Extraviados [Stray] - Parte 1

Capítulo 7: Padre

— ¿De qué estás hablando? — preguntó Oliver sin comprender. Acababa de despertarse, y su cerebro zumbaba como un panal, sintiendo dolor mientras rebosaba de cada hueso de sus costuras. El mareo brumoso desapareció al sacudir la cabeza, y la voz de Nemo sonó mucho más clara.

— Acabo de decir que la señorita Savage nos ha hecho una propuesta —. Nemo se sentó a su lado. Estaba un poco deprimido, mientras el loro gris se posaba en su cabeza. — Ella sugirió que nos mezcláramos en Noer y luego calificáramos para una insignia negra.

— ¿Resulta que los humanos llaman "sugerencia" a "te mataré si no lo haces"? —. El loro gris dio un par de saltitos. — He aprendido algo nuevo.

— ¿Insignia negra? — Oliver giró la cabeza y miró a la guerrera que mantenía su arma. — Pero nosotros no...

— No me interesa si eres inocente o no. Estoy bastante segura de que mi conciencia no vale tres mil monedas de oro. Es sólo una transacción —. Ann frotó el paño en su lanza de caza con dureza. — A la certificación de insignia negra de Noer le quedan tres días. Por eso me apresuré a volver para comprobar este asunto. No importa si no estás de acuerdo. A pesar de todo, lo conseguiré.

—Pero...

— ¿Prefieren que cambie sus cabezas por monedas de oro? —. Las comisuras de los labios de Ann se torcieron, pero no había sonrisa en sus ojos ámbar. — Mira, creo que este trato es muy bueno. Conmigo, tienen garantizado el aprobado. Lo que tienes que hacer es muy sencillo. Forma un equipo y deja que me una.

— Mas ya deberías pertenecer a un equipo —, Oliver tosió un par de veces, pero su garganta seguía seca y le picaba.

— Sí, es una pena que todos estén muertos. Tengo que encontrar un nuevo equipo en el que inscribirme. Esa es la regla —, dijo Ann. Su cara no parecía triste.

— ¿Por qué nos has elegido? —. Oliver miró con miedo la pesada lanza de caza. — ...Quiero decir, suena muy bien. Sólo tengo un poco de curiosidad.

— No me gusta actuar con otros. Probé con un equipo de refugiados, y morían demasiado rápido o se disolvían demasiado pronto. El equipo de criminales duró más, pero fue una pena que la mayoría sean escorias desagradables —, explicó Ann con calma. — No pareces la clase de basura a la que le gusta causar problemas. Hay mucha gente en el nivel "peligroso" que es más o menos capaz. Debería estar bien hacer algunas tareas de bajo nivel y podré vivir en paz durante un tiempo. Apuesto tres mil monedas de oro a mi intuición.

— Creo que está bien —. Nemo se movió en dirección a Oliver, murmurando con una voz muy débil. — Si puedes vivir un día más, cuenta como un día más.

— No tengo ningún problema —, respondió Oliver en voz baja. — Con tres mil monedas de oro en juego, es mejor prometérselo antes de que cambie de opinión.

— ¿Qué demonios es un insignia negra? —. El loro gris se apretujó entre ellos; su trasero casi golpea a Nemo en la cara.

— Ciudadano de segunda clase o carne de cañón —. Nemo cogió el pájaro saltarín y lo puso en el suelo. — Elige uno que puedas entender.

Aunque las insignias negras se entregaban bajo el mando del Gremio de Mercenarios, lo que debería sonar atractivo, eran esencialmente carne de cañón. Había muchos países pequeños en el continente constantemente en guerra. Como las leyes de cada país eran diferentes, eso llevaba directamente a criminales y refugiados a huir por todas partes; los primeros para eludir las sanciones legales, los segundos para mendigar comida. Si no estaban atentos, acababan convirtiéndose en los primeros.

Una vez que la gente cruzaba la frontera, las negociaciones oficiales se volvían extremadamente problemáticas. El actual presidente del Gremio de Mercenarios, Pollack, era un buen ejemplo. Antes de ser presidente, criaba en secreto demonios de nivel intermedio en la capital de Alban, y su nivel de búsqueda se disparó a "fuera de la ley" tras ser descubierto. Viendo que las cosas no iban bien, Pollack se fugó rápidamente a Willard, el país enemigo de Alban. Inesperadamente, en los días siguientes prosperó y ascendió en la escala social, convirtiéndose finalmente en un hombre extremadamente rico.