Lea
- ¿Lea? - preguntó Ivy, mi hermana. Al oírla me quedé paralizada.
Marc al ver que no reaccionaba lo hizo él. Se giró hacía ella y la saludo.
- Hola Ivy, ¿pasa algo? - le pregunto un poco tenso.
Cogí aire y me gire.
- ¿Podemos hablar Lea?, a solas - aclaró mirando hacia Jake y Marc.
- Creo que todo lo que teníamos que hablar quedó claro en su momento, al menos por mi parte - le respondí.
- Por favor, solo dos minutos.
- Está bien, empieza cuando quieras - le dije con la voz un poco temblorosa.
Jake al darse cuenta de eso, dio un paso hacia mi y entrelazo sus dedos con los míos. Me sorprendió mucho la acción pero al mirarle esbocé una pequeña sonrisa de agradecimiento que me devolvió al instante.
- Me gustaría poder hablar a solas contigo - me volvió a decir.
- Todo lo que tengas que hablar lo puedes hacer con ellos delante - le dije, no pensaba hablar a solas con ella.
- Está bien - suspiro - como bien has dicho las cosas por nuestra parte nunca se aclararon. Ha pasado mucho tiempo y nos gustaría poder hablar contigo a solas.
- No sé, ¿por qué ahora? - le pregunto un poco más firme.
- El caso es que no habíamos tenido la oportunidad de contactar contigo ya que no teníamos tu número - intentó excusarse pero yo solté una risa sarcástica.
- ¿Qué no habíais tenido la oportunidad de contactar conmigo? - le pregunto molesta - sabíais perfectamente que yo seguía teniendo relación con los abuelos, podíais haberles pedido mi número - ella no dijo nada y toda la ira y la frustración que había tenido encima se abrió paso - te voy a explicar la realidad. No me habéis llamado ni escrito porque no os habéis atrevido, sabéis que en su momento no actuasteis bien y en vez de asumirlo y pedir perdón o intentar arreglarlo habéis dejado pasar los años como si nada, pero no por nada, no, pensabais que me iba a arrepentir de irme y no a sido así. Cuando estaba aquí tenía una dependencia grandísima hacia vosotras y siempre acababa arrepintiéndome por no perderos, pero al irme comprendí que soy perfectamente capaz de estar sola. ¿Y ahora queréis solucionarlo todo? ¡No me jodas Ivy! - cuando acabé de hablar me di cuenta que tenía lágrimas rodando por mis mejillas.
Me di la vuelta sin dejarla responder.
Llegué hasta un parque lleno de árboles y me fui hasta una zona en la que no había nadie. Me senté en el césped y seguí llorando hasta que escuche como me llamaban.
Levante la mirada y vi a Jake enfrente de mí.
En un impulso me levanté y lo abracé. Mis brazos rodearon su cuello y los suyos mi cintura. Al final acabé apoyando la cabeza en su pecho.
Nos sentamos en el suelo y él no dejó de abrazarme. Al tener la cabeza en su pecho pude escuchar perfectamente su corazón . Minutos después mi respiración se acompasó a los latidos de su corazón.
- ¿Estas mejor? - me pregunto preocupado.
- Sí, muchas gracias.
- Para ti cuando quieras enana - me dijo y sentí la sinceridad en sus palabras - ¿quieres hablar de lo que ha pasado? - me preguntó.
- No quiero aburrirte - le dije.
- Nunca me aburras, además me gusta mucho escuchar tu voz - me dijo y yo me sonroje bastante. Jake al verlo se rio levemente.
- Está bien - empecé a explicar-, ella es mi hermana. Antes de irme a la universidad ella y mi madre dejaron de hablarme y todo porque no les gustaba que estudiara psiquiatría. Al estar en bachiller ya casi no tenía relación con ellas y vivía prácticamente en casa de mis abuelos. Hoy es la primera vez que la veo en más de diez años.
- ¿Y tu padre? - pregunto confuso.
- Con él no tengo relación desde los trece, bueno sin contar las llamadas incómodas por los cumpleaños.
- Joder, vaya mierda - cuando dijo esas palabras no puede evitar soltar una carcajada, él me miro como si estuviera loca y aclare sus dudas.
- Cuando hablé de esto con tu hermana dijo exactamente las mismas palabras.
Estuvimos un rato en silencio disfrutando mutuamente de nuestra compañía hasta que él habló.
- Deberíamos volver, Marc estará preocupado.
- Tienes razón - al decir esas palabras ninguno de los dos hizo el ademán de levantarse. Sinceramente, estaba muy cómoda entre sus brazos.
Al final fui yo la que me puse de pie primero y él repitió mi acción.
Jake llamó a Marc para preguntarle dónde estaba y al final decidieron quedar en la casa de los padres de Marc.
Al entrar por la puerta de la casa de mi mejor amigo este me abrazó fuertemente.
- Me tenias muy preocupado, ¿estas bien?
- Ahora sí - le respondo con una sonrisa tranquilizadora.
Normal que estés bien, has estado entre los brazos de un chico que es prácticamente un dios griego.
Puede que mi conciencia tenga un poquito de razón.
¿Solo un poco?
Está bien, toda la razón.
- Lea, creo que deberías hablar con tu madre y tu hermana - soltó de repente Marc.
- ¿¡Tu estas loco!? - le pregunté atónita.
- Escúchame, al hablar hoy con Ivy te has quitado un gran peso de encima, pero para superarlo tienes que afrontar el problema de frente.
- Lea, Marc tiene razón. Tu misma se lo dijiste a Beca - me recordó Jake.
Lo pensé durante un rato pero en el fondo sabía que tenían razón.
- Está bien - acabé accediendo.
Justo entonces apareció Mary, la madre de Marc.
- ¡Lea!, que gusto volver a verte, ¿cómo estás? - me pregunto mientras me daba un fuerte abrazo.
- Muy bien, gracias - le respondí.
Al igual que mis abuelos los padres de Marc me tenían mucho aprecio y yo a ellos.
Mary se despidió diciendo que tenía que irse a hacer unos recado pero que teníamos que quedar para tomar un café.
Al llegar a casa de mis abuelos ya habían preparado la cena.
Nos sentamos en la mesa y a mitad de la cena decidí preguntar algo que paralizó a mis abuelos.
- Me podríais dar el número de Ivy y Jade - mi abuela estaba llevando un trozo de carne a la boca pero paró en seco al escucharme y mi abuelo casi se atraganta con el trozo que estaba masticando.
- Cielo, ¿a qué viene eso? - me pregunto la abuela atónita.
- El caso es que hoy me he encontrado con Ivy y me ha pedido si podíamos hablar, le he dicho que no pero pensándolo quizás debería hacerlo.
- Está bien princesa, como quieras - me dijo mi abuelo.
Al terminar la cena me dieron el número de ambas y cuando estaba en la cama les mandé el mismo mensaje a las dos.
Lea: Soy Lea, creo que deberíamos hablar. Decirme cuando y donde queréis.
Cuando mandé el mensaje me fui a dormir.
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Mi destino
RomanceLea es una chica como cualquier otra que vive en un pueblecito en California. Ella desde la adolescencia se enamoró de la psiquiatría, al principio todos la apoyaron pero cuando llegó el momento se dio cuenta que estaba sola. Lea eligió cumplir su...