XLVIII. La gula

5 1 0
                                    

01 de julio; 2006. Jojagos, Estados Unidos. 07:05 hrs.

El conejo se veía al final del túnel, iluminado ahora por el amanecer, proyectando su sombra, alargándola en gran medida hasta Josuke.

—Ahora tú, te recuerdo de la reunión con Holloway, eres el palestino, ¿verdad?

El conejo se quedó en su lugar.

—Di algo, o muévete, apártate del camino.

El conejo dio un paso hacia Josuke, comenzando a caminar lentamente, deslizando de su mano un martillo pequeño.

Josuke respondió desenvainando su katana, colocándose en una postura de combate, dirigiendo el filo hacia el conejo.

Bien, si mi maestro tenía razón, Sharuh tiene un dominio monstruoso de su poder. Como santos que podría tener quedan casi todos los pecados capitales y unas pocas cartas del tarot, si Thomas dijo la verdad..., quedan solo The World, The Lovers, Emperor, Justice, Hanged man y The Devil; con respecto a los pecados están Gluttony, Lust, Wrath y Envy, suponiendo que Holloway sea Pride..., ¿quién eres, Sharuh?

El paso firme de Sharuh resonaba en el túnel, postura recta, mirada fija y brazos tensos, el mazo se balanceaba de un lado a otro con cada paso, por su parte, Josuke seguía en posición, buscando puntos débiles en Sharuh.

No tiene ningún tipo de defensa, parece que va a atacar primero, pero no se cubre, no está listo para atacar..., en cuanto se acerque lo cortaré, debo de ser certero y mortal, no puedo dejarlo vivo para que golpee primero.

Cuando Sharuh estuvo a pocos pasos, Josuke energizó sus piernas, preparando la fuerza suficiente para impulsarse con una velocidad impresionante sin dejarle lugar a Sharuh para reaccionar.

El corte fue dado, Sharuh sangró del estómago, mientras que Josuke observaba a su rival.

—No te defendiste, no lograste nada..., patético.

—Observa..., tu espada —susurró Sharuh, una voz profunda e intimidante.

Al ver su katana, esta estaba partida por la mitad, sin embargo, no era un corte del todo limpio, pues gran parte de la hoja estaba desaparecida, mientras que Sharuh volteó, sosteniendo en una mano un trozo de la hoja, un pequeño pedazo de metal de la espada, este tenía apenas sangre en la punta, además, en el suelo se hallaba un pequeño hilo brillante, parecía de metal.

—No acertaste, Oni, es mi turno.

¿Q-q-qué? ¿Qué carajos pasó? Estoy seguro de que lo corté, no presentó resistencia alguna cuando pasó la hoja, tampoco me detuvo nada, entonces..., ¿qué carajos pasó?

Mientras pensaba en ello, sintió como si su pecho se desprendiera de él, comprimiéndose y alargándose. Rápidamente, Josuke se quitó de ahí, cosa que le costó más de lo normal, pues se sentía atraído hacia lo que fuera que atraía su pecho.

—No se suponía que debías moverte, hubieras tenido una muerte casi indolora, pero no te preocupes, puedo, por así decirlo, espaguetificar tu cráneo y volverlo un hilo comprimido que se desparramará en sangre en el suelo..., no dolerá mucho.

Maldita sea..., ¿de qué está hablando este tipo?

—Pero..., no mereces que te mate de una forma indolora —proclamó, observando su mazo de madera y acercándose a Josuke—, voy a romperte todas las costillas con mi martillo, hasta que llegue a los pulmones, a esos los voy a reventar a pisotones hasta que te ahogues con tu propia sangre, traidor.

Es..., cruel..., no..., él es como..., Slasher...

Mientras alzaba el mazo, un dolor punzante se esparció por todo el cuerpo de Sharuh, mientras que líquido escarlata recorría y manchaba la botarga, al voltear hacia su mano, un pequeño cuchillo arrojadizo se asomaba por su muñeca.

SlasherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora