XII. Humano y wendigo

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20 de octubre; 2001. Kreiworse, Estados Unidos. 16:33 hrs.

La humanidad es un rasgo de el cual el ser humano es característico, un rasgo el cual dota a este ser de empatía, amor y solidaridad, algo que poco a poco se fue dando como la necesidad de sobrevivir, a fin de cuentas, el ser humano es un ser social, un ser que requería estar con otros humanos con el fin de no terminar bajo la pata de un mamut, por lo que estar en grupo era indispensable. Pero que es lo que sucede si un ser humano, el cual renuncia a estos rasgos continua en nuestra sociedad. La respuesta es muy simple.

Nada.

Solo los verdaderos humanos, aquellos que aún con la intacta humanidad pueden hablar sobre recuperarla, sobre eliminar a aquellos que dan por perdida su humanidad.

Durante mucho tiempo Thomas y Dan estuvieron huyendo de esas creaturas, eliminaron unas tres, pero las consecuencias eran notorias. Thomas usaba la máscara de Chariot, las plumas le ayudaron a eliminar a una, aunque las demás lograron en pocos segundos darse cuenta de los patrones que las plumas seguían, y esquivarlo además de atacar.

Dan por su parte, logró eliminar a otra, un disparo limpio en medio de la frente de la bestia, aunque al igual que con los ataques de Thomas, lograron predecir el resto de los patrones.

El otro monstruo fue detenido por Thomas a la hora de usar la máscara de The Star, la cual, al señalarle los puntos débiles de sus enemigos, logró dar un corte certero en el dorso de una de las creaturas, aunque aún les quedaban un par de problemas, más bien, unos diecisiete problemas.

—Es inútil —dijo Boyd desde la plataforma—, inútil, inútil e inútil, no hay nada que puedan hacer contra mis juguetes, ellas pueden aprender patrones rápidamente y aplicarlos al combate, ningún ataque surte efecto dos veces en mis niñas, aunque debería de decirles por sus nombres —pausa dramática que Boyd planeaba desde hace tiempo—wendigos.

Los wendigos continuaron en su encrucijada brutal, así que, a diferencia de hace unos días, Dan y Thomas no tendrían que trabajar por separado, esta vez lo harían en equipo.

20 de octubre; 2001. Kreiworse, Estados Unidos. 16:35 hrs.

Dan y Thomas se encontraban en una esquina del almacén, estaban hombro a hombro, uno observaba con cautela usando la máscara de The Star, mientras que el otro apuntaba con los cañones de la escopeta hacia donde el otro estaba viendo.

—Thomas —dijo Dan—, solo dame la orden y yo apunto y disparo hacia donde me digas, ¿Me explico?

—Entendido fuerte y claro —respondió Thomas.

Uno de los wendigos se abalanzó contra ellos, mientras que otros dos se situaban a los lados de ellos clavados en la pared, cuando por Thomas dentro de su mascara pudo vislumbrar una estrella de pálidos colores apenas visible en el pecho del wendigo del centro, exclamó:

—¡Dan, dispara ahí!

Dan no respondió con palabras, un envidiable disparo el cual hizo que trozos de carne y pocos perdigones salieran desde el pecho, hasta el dorso de la bestia. Cuando Thomas volteó para ver al wendigo de la derecha, una estrella más luminosa en su cara alargó su sonrisa, de nueva cuenta:

—¡Dan, ahora!

Otro disparo en el medio de los ojos y que destruyó el cráneo de venado y parte de la cabeza, el cerebro estaba expuesto, aquella masa de color rosáceo que tanto caracterizaba a aquel órgano, contaba con pequeños trozos de metal, los cuales hace unos instantes habrían conformado un chip de mayor tamaño, sin darse cuenta el tercer wendigo se disparó sobre la espalda de Thomas, encajando las cuchillas en su espalda.

Dan utilizó la escopeta no para disparar, sino para golpear en la cabeza al wendigo, lo cual no fue muy efectivo, pero aun así logró distraerla para que se soltara de la espalda de Thomas e intentara ir por Dan, el cual abrió su boca, dejando salir el gas terror hacia aquella creatura, con un fósforo que sacó desde el bolsillo interior de su saco, prendió fuego al gas, haciéndolo estallar, prendiendo fuego a la bestia y con el tiempo suficiente como para que Dan pudiera recargar.

O eso creía, algunas bestias restantes se abalanzaron sobre Thomas y Dan, sujetándolos con sus cuchillas al suelo, mientras otros wendigos se tomaban el tiempo de preparar el disparo hacia los dos hombres, algo era casi seguro, ninguno de los dos tenían escapatoria.

—Parece que ambos van a perecer, algo que de hecho siento mucho, sobre todo tú —dijo Boyd, el cual había bajado de su plataforma hasta el suelo, señalando a Dan con el bastón, en un tono de voz que denotaba algo de lastima, aunque más que nada era una burla hacia los dos—, vaquero, ¿Tan siquiera puedo conocer tu nombre?

—Déjame preguntar a mi primero, ¿Qué son esos trozos de metal en lo que era el cerebro del wendigo?

—¿Eso? —preguntó Boyd—, es un chip auditivo que les permite interpretar los sonidos que puedo interpretar con mi bastón en código binario, además de memorizar los patrones de sus ataques. Aunque una cosa más, no contestaste mi pregunta, hazlo.

—Llámame Bubak.

—Jajaja, que gran dupla, el Slasher, inspirado en los antiguos asesinos característicos del cine de terror de los setentas. El otro la leyenda checa con acento mexicano, eso es apropiación cultural, ¿Sabes Bubak? ¿Tienes consciencia de el daño que ocasionas a la gente checa al llamarte de esa forma?

—¿Por qué no terminas con esto? —proclamó Dan, intentando devolverle la burla a Boyd—. Cobarde asqueroso.

—Como usted diga.

Un sonido de bastón hacia el suelo el cual se escuchaba de gran fuerza pudo ser escuchado antes de varios disparos hacia Dan y Thomas, los rayos surcaron el aire hacia donde ellos estaban, cuando los rayos se disiparon, solo un enorme hueco en la pared hecho por los wendigos era lo único que se hallaba en el sitio, aunque Boyd se percató de algo que le parecía extraño, unos pequeños granos de arena en el suelo donde sus oponentes solían estar.

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