XXVIII. El hermano

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22 de octubre; 2001. Coozhury, Estados Unidos. 05:30 hrs.

Dan y Alisha seguían en la casa, cuando algo se escuchó que entraba en la casa, ambos ya estaban sanados, pero seguían esperando a Thomas o Sanford. Dan tomó su escopeta, apuntando a la puerta de la habitación, cuando esta fue abierta, Dan se topó con un rostro conocido.

Sanford Rusty.

—¡Dan! —exclamó Sanford— ¡No soy un enemigo! ¡Baja el arma! ¡Por favor!

—Ah, si cierto —respondió Dan, bajando su escopeta y colgándola de su espalda—, que bueno que llegas.

—¡Drawkiiiillll! —gritó Alisha, levantándose del sillón para darle un abrazo a Sanford, fallando en el intento al dar contra una mesa y caer de forma torpe— ¡Ay!

—A ver, ven, Alisha, levántate —dijo Sanford, tomando a Alisha de los hombros, dándole un abrazo cálido—, tranquila, ya estoy aquí, dime, ¿Qué sucedió?

—Déjame ser yo quien lo diga —contestó Dan, suspirando—. Fuimos atacados por un santo llamado Sloth, que nos atacaba en los sueños, logramos vencerlo, y despertamos aquí. Estaba con Alisha y apareció mi padre, nos intento matar y huimos, ahí nos topamos con May, y nos traicionó...

—Espera, ¿May los traicionó?

—Si..., desde siempre estuvo aliada con Holloway.

—¿Quién es Holloway? —preguntó Sanford.

—Es quien envió a Racoon —respondió Alisha—, la mujer que vaporizaste con tu santo.

—Ah, ok, continua, por favor.

—Sí, como te decía. Nos traicionó y trató de matarnos, pero logramos huir y llegamos aquí, luego te llamamos y llamamos a Thomas.

—¿Llamaron a Thomas? —volvió a preguntar Sanford.

—Sí, es extraño —continuó Alisha—, ¿Por qué todavía no llega?

—Creo..., que lo sé —respondió Sanford.

—¿A que te refieres? —cuestionó Dan.

—Escuché disparos cuando venía hacia acá, venían del camino hacia la casa.

—¡Mierda! —exclamó Dan— ¡Hay que ayudar a Thomas! ¡¿Dónde escuchaste los disparos?!

—Ya te dije, por el camino, puedo llevarlos.

—No hay tiempo que perder, ¡Vamos Alisha!

Alisha corrió mientras Dan la tomaba de la mano, bajando las escaleras y siguiendo a Sanford, tardaron un rato en llegar a donde Sanford escuchó los disparos, la escena era horrida.

Thomas se hallaba empalado en la lanza de May que estaba en el árbol, sangrando abundantemente del cráneo medio destrozado, a su lado se hallaba Decadencia riendo y cargando su arma, May sostenía en sus manos una roca de gran tamaño que estaba repleta de sangre, estaba a punto de golpear a Thomas.

Sanford no perdió tiempo, realizando movimientos, de sus dedos comenzaron a salir rayos celestes, mientras que su mano tomó forma de pistola, bajando el pulgar como si se tratara del martillo de un revolver, haciendo que el rayo saliera disparado hacia la mano de May, destrozando la roca y atravesando la armadura de ella.

—¡¿Qué carajos?! —exclamó May mientras volteaba en dirección a Sanford— Ah, parece que por fin decidieron salir, ¿Qué les parece si miran como le aplasto la cabeza a su amigo?

—Dan —dijo Sanford, su voz pasó a ser intimidante, pero de forma extraña, denotaba liderazgo y decisión—, encárgate de tu padre, deben tener asuntos pendientes; Alisha, termina con May, creo que pueden decirse algunas cosas; yo voy por mi hermano, ya luego vere que hacer.

Los tres siguieron el plan, dirigiéndose con sus respectivas misiones.

22 de octubre; 2001. Coozhury, Estados Unidos. 05:50 hrs.

Sanford se movió con velocidad hacia donde estaba su hermano, usando los poderes que le confería su santo en los pies, propulsándose con ellos, May trató de detenerlo, pero la sucia bota que Sanford llevaba golpeó el rostro de May, haciendo que retrocediera, mientras Alisha se dirigía hacia el sonido que había producido la caída.

—¡Thomas! —exclamó Sanford, sacudiendo a su hermano— ¡Despierta! ¡Aún hay mucho por pelear! ¡No mueras!

Thomas apenas y reaccionaba, pero susurraba algo, lo que Sanford pudo escuchar.

—... Máscara..., ponme..., la..., máscara.

Sanford tomó la máscara y la colocó en el sanguinolento rostro de su hermano, cuando lo hizo, la herida del cráneo comenzó a cerrarse, mientras que cuando Sanford le retiró la lanza, también siguió sanando, junto con las heridas de bala que tenía en el abdomen.

—Pensé que nunca vendrías, hermano —dijo Thomas, recuperado.

—Ya sabes, te dije que nunca dejé de luchar por ti.

—Gracias, Sanford..., yo... —susurró Thomas con la intención de disculparse por todo lo que había hecho, por creer que lo había abandonado, la verdad. Thomas quería decir la verdad—, quiero decirte que...

—Ahora no, Thomas, ve con Alisha, yo me encargo de Decadencia, ¡Corre!

Thomas no respondió, y siguió la orden de su hermano, ya habría tiempo para disculparse.

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