Jake
Poco a poco fue abriendo esos ojos en los que te podrías perder sin darte cuenta. Al principio se le fue formando una sonrisa en la cara pero se le borró abruptamente cuando pareció ubicarse.
Se levantó rápidamente y fue hacia el espejo de mi habitación en el que se empezó a colocar el cabello.
- Buenos días a ti también - la saludé burlón y ella me fulminó con la mirada.
- Buenos días y adiós - dijo mientras cogía sus cosas para irse.
La cogí de la muñeca impidiendo que se fuera para después preguntarle:
- ¿No quieres un café antes de irte?- le pregunté.
Ella miró la hora y después asintió.
Fuimos a la cocina donde encontramos a Marc. Serví dos tazas de café y nos sentamos junto a él.
- Buenos días parejita - nos saludó divertido - espero que por lo menos usarais condón, no quiero ser tío tan pronto - al oír esas palabras Lea casi se atraganta con su bebida.
- ¡Marc! - le reprendió ella.
- Venga Lea, no te enfades, si estabais muy monos abrazaditos - nos mostró una foto en la que estábamos ambos dormidos y abrazados.
- Marc, te voy a matar - le dijo ella mientras negaba con la cabeza y con sus mejillas rojas, él solo se rio.
Cuando terminamos Lea se fue a su casa y yo me fui a mi cuarto.
Llevaba un rato con el móvil intentando dejar a un lado mis pensamientos pero para ser sinceros no lo conseguía.
No podía dejar de pensar en ella abrazada a mi, su fragancia que podía extasiar a cualquiera, en esas pecas que son como una constelación, en sus ojos que te pueden mostrar un universo entero o en esos labios que daría lo que fuera por probar.
Jake, te estás empezando a pillar.
Eso no es cierto, solo que tiene un buen físico que me atrae, nada más.
Pues claro que sí.
Cosmo, yo nunca me he enamorado y nunca lo haré.
Lo que tu digas, pero no me vas a negar que no solo te atrae por su físico.
Puede que no solo sea por eso, pero es que nadie puede negar que ella es ingeniosa, amable, empática, que en todo momento intenta sonreír, da consejos increíbles, siempre te intenta ayudar o te da una sonrisa aunque sea ella la que más lo necesite.
Pero después de decir todo esto claramente no estás enamorado.
Pues claro que no.
Después de un par de días en los que no me he podido sacar a Lea de la cabeza, Marc y yo quedamos con ella para ir al parque en el que estuvimos la primera vez que vio a su hermana.
Al llegar estaba leyendo un libro con el que parecía bastante entretenida.
- Hola - saludó Marc y ella se asustó.
- Que susto me has dado, ya podrías haber aparecido de una forma un poco más normal - dijo ella y nosotros reímos.
- Leyendo algo indecente enana - la moleste pero cuando sus mejillas empezaron a tornarse del mismo color que su top rojo (que por cierto, le quedaba increíblemente bien) me empecé a reír.
- Pues claro que no - intentó negar ella pero ya era demasiado tarde.
Sinceramente nunca llegué a imaginar que Lea leía libros de ese estilo, además por la portada del libro jamás lo averiguarías.
Nos sentamos en una mesa de madera con Marc enfrente de nosotros y empezamos a hablar muy entretenidamente.
Lea estaba hablando sobre su primera fiesta universitaria y yo estaba como un tonto sin poder apartar la mirada de ella hasta que un chico moreno se nos acercó.
- Hola Lea - la saludo con una sonrisa.
- Hola Guillermo - lo saludó un poco más tensa que antes. También pude notar como Marc se tensaba.
* ¿Quién es él? - le pregunté a Marc mentalmente.
Una de las ventajas de ser un hombre lobo es que puedes hablar con otros sin tener que usar palabras.
*Es un idiota que estaba obsesionado con Lea, y por lo que parece lo sigue estando - al escuchar eso me tensé de inmediato y le di un buen escaneo a ese chico.
Era más bajo que yo, moreno, con ojos café y no había mucho más que destacar, bueno sí, tenía cara de idiota.
- Me gustaría poder quedar un día de estos ya que has vuelto - le dijo él.
- Lo siento mucho pero es que estoy muy ocupada, además en menos de una semana me marcho - se lo dijo con una sonrisa tensa, para nada real.
- Es que realmente me gustaría poder pasar tiempo contigo, además nosotros tenemos algo pendiente - volvió a insistir pero antes de que ella pudiese hablar lo hizo Marc.
- Ya te ha dicho que no, ahora piérdete - le dijo él con voz hostil.
- Veo que sigues teniendo a tu guardaespaldas personal, por cierto Marc, creo que nadie te ha incluido en esta conversación.
- Y yo creo que nadie te ha pedido tu presencia, así que, adiós - gruñó Marc pero él lo ignoró completamente.
- Venga Lea, no puedes dejar nuestra historia así como así.
- Guillermo, entre nosotros nunca hubo nada, acéptalo, es enserio - le dijo ya un poco molesta. Cuando iba a replicar hablé yo haciendo que él fijara su mirada en mí por primera vez.
- Además de que ella ya tiene pareja - mientras se lo decía pegué a Lea contra mi pecho y le susurre al oído - sígueme el rollo si quieres acabar con esto.
- Es cierto, ya tengo pareja - le dijo ella uniendo nuestras manos.
Su mano era bastante más pequeña que la mía, pero sinceramente encajaban como si estuvieran hechas a medida.
Nos miró sorprendido pero no se rindió.
- No me lo creo, si no porque no la habías dicho antes - refutó Guillermo.
- Porque no te tengo que dar explicaciones de lo que hago o dejo de hacer - le dijo ella con la paciencia casi acabada.
- Pues no se os ve muy enamorados - replicó él.
Me está entrando dolor de cabeza. ¿No puedes mandar a este imbécil muy lejos de aquí?
Te puedo asegurar que ganas no me faltan.
Pues hazlo, porque como lo haga yo las cosas se van a salir de control.
Creo que ya se como acabar con todo esto.
Pues hazlo ya.
- ¿Qué no se nos ve muy enamorados? - dije yo burlón - pues fíjate bien.
Cogí el rostro de Lea entre mis manos y junté nuestros labios. Los primeros instantes Lea parecía tensa pero poco a poco se fue relajando y siguiendo el ritmo del beso.
El beso poco a poco fue cogiendo más intensidad. Mi lengua tanteo sus labios y ella los abrió. Mi lengua exploró su boca sin ningún tapujo. Ella enredó sus dedos en mi pelo y tiró ligeramente de él hacia atrás. Tras unos instantes nos separamos y cogí entre mis dientes su labio inferior.
Al escuchar a alguien carraspear salimos del trance en el que estábamos.
Vimos como Guillermo se iba hecho una furia.
Se suponía que teníais que fingir un simple beso, pero hasta yo he visto la intensidad del beso, poco más y os dejo solos - nos dijo burlón Marc.
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Mi destino
RomansaLea es una chica como cualquier otra que vive en un pueblecito en California. Ella desde la adolescencia se enamoró de la psiquiatría, al principio todos la apoyaron pero cuando llegó el momento se dio cuenta que estaba sola. Lea eligió cumplir su...