Capítulo 22: Intercambio de Información

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— ¿Has oído hablar de Adrian Cross? — Nemo se restregaba con dificultad las manchas de sangre del pelo mientras le preguntaba a Oliver, que estaba fuera del cuarto de baño. Oliver se había lavado primero y ahora ya estaba paralizado en la cama.

Era pleno verano, así que la pequeña posada no se molestaba en calentar el agua. Sólo proporcionaba unos cuantos cubos grandes de agua fría que se calentaba al sol. Nemo se echó agua sobre el cuerpo con cuidado por miedo a quedarse sin agua antes de terminar de lavarse. El proceso de limpiar todas las manchas de sangre y lodo era tan aburrido que no pudo evitar hablar con alguien. Ahora mismo, Oliver era el único que estaba allí.

— No... — La voz de Oliver llegó desde el otro lado de la puerta sonando un poco apagada. Parecía haber metido la cara en la manta o almohada.

Aunque el asunto no había empezado, la mente de Nemo se desvió por unos segundos. Con mantas y almohadas sobre las que tumbarse, no podía imaginar nada más maravilloso que eso en este momento. A pesar que no estaban limpias y aún tenían un sutil olor a humedad, solo podía decirse que la capacidad de adaptación de la gente era realmente asombrosa. Si bien antes la vida de Nemo era pobre, había vivido limpiamente. En sólo unos días, sus exigencias en la calidad de vida habían caído en picada.

Nemo se arrancó penosamente un pequeño trozo de carne de demonio del brazo y suspiró. Se miró los brazos; tenía la piel pálida y suave, no había rastros de cicatrices. Retorció el brazo con fuerza, tratando de encontrar algún lugar deformado, pero no encontró nada. No había bultos extraños en sus articulaciones, ni úlceras o partes que no pertenecieran a los humanos.

Terminó de verter el último cubo de agua, se envolvió la cintura con una toalla de baño y empujó la puerta.

Oliver estaba tumbado boca abajo en la cama como pensó Nemo. Llevaba una camisa suelta nueva y permanecía inmóvil, como si ya se hubiera dormido. Nemo dudó unos segundos antes de estirar las manos mojadas y tocar a Oliver en el cuello. Le hizo saltar de la cama en seguida, haciendo que Nemo casi resbalara al dar un paso atrás, en shock.

— Perdona, pensaba que...

— No, no. La culpa es mía. Debería haber dicho algo antes. Oliver, quiero pedirte un favor.

— Tú... Espera un minuto primero. Recuerdo que puse tu ropa en el perchero del baño. Acaso-

— Me la pondré en un rato —. Nemo interrumpió sinceramente a Oliver. — Si Bagelmaurus es realmente un demonio superior, debo haber sufrido alguna deformación en alguna parte. Intenté confirmarlo mientras me lavaba, pero no encontré nada raro, salvo en mi espalda. No puedo ver ahí atrás.

En principio era algo sencillo, pero cuando Nemo hablaba, había un poco de miedo en su voz. Oliver tragó saliva y frotó su trasero contra la cama mientras se movía. Una cosa era enfrentarse a un demonio de aspecto extraño y otra que a tu compañero le saliera algo raro.

Nemo se dio la vuelta con expresión solemne, dándole la espalda.

Oliver respiró aliviado.

La espalda de Nemo era normal, y no había caras ni órganos raros que no debieran estar ahí. Las cortinas estaban corridas, la luz de la habitación era un poco tenue. La pálida espalda del joven pelinegro daba incluso la ilusión de brillar ligeramente. Nemo se levantó el pelo empapado, dejando al descubierto toda su nuca. La piel de su espalda era suave e impecable, y aunque pálida, no parecía enfermiza en absoluto. Los músculos no eran tan exagerados como los de un guerrero, pero eran suficientes para ser considerados fuertes y atractivos.

— Es normal... No hay nada especial —. Oliver se frotó la nariz. Había una repentina y sutil inquietud en su tono.

— Parece que el problema sólo puede ser interno. Tal vez como un corazón agrandado o algo así —. Nemo se soltó el pelo empapado y se sacudió el agua de la mano, sintiéndose aliviado. — Menos mal. Al menos no es fácil de descubrir.

Extraviados [Stray] - Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora