Capítulo 175: El Fantasma del Héroe

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La espada que una vez derrotó a innumerables personas se derrumbó por completo, esparciendo polvo negro por todas partes. Oliver se agachó y recogió la gema que había sobre el polvo. La apretó con fuerza en la palma de su mano, como si tratara de calmar el ardiente dolor.

Godwin estaba inexpresivo. Miraba fijamente a Oliver; sus ojos esmeralda eran como hojas muertas, rezando desesperadamente para que la otra parte se retractara de lo que había dicho, pero Oliver se limitó a quedarse allí, mirándolo con el tipo de ojos que más le disgustaban. No había odio, desprecio, lástima ni arrogancia. Oliver Ramon parecía tranquilo e incluso un poco triste.

La niebla gris se disipó poco a poco. La luz del sol se filtraba por el borde del enorme orbe de piedra aliento de dragón, volviendo a teñir de azul el cielo.

— Innumerables personas han desafiado a esta espada —. Godwin resistió el cansancio y el vacío que lo invadían y se puso en pie temblorosamente. — Innumerables personas, innumerables personas poderosas. Debe tener algunos secretos por descubrir; no puede ser así sin más...

— Aunque la gente de todo el mundo esté de acuerdo, una mentira sigue siendo una mentira. Por lo que sé, mi papá decapitó personalmente al menos a un hombre inocente, el padre de una niña, con sus propias manos. No creo que lo haya olvidado nunca, y he confirmado ese arrepentimiento. Si esa maldición es correcta, es imposible que no sienta dolor.

— Mi padre... Mi padre nunca dudó de la nobleza de Flint López. Mi padre creía firmemente que algo lo había corrompido y se le quedó grabado, así que dejó el mundo atrás. Hasta entonces, Flint López era un héroe intachable. De eso no hay duda.

Había héroes en este mundo, al menos los había. Héroes cálidos, deslumbrantes, soleados. Godwin lo creía desesperadamente. Siempre tenían una sonrisa en la cara, y aún podían levantarse del barro sin frustraciones ni vacilaciones. Aquellos héroes legendarios luchaban desde las cenizas, viviendo como un racimo de llamas.

Nobles y puros.

Sin embargo, en el fondo de su corazón seguía atormentándolo un dolor de origen desconocido. No era lo suficientemente abierto ni firme.

No era lo suficientemente... bueno.

Flint López era la leyenda más cercana a él. Había leído las cartas que Flint le envió a su padre y había oído a su padre describir todo lo que Flint había hecho. La leyenda del Soldadito de Plomo se había extendido por todo el continente. Aunque esa gloria acabara destruida por la realidad y empañada por los rumores, creía al igual que su padre, que Flint López era un héroe perfecto.

Sin embargo, si lo que decía Oliver Ramon era cierto, ¿tenía Flint semejante espada en la mano cuando escribía aquellas cálidas y felices cartas a casa? De repente, a Godwin le entraron ganas de reír. Intentó por todos los medios llegar a ser tan buena persona como lo fue Flint López, e incluso quiso superarlo, pero ahora parecía que su sombra, su señal, podía ser un fantasma que nunca existió.

— ¿Sin defectos? No —. Oliver sacudió la cabeza con decisión. — No es lo que piensas. Cuando mi padre bebe demasiado, le grita al perro del vecino, tira la ropa sucia por todas partes, se metía con la contabilidad y siempre se olvida de devolver los libros de la biblioteca a tiempo. De vez en cuando juega con la gente en las tabernas, o se hace pasar por bardo y ayuda a la gente a cantar canciones de amor a las chicas, e incluso le salpican unos cuantos recipientes de lavapiés por ello. Me inclino más a pensar que... siempre ha sido así. En cuanto a defectos, puedo enumerarte cien. Al menos no creo que ningún golpe pueda obligarlo a poner miel en el taburete de un bardo.

— Ha cometido muchos errores, y se ríe vergonzosamente cuando los hace. Es obstinado, alocado e impaciente —. Oliver frunció los labios. —...Y lo bastante cruel como para dejar que su propio hijo lo matara sin molestarse siquiera en explicarle nada. Este es el Flint López que conozco, el dueño de esta espada.

Extraviados [Stray] - Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora