Extraviados [Stray] - Parte 1

Capítulo 15: La Última Lección

El loro gris estaba atado como un huso por las enredaderas y tenía un aspecto lamentable. Parecía haber sufrido un duro golpe. Después de todo, nadie pensaría que unas enredaderas normales podrían atrapar a un demonio intermedio. Se balanceaba sin decir palabra mientras los miraba fijamente.

— ¿Un experto? — Nemo colgó firmemente al loro gris en lo alto de su bastón y se frotó los restos de enredaderas aún pegados en las palmas en su ropa mientras intentaba continuar la conversación.

Ann, que presenció en silencio todo el proceso de Nemo atando al loro gris, se quedó momentáneamente atónita. — Oh... Oh, quiero decir que tienes que preguntarle a un clérigo experimentado. Los adoradores de demonios sólo conocen a los demonios que les sirven. También te encontrarás con los que intentarán robar demonios de otras personas. Tu demonio es relativamente raro, así que puede causar problemas —. Miró al loro gris, que desprendía un aura sin vida. — Además, nunca he oído hablar de un demonio contratado que pueda atacar a su propio amo.

Solo Dios sabe si el contrato entre ellos seguía siendo válido. Nemo se tapó la cara.

— ¿No me matará la iglesia? —, preguntó con cautela.

— Hailam tiene una iglesia confesional —, dijo Ann. — La religión más extendida en Alban es la antigua secta de la Iglesia Laddista, son los más hostiles a los demonios. La Secta Woden es más popular en Garland y les darán a los adoradores de demonios una oportunidad para arrepentirse. Después de todo, algunas personas no cooperan voluntariamente con los demonios.

'Como yo', pensó Nemo amargamente.

— Si las cosas van bien hoy, puedes elegir una misión cerca de Hailam mañana. Hailam es la capital así que llegar allí es fácil, pero tienes que tener en cuenta que la primera tarea también forma parte de la prueba. Si fallas, tendrás que volver a hacer el examen el próximo trimestre.

— ¡¿Qué?! — gritó Nemo, mientras Oliver enterraba la cara en la palma de su mano.

— Mi sugerencia es que elijas una sencilla, y te ayudaré —. Ann se detuvo en una zona con hierba relativamente abierta y arqueó los hombros. — Tomemos un descanso aquí.

Sus palabras fueron como una maldición de la gravedad. Antes de que terminara de hablar, Nemo y Oliver se desplomaron juntos en el suelo. El bastón deforme fue introducido casualmente en el suelo con el loro gris todavía atado en una bola, colgando de el, como un capullo colgando de las ramas en verano. La bolsa también fue tirada al suelo por él, la zona donde había estado la bolsa hacía tiempo que estaba empapada de sudor.

Ann abrió la bolsa y sacó unos trozos de pan seco envueltos en hojas. Unos dedos largos y delgados cruzaron el aire, y entonces varias bolas de agua se condensaron frente a ella. Sumergió el pan seco en el agua, el lugar mojado por ella mostró algo de color marrón.

— Come algo —, dijo mientras giraba la cabeza para dárselo a Nemo, pero se encontró con que el otro ya se había dormido.

Nemo se tumbó en la hierba y dormía profundamente. Su corta coleta estaba dispersa, y el pelo negro medio largo se le pegaba a la mejilla, revelando una suave imagen propia de un erudito.

— Déjalo dormir un rato —, dijo Oliver suavemente. Movió el cuerpo y apartó naturalmente el pelo que Nemo tenía pegado a la cara.

— ¿No dormirás? —. Ann parpadeó y se metió el pan en la boca.

— Estoy acostumbrado a levantarme temprano. Después de todo, en mi hogar... — Oliver se quedó estupefacto y no continuó. La palabra "hogar" se había convertido en una espina de pescado clavada en su garganta. Empezaba a dolerle débilmente cada vez que la mencionaba. Siempre olvidaba por descuido que... Ya no tenía un hogar.