XLII. Némesis

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23 de junio; 2006. Cuxagos, México. 19:00 hrs.

Dan apuntó hacia el rostro de mármol de su enemigo putrefacto, mientras Hanged man alzaba sus amorfos brazos de grandes garras espinosas, listo para aplastar a su enemigo.

Un estruendo hizo retroceder a ambos rivales, Dan por el retroceso de la escopeta, y Hanged man por el impacto al rostro que hizo que se desequilibrara, ambos cayendo al suelo, manchas de sangre adornaban el campo de batalla.

—¡Maldito idiota! —gritó Hanged man, su rostro también se hallaba podrido, al igual que todo su cuerpo, sus ojos muertos parecían mirar al alma, mientras sus dientes caían al piso rápidamente—, ¡no te atrevas a dispararle a mi rostro y romperlo!

Hanged man, usando los tallos de rosa, comenzó a unir la máscara, acto que Dan aprovechó para escupir sangre en su bota y dar una patada justo en la nariz de Hanged man.

—¡Por favor! ¡Detente! —chilló, lastimero.

—¡Eso te gritó la gente de Cuxagos! ¡Eso te gritó la gente del piso veintidós! ¡Eso te gritó la gente del estudio y aquel niño! ¡¿Por qué me detendría ahora?!

—¡Kyahahahaha! —rio él, volteando su rostro hacia el enmascarado de Dan, una bizarra sonrisa se cernía en sus muertas facciones—, ¡porque estás cayendo en mi trampa!

Del suelo, una cantidad enorme de manos humanas salían del suelo, atrapando a Dan y trayéndolo al suelo, mientras Hanged man cargaba su puño hacia atrás, recubriéndolo de tallos y golpeando a Dan en el rostro, tirándolo al suelo mientras más manos salían del suelo y tomaban sus brazos para inmovilizarlo.

—¡Mi poder no es solo traer tallos desde algún lugar con dolor! —exclamó, golpeando a Dan una segunda vez, rompiendo la dura máscara que este llevaba, hecha de algún material hecho para aguantar disparos, destruida por dos golpes—. También puedo revivir a aquellos que sufrieron el dolor, no importa si están vivos o muertos las versiones originales, solo traigo de vuelta a las memorias de ellos, copias sin vida que solo repiten hasta el cansancio el motivo de su dolor, seres creados para revivir su sufrimiento hasta la eternidad, yo los llamo, extensiones de culpa.

—Cállate un rato —ordenó Dan, su voz transmitía confianza, mientras que su cuerpo temblaba, el dolor era horrendo, sentía incluso como las gotas de sangre parecían cortarlo, sin embargo, esto no pasaba, ¿Acaso era la habilidad de Hanged man?, aumentar la sensación de dolor físico—, deja de decir tus habilidades y tal vez puedas ganar.

—No es necesario —respondió confiado, sosteniendo la mandíbula de Dan mientras la dirigía hacia su cara, olía horrible—, incluso si hago eso, puedo matarte.

—Entonces, ¿Cómo es que regresaste? Si tu habilidad es traer a los que sufren, ¿Por qué tú, el Hanged man que maté de un disparo manchado de sangre, hecho para matar Santos, estas aquí?

—Ah, eso debe ser porque sufrí cuando manchaste mi traje rosa, es mi favorito, costó mucho quitarle la mancha de café que Yuji me dejó, si eso me destrozó mentalmente, al ver mi traje deshecho, lleno de sangre y pólvora, pude renacer completamente nuevo cuando usé mis últimas fuerzas para traerme de vuelta.

—Te diré un secreto, Hanged man, hablas demasiado —aconsejó Dan, exhalando e inhalando exhausto.

—Yo te diré algo, tengo una puerta lista en el pasillo, una habitación hecha para ti —susurró, acercando su apestosa boca al oído de Dan—, se llama, el antihéroe, tu muerte, mutilado por tus propios habitantes, preguntándote mientras te desangras, ¿Por qué mi propio pueblo me trata así? Los protegí tantos años, hice tanto por ellos ¿Y así me lo pagan?

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