COMO UN FANTASMA

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Nueve días. Nueve días habían pasado desde que Mangel y Lolito dieron la noticia de que estaban juntos. Y Rubius seguía ausente. Nadie le había visto desde esa noche. No había cogido las llamadas, y no contestaba a los mensajes.

Al menos, eso fue lo que me dijeron. Yo no le escribí. Ni traté de molestarlo. El hecho de que todos lo estuvieran presionando para que saliera o hablara, no debía estar arreglando nada. Y por mucho que yo quisiera ayudarle, de la manera en la que se encerraba me era imposible.

Y podía jugarme la mano derecha a que su móvil estaba apagado, y lanzado contra el rincón más oscuro que hubiera encontrado.

Rubius estaba herido. Y mucho. Pero no había manera de curar ese daño con una venda. Con una inyección o un medicamento. Ese dolor debía apretarle el corazón, y recorrerle las entrañas, dejándolo desolado, y sin ganas de volver a moverse nunca.

Y yo no encontraba una manera de ayudarle. Por más que me estrujara la cabeza pensando.

Ir a aporrear la puerta de su casa no era una buena idea. Alexby ya lo había intentado, y Nieves le disparó con un rifle pensando que un monstruo horrible intentaba colarse un su casa. Después de eso tuvo que entregarle el rifle a las autoridades, pero no le cayó ninguna pena, probablemente porque un oficial del cuerpo de policía se había liado a puñetazos con la pobre puerta.

Y sí, Alexby todavía estaba ingresado.

Con un suspiro, me decanté por la única opción legal que se me ocurría (La otra era el allanamiento de morada), y me dirigí hacia el pueblo, dispuesto a entrar en el ayuntamiento, y sacarle información a Akira.

Aunque me jugara toda mi dignidad en el proceso.

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- Como un fantasma.

- ¿Como un fantasma?

- Sí. Eso es todo lo que me ha dicho Nieves. No hay forma de sacarle una sola palabra más.

- ¿No se supone que tu vas a su casa a darle clases? ¿Para que aprenda a hablar nuestro idioma? ¡Le habrás visto alguna vez!

- Ni una sola. Tampoco se escuchan ruidos en la casa. Y a parte de Nieves, está como desolada. Si no supiera que Rubius está en el piso de arriba, juraría por todos los dioses que allí no hay nadie.

Aquello fue como un puñetazo en el estómago. Y aunque hablar con Akira fue relativamente fácil, en cuanto la escuché suspirar, volví a irritarme.

¿De verdad yo no podía soportar que alguien más estuviera alicaído por Rubén? Tenía que relajar esos celos...

- Nieves parece preocupada por él. Mucho. Apenas atiende ya a lo que le digo, y al final termina pidiéndome que me vaya. Amablemente ¿sabes? Pero igualmente prefiere que no haya nadie más en la casa. Se muerde el labio durante las lecciones, incluso creo que se ha hecho herida. No para de tamborilear con los pies, y le tiembla la mano al coger el lápiz... Si tan solo supiera que mierdas le pasa a Rubén...

Tragué saliva. Si Nieves estaba tan preocupada por él, eso quería decir que algo gordo le pasaba. Y el hecho de que se comportara como si fuera un fantasma... algo me estaba dando mala espina.

Tras la máscara - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora