Extraviados [Stray] - Parte 1

Capítulo 55: Nirvana

El túnel estaba oculto a la sombra del árbol gigante. Tras permanecer un rato en el aire fangoso del túnel, los diversos olores de la brisa del exterior se hicieron más intensos. Las gotas de agua goteaban del borde de los hongos rojos, rodaban como caracoles y luego se disipaban antes de caer al suelo, dejando un fuerte olor a hongos frescos. Todo tipo de vegetación se mezclaba en un mismo lugar, cubriendo las hojas muertas en descomposición, los caparazones de insectos y los troncos de árboles esparcidos por el suelo.

Bajo el verdor, sus pisadas emitían finos y nítidos sonidos húmedos.

La actitud de los Bluebirds detrás de él seguía siendo mala. Puede que la condición de enviado de Jesse Dylan no fuera realmente tan útil, o que los Bluebirds no quisieran acabar con el statu quo.

Nemo ignoró la mala actitud de los Bluebirds. Avanzó a grandes zancadas, aunque no sabía adónde iba. Necesitaba encontrar algo que hacer para aliviar la ansiedad que le recorría como si tuviera una aguja clavada en el corazón. Nemo no miró a Ann, ni tampoco al Comandante de Caballeros. Se quedó mirando sus pasos y se negó a mirar a ningún ser vivo.

La realidad le frustraba. Después de obtener la respuesta de Telaranea, solo quería creer que no era más que un humano con extrañas habilidades. Podría haber atribuido todos los muchos misterios al talento. Quizá se debiera a que las estrellas estaban alineadas cuando nació, o a que Zenni había estornudado accidentalmente a su madre y la había salpicado de estrellas, lo que cómicamente le dio la capacidad de volverse inmune a todo daño del Abismo, dejando solo lo bueno. Incluso si estaba fuera de control frente a Witherspoon, podía hacer entrar en razón a Bagelmaurus. Podría haber olvidado a Witherspoon, o su memoria podría haber fluido hacia él.

Sin embargo, el talento podía explicar su físico, su fuerza e incluso sus orejas, pero no podía aportarle conocimientos reales. Nemo deseaba de todo corazón poder oír el canto de los pájaros, pero no entender el significado de esas melodías.

Por desgracia, pudo comprender que Bagelmaurus y esos pájaros no tenían ningún parentesco, así que ya no podía engañarse a sí mismo.

Nemo se detuvo y cayó en un revoloteo de confusión. ¿Era realmente tan importante esta pregunta? Pensó para sí mismo que incluso él podía enfrentarse a la muerte con tranquilidad. En cambio, si era humano o no no era un gran problema. Él no era el único juguete del destino. Si Dylan no mentía, entonces la gente de Ciudad Vincent se enfrentaría a una situación más grave.

¿Por qué estaba tan ansioso?

Pensó un rato, pero no obtuvo una respuesta que pudiera convencerle. En ese momento, el bluebird detrás de él finalmente no pudo evitar hablar.

— ¿Dónde aprendiste nuestro idioma? —. Su tono no era amistoso, y sus ojos oscuros eran fríos como la piedra.

— No lo sé —, se encogió de hombros Nemo. — Lo creas o no, la verdad es que no tengo ni idea.

— En solo unas semanas, tres humanos se han involucrado en nuestros asuntos. Uno podía escribir nuestras letras, otro podía hablar y entender nuestro idioma, y otro había fascinado a Pasototu hasta el punto de hacerle perder todos sus sentidos —, se quejó amargamente. — ¿Acaso la traición y el robo ya no satisfacen a los de tu especie?

—...¿De verdad van a atacar Ciudad Vincent? —. Nemo ignoró la hostilidad en su tono mientras preguntaba con voz grave.

— ¿Atacar? Esta vez han ido demasiado lejos. Normalmente, matan a nuestros compatriotas, roban nuestros cuerpos de Tierra Santa y los cortan en pedazos para venderlos como mercancía. Consideramos que son pequeños agravios, pero esta vez tienen en el punto de mira a Pasototu, nuestro futuro jefe. Esto es para que puedan atraparnos a todos-