Capítulo 8 Rebeca

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Lea

Cuando vuelvo a casa, lo primero que hago es tumbarme en el sofá. En todo el viaje no he parado de darle vueltas al caso y estoy agotada.

Ya es bastante tarde y me apetece mucho ver una película. Me preparo una pizza y me pongo a ver una de mis películas favoritas, El rey León.

Cuando acaba, me voy a la cama y me quedo dormida rápidamente.

A la mañana siguiente me levanto y me preparo un café con vainilla. Miro la hora y veo que es mediodía. Pienso en la conversación con Candy y la llamo.

- Buenos días, Candy - la saludo cuando coge el teléfono.

- Buenos días, querida, ¿cómo te encuentras? - me pregunta tan atenta como de costumbre.

- Muy bien, gracias, te llamo por la conversación que tuvimos ayer por la mañana, quería saber a qué hora prefieres que vaya a tu casa.

- Pues por la mañana no vamos a estar, pero te puedes pasar por la tarde si te viene bien.

- Entiendo, a mí por la tarde me viene perfecto - le digo.

- Entonces nos vemos por la tarde - se despide de mí y cuelga el teléfono.


Como tengo la mañana libre, me pongo un vestido suelto de verano color lila con unas sandalias plateadas y me dejo el pelo suelto. Meto en una mochila una toalla, un libro, mis cascos, mi móvil y me voy para la playa. Cuando llego, me pido un granizado y me preparo para ponerme a leer el libro que he cogido.

Al mirar la hora, me doy cuenta de que ya han pasado dos horas, recojo todo y me voy para mi casa.

A las cuatro y media me cambio el vestido por unos pantalones cortos azules y una camiseta negra. Me pongo mis deportivas y me hago una coleta alta con dos mechones sueltos como flequillo. Salgo de casa y me dirijo a la de mis vecinos. Llamo al timbre y me encuentro con una sonriente Candy esperándome.

- Hola Lea, me alegro de verte - me saluda - pasa, por favor.

- Hola Candy, ¿cómo estás? - pregunto.

- Muy bien - me contesta mientras me guía al salón donde se encuentra su marido, Tom, leyendo un periódico.

- Me alegra volverte a ver Lea, ¿qué tal te va todo?

- Bastante bien, ahora estoy con un caso que creo que me va a costar resolver, pero por lo demás todo me va bien - le respondo - ¿y tú, qué tal?

- Estoy bien, por suerte - me dice - respecto a lo del caso, no te dejes guiar por las opiniones de los demás, tu opinión es la que tiene que ir siempre por delante sin la influencia de nadie - me dice. Siempre tiene las palabras correctas para cada situación, es una de las cualidades que más me gustan de él.

- Lo tendré en cuenta, gracias por este consejo - le dirijo una de mis sonrisas más sinceras - respecto al tema de vuestra nieta, ¿qué queréis que haga? - les pregunto.

- Bueno, respecto a ese tema... es complicado - me responde Candy que se ha sentado junto a su marido en el sofá - A Rebeca lo que le ocurre es que no habla casi nada con nadie, le cuesta mucho abrirse y no se lleva con ninguna persona de su escuela, estamos muy preocupados. Por otro lado, sus padres están tan centrados en su trabajo que no se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor. Con nuestro nieto actuaron igual pero él no tenía este problema, al contrario, él siempre estaba con algún amigo, y con Rebeca, por lo que hemos visto, no tiene mucha relación, así que no la puede ayudar - me cuenta Candy.

Lo pienso por un momento y luego le digo:

- ¿Puedo intentar hablar con ella a solas? - les pregunto.

- Claro - me responden ambos al mismo tiempo y yo suelto una pequeña risa.

- Después de tantos años viviendo con alguien, esto es lo que pasa - me dice Tom con una sonrisa divertida - voy a buscar a nuestra nieta - dice antes de levantarse e irse.

Cuando vuelve al salón lo hace en compañía de una chica con el pelo rubio y liso, de ojos verdes y me parece que es de mi misma altura.

- Lea, ella es nuestra nieta Rebeca - me la presenta su abuelo y yo le dedico una sonrisa.

- Hola Rebeca, yo soy Lea, ¿qué tal estás? - le pregunto.

- Bien, gracias - me responde en voz baja y suave.

- ¿Por qué no vais a tu habitación, Rebe? - le pregunta su abuela y puedo percibir cómo cambia su peso de un pie a otro cuando escucha cómo la ha llamado su abuela, lo tendré en cuenta. Ella asintió lentamente y me guio a su habitación.

Mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora