Capítulo 49 Celos parte II

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Lea

Empecé a bailar una canción más pegada a Enzo de lo que se podría considerar correcto. Me estaba divirtiendo porque sabía que él no tenía ningún sentimiento amoroso hacia mí ni yo hacia él, así que conseguí relajarme bastante.

- Creo que no está funcionando - le digo cuando está a punto de terminar la canción.

- Claro que lo está haciendo, tú no lo ves pero estoy seguro de que indiferencia es lo último que está sintiendo.

- No sé yo, me da que... - antes de que pudiera acabar lo que estaba diciendo, una mano me arrastra lejos de Enzo.

Jake me lleva hacia la parte del local menos transitada y me acorrala entre él y la pared. Tenía ambas manos al lado de mi cabeza cuando empezó a hablar.

- ¿Divirtiéndote con tu amiguito? - me pregunta con una expresión tensa.

- La verdad es que sí.

- Lea, te puedo asegurar que no estoy para tus jueguecitos.

- ¿Mis jueguecitos?, yo no he sido la que se ha ido con una desconocida. Además tú mismo fuiste quien dijo que podíamos estar con otros.

- Lo sé, pero no puedo ver como otros tocan lo que debería de ser mío - dice mientras empieza a recorrer mi cuerpo con sus manos - desde hace mucho tiempo lo llevo pensando pero al ver como bailabas con él mientras yo miraba, ha sido la peor tortura que podía imaginar - empezó a recorrer mi cuello con su boca dejando cortas lamidas y succionando de vez en cuando.

- Solo tienes que decirlo - le tenté mientras mi mano bajaba por su torso.

- Me gustas, Lea y la simple idea de que alguien te pueda llegar a tocar me molesta más que cualquier cosa. Quiero que seas mía y solo mía - habló con sus labios rozando los míos.

- Yo también lo quiero - tras decir eso juntamos nuestros labios. El beso tenía más fervor que cualquier otro que nos hubiéramos dado hasta ahora.

- Vámonos - susurró encima de mi boca.

Antes de irnos pasé por nuestra mesa para coger mi bolso. En ella no estaban mis amigos. Los busqué rápidamente con la mirada hasta que vi a Blake. Al cruzarse nuestras miradas le hice una seña para indicarle que me iba a ir. Él miró al chico que me tenía cogida de la mano y me guiñó un ojo, a lo que yo le sonreí. Tras eso nos marchamos.

Al llegar a mi casa Jake me acorraló contra la puerta y me volvió a besar con más desesperación y ansias que antes por poseer mis labios. Fue bajando sus manos por mi espalda hasta llegar a mi culo donde me impulsó para que pudiera enroscar las piernas en su cintura.

Mis labios bajaron por su mandíbula y cuello hasta su oreja donde le susurré.

- ¿Ansioso? - mordí levemente su lóbulo.

- Ni te lo imaginas - dijo mientras se pegaba más a mí haciéndome sentir su bulto.

Me empecé a frotar contra él consiguiendo que soltara un gruñido.

- Como te sigas moviendo de esa forma, no voy a conseguir ser delicado contigo, Lea - me avisó en un tono más grave.

- ¿Quién ha dicho que quiero que lo seas? - lo provoqué.

Pareció funcionar porque me llevó a mi habitación y me dejó sobre la cama. Este se cernió sobre mí y llevó sus manos hacia el cierre de mi vestido. Le ayudé a quitármelo y quedé solo con unas braguitas que dejaban poco a la imaginación. Pude ver cómo sus pupilas se dilataban velozmente.

Volvió a posar su boca sobre mi clavícula y descendió lenta y tortuosamente hasta llegar a uno de mis pechos donde con su lengua empezó a jugar con uno de mis pezones.

Eché la cabeza hacia atrás y solté un ruidoso suspiro, mis manos se colaron por debajo de su camiseta y él se la quitó.

Recorrí sus pectorales y fui bajando por su abdomen acercando y alejando mi mano de su pronunciada V.

Él pareció perder la paciencia por lo que antes de quitarse la poca ropa que lo cubría sacó un paquetito plateado de uno de sus bolsillos.

Cuando tuvo puesto el condón, empezó a torturarme por encima de mi ropa interior.

- Jake, por favor...

- ¿Qué es lo que quieres? - siguió con sus movimientos pero su mano se metió por debajo de mis pantis hasta llegar a mi zona más sensible arrebatándome un gemido - solo tienes que decirlo y cumpliré todos y cada uno de tus deseos.

- Te necesito - dije con la voz entrecortada.

Él me arrancó la tela que nos separaba de un solo tirón y la verdad es que en ese momento no le di ni la más mínima importancia.

Poco a poco se introdujo dentro de mí haciendo que ambos soltáramos un gemido ahogado.

Tras unos segundos que dejó para que mi cuerpo se adaptara a él, moví mis caderas indicándole que ya podía moverse.

Al principio sus movimientos fueron lentos pero poco a poco el ritmo fue volviéndose salvaje.

Nuestras miradas chocaron y parecieron quedarse atrapadas la una con la otra y en sus ojos aparte de deseo pude ver otra cosa, amor.

Un par de minutos después ambos acabamos y poco a poco nuestras respiraciones se relajaron.

Se tumbó a mi lado y nos quedamos en silencio unos instantes hasta que él me pasó un brazo alrededor de la cintura acercándome a él.

- Jake, tenemos que hablar de lo que ha pasado.

- Lo sé y te aseguro que mañana lo haremos, ahora descansa, enana.

Cerré los ojos y rápidamente me dormí entre los brazos del chico que conseguía poner mis sentimientos a flor de piel.

Mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora