donde empezaban a agruparse arqueros, dispuesto a rebanarles el cuello a todos.

Yo empuñé la espada con fuerza, y arremetí.

Me había acostumbrado a luchar con cualquier cosa, pero se me hacía más difícil pelear sin armadura, obligado a tener los ojos fijos en todas partes, y vigilar continuamente mi retaguardia. Sin nada para protegerme.

Acabé fácilmente con la primera hilera de atacantes. Esos no me preocupaban. Lo difícil era lo que venía a continuación.

Entre espadazos, llegó un punto en el que ya ni siquiera veía que estaba cortando, o con quién o qué acababa. Las flechas silbaban continuamente a mi alrededor, y no podía estarme quieto ni un solo segundo, si no quería convertirme en un blanco fácil. De manera que corría, giraba sobre mi mismo, saltaba y me sacudía cuando un arquero llegaba a abalanzarse cerca de mí.

Tras la máscara - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora