XIX. Recuerdos

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22 de octubre; 2001. ??????, ??????. ??:?? hrs.

Thomas recordaba haber dormido bien entrada la media noche, tenía bastantes cosas en las que pensar, como sus amigos en aquella pelea contra Racoon, la información nueva de EUHO, o Holloway, como intentó llamarlo desde que lo escuchó, y su hermano.

Su hermano.

¿Cómo se había ido de casa?

¿Por qué lo odiaba tanto?

¿Cómo habían llegado él y su hermano a aquella casa en medio del bosque?

¿Qué hacía su padre?

En los sueños, el comenzó a recordar.

Recordar.

Soñar.

Se encontraba en una pequeña casa, hecha de madera, con grandes ventanales que daban hacia un bosque de pinos con hermoso olor. Dentro del hogar, había una cama con un cobertor celeste al lado de su cama roja, frente a ellas, se hallaban dos escritorios con una lampara de noche cada uno y de cara a las lámparas se encontraban cuadernos y lapiceras sueltas, con ejercicios de un libro que rezaba en su portada "Álgebra de Baldor".

Al levantarse de su cama, se sintió más pequeño, mucho más pequeño, como un niño de cinco años, se dirigió hacia la cocina, decidido a tomar algo de comer, ahí en la barra, se hallaba un niño de unos diez años y de cuerpo regordete, comiendo enérgicamente un plato de cereal, sin que Thomas fuera consciente de ello, le pidió a aquel niño otro plato, a lo que el niño regordete contestó con un "Si", mientras le preparaba con el cuidado que tiene un niño de diez años un plato de cereales con leche, mientras se lo ofrecía a él.

Thomas no podía moverse, sus movimientos eran autónomos, aunque podía pensar por su cuenta, se hallaba en sus recuerdos, y esos no se pueden cambiar. En aquellos momentos de monotonía, comenzaba a pensar en algunas cosas:

El que me sirvió cereales es mi hermano.

Tengo cinco años, Sanford diez.

Papá salió a talar madera.

Ese recuerdo simple le recordaba que su hermano era muy amable desde que tenía memoria, pocas veces se peleaban, de hecho, la mayor parte de las peleas eran ocasionadas por Thomas, claro que Sanford causaba algunas, como cuando Sanford le dijo a su padre lo que deseaba estudiar:

—¿Animación? Sanford, ¿Sabes a que te vas a dedicar? ¡No hay un buen trabajo en animación! ¿A caso quieres morir de hambre?

También recordaba lo que su hermano le había contestado:

—Nunca dije que quisiera morir de hambre, se que no hay un trabajo estable, pero es lo que de verdad me gusta hacer, y me haría mucha ilusión poder estudiarlo, por favor padre, sabes lo mucho que me gusta dibujar y animar.

Y lo que papá le había respondido:

—Lo sé, hijo, quiero lo mejor para ti. No te voy a detener, estudia lo que quieras, si eso es lo que te gusta, te apoyaré como padre y amigo. Sabes donde encontrar a este vejestorio.

No recordaba más allá de ese recuerdo de aquel cereal, aunque gracias a Sanford, sabía que ambos eran adoptados, hermanos e hijos de dos padres que ninguno de los conocía, suponían que eran un padre y madre, al igual que sus compañeros de escuela.

Había más recuerdos, como las veces en las que su padre los hacía pelear, ¿Por qué lo hacía? Eran entrenamientos, sobre defenderse con armamento y sus propios puños, recordaba que Sanford rara vez ganaba, casi siempre Thomas lograba una victoria. Su hermano desistió de aquellos entrenamientos, mientras que Thomas continuó entrenando con su padre, usando palos de madera para simular sus armas y no causarse graves daños. Poco después, recordó porque entrenaban, Thomas le pidió a su padre a los diez años que le enseñara a pelear, lo pedía porque en la escuela era molestado por unos niños mas grandes que él, su padre al principio se rehusaba a entrenar a Thomas, le decía que usara las palabras, pero se dio cuenta que la violencia era necesaria cuando recibió una llamada debido a que le habían roto el brazo a su hijo en una de esas peleas, así que papá decidió entrenarlo.

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