⌜Capítulo 24⌟

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•͟➳ Christopher



—Proceda con la operación, doctora— dije tan pronto me posicioné a un lado de Minho que no dudó en girarse hacia a mí tan pronto se fue la doctora. Me encontré con su mirada y sentí una inmensa necesidad de hacer hasta lo imposible con tal de alejar la preocupación y angustia que muestra en su mirada. —Tu abuela estará bien, Minho— le dije con voz suave y el pelinaranja hizo un tierno puchero antes de comenzar a llorar por lo que no dudé en acercarlo a mí y rodearlo con mis brazos. Sinceramente, creía que me iba a alejar, pero sucedió todo lo contrario.

—No puedo costear la operación— admitió en voz baja.

—No te preocupes por eso— dije —Yo me haré cargo.

—Christopher, podría tardarme demasiado en devolverte cada centavo.

—Eso es lo que menos importa ahora— aseguré —Lo primordial es la salud de tu abuela, ¿no lo crees? 

Minho asintió con la cabeza a modo de respuesta y se quedó en silencio durante unos minutos. Debo admitir que me gusta tenerlo entre mis brazos pues su cuerpo encaja perfectamente en el mío y al parecer, él también se siente bastante cómodo.

Sinceramente, no tengo ni la menor idea del motivo que me orilla a querer proteger a Minho pues nunca me había sucedido algo similar, al parecer, estoy viviendo y desarrollando emociones y sentimientos que ni siquiera se habían presentado en mi vida; son difíciles de digerir con facilidad, pero no tengo problema alguno con aceptarlos porque creo que son correctos y me hacen sentir bien.

Después de unos minutos, Minho se tranquilizó un poco por lo que pidió ser puesto en libertad y así lo hice y luego procedimos a tomar asiento en las sillas que se encuentran en la sala de espera.

Miré hacia a Minho y apareció el impulso de tomarlo de la mano y así lo hice sin pensar en la reacción que tendría al respecto pues me he dejado llevar por el instinto y sorprendentemente, el pelinaranja aceptó gustosamente ser tomado de la mano y sin decir palabra alguna, recargó su cabeza sobre mi hombro y cerró sus ojos.

Después de aproximadamente dos horas, la doctora entró a la sala de espera por lo que le di un apretón a la mano de Minho y él se despertó. Ambos nos pusimos de pie tan pronto se aceró la doctora a nosotros.

—La señora Lee se encuentra estable— dijo —Ella está muy bien. La operación ha sido todo un éxito.

—Gracias, doctora.

—No hay nada que agradecer.

—¿Puedo pasar a ver a mi abuela? — preguntó Minho.

—Por supuesto— respondió la doctora —Si hay algo que necesiten, no duden en decírmelo.

—Sí, gracias.

Minho se giró hacia a mí y mostró una radiante sonrisa que me incitó a sonreírle de vuelta.

—Iré a ver a mi abuela— dijo —¿Quieres acompañarme?

—Por supuesto— respondí —¿Qué te parece si te alcanzo en unos momentos en la habitación? Primero ir al sanitario...

—Suficiente información— me interrumpió —Te veo en la habitación.

—Claro.

El pelinaranja soltó mi mano y emprendió su camino hacia la habitación de su abuela por lo que no dudé en ir a la recepción para hacerme cargo del pago pues no deseo que Minho siga preocupándose y tampoco quiero que su abuela continúe preocupándose por su nieto.

Deseo tanto ver a Minho feliz y debo admitir que eso me genera un gran conflicto interno porque no sé exactamente que esta sucediendo conmigo y tengo miedo de preguntarle a Félix porque seguramente, dirá cosas sin sentido que me dejarán más confundido de lo que ya me encuentro.








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Los días y el tiempo transcurren demasiado rápido que ni siquiera he tenido la oportunidad de encontrarme con Minho y mucho menos he podido visitar a su abuela después de haber estado con ella tan pronto finalizó la operación y es que he tenido demasiado trabajo que me mantiene atado a la oficina todo el jodido día.

—¿Puedo pasar? — preguntó Minho del otro lado de mi puerta por lo que no dudé en decir—: Sí, claro.

El pelinaranja entró a la oficina y después de cerrar la puerta, se acercó al escritorio y colocó un sobre.

—¿Qué es...?

—Es una pequeña parte de dinero que he logrado obtener— respondió —Te aseguro que te pagaré hasta el último centavo que me has prestado.

Me levanté de la silla y caminé hasta él.

—No te preocupes por eso.

—Es difícil no hacerlo— admitió —Yo debo responder por la deuda que tengo contigo.

—¿Qué te parece si me das pequeños pagos cada vez que sea día de paga?

—Christopher... — posé mis manos sobre su cintura y lo acerqué a mí. Minho se quedó en silencio y lentamente, fui acercando mi rostro al suyo hasta que nuestras narices se tocaron, Minho cerró sus ojos y procedí a besarle los labios.

𝙳𝚒𝚛𝚝𝚢 𝙱𝚘𝚢 🦋 𝚌𝚑𝚊𝚗𝚑𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora