𝙳𝚒𝚛𝚝𝚢 𝙱𝚘𝚢 🦋 𝚌𝚑𝚊𝚗𝚑𝚘

⌜Capítulo 06⌟

•͟➳ Minho

Abrí los ojos y me encontré con la mirada oscura de Bang por lo que me fue inevitable resoplar y el no dudó en rodar los ojos. El odio que ambos sentimos el uno por el otro, es más fuerte que cualquier otra cosa y estoy seguro de que nos odiaremos hasta la muerte. He intentado dejar de odiarle, aunque sea un poco, pero no puedo porque él llegó a arruinar mi vida sin pensárselo dos veces y obviamente, no se lo perdonaré nunca.

—¿Por qué estás aquí? — le pregunté.

—No es porque quiero, sino porque me llamaron para pedirme que viniera a recoger la basura que eres— respondió el pelinegro.

—Estoy bien— aseguré —Será mejor que te vayas.

Y sin esperar respuesta, me levanté de la silla e intenté caminar hacia el exterior del local, sin embargo, mis piernas me fallaron y caí al suelo. Detesto tanto darle besos al piso con las nalgas.

—Ni siquiera puedes caminar bien— se burló Bang —¿Estás seguro de que puedes volver por tu propia cuenta?

—Por supuesto que puedo— dije mientras me ponía en pie. Nuevamente, caminé hacia la puerta y está vez, tuve el éxito esperado. Tan pronto salí del lugar, el aire fresco golpeó mi rostro y me sentí mucho mejor.

Miré alrededor en un estúpido intento de reconocer mi alrededor, pero no lo logré, sin embargo, fingí que todo estaba bajo control para evitar que Bang continuara burlándose deliberadamente de mí. Y sin saber exactamente a donde ir, comencé a caminar sin rumbo en un intento de alejarme por completo del pelinegro.

—Hola, guapo— me saludó un hombre —¿Te perdiste? Yo puedo ayudarte...

—Aléjate de él— le ordenó Bang con tono serio tan pronto posó su fuerte brazo alrededor de mi cintura para atraerme a su fuerte y cálido cuerpo; dicha acción, me ha dejado inmóvil y sorprendido, pero lo mejor es no hacérselo saber porque seguramente, se burlará de mi hasta el día de mi muerte y claramente, no deseo eso. 

—¿Y tú quién eres? — le preguntó el hombre después de cruzarse de brazos.

Christopher sonrió de lado antes de responder con tono hosco—: Soy su novio.

Al parecer, el hombre no tuvo otra opción más que alejarse rápidamente para evitar ser golpeado en el rostro por el extranjero que me dejó en libertad tan pronto nos quedamos a solas.

—Eres un problema con patas, Lee.

Rodé los ojos tan pronto escuché lo dicho por el extranjero.

—Ya puedes irte... ¿O estás esperando que te de las gracias? — le pregunté con tono burlón.

—¿Qué? ¿Cómo es que no me darás las gracias por salvarte el trasero?

—Puedo cuidarme yo solo— aseguré.

—Lee, te cuidé el trasero solo porque será mío cuando obtenga el puesto de gerente general.

Mierda. Sus crueles palabras me han caído como un balde de agua helada mientras me encuentro recostado sobre la nieve. Sinceramente, había olvidado esa mierda después de tomarme todo el contenido de la octava cerveza.

De mala gana, empujé al extranjero fuera de mi camino y retomé mis pasos, pero está vez, hacia el bar puesto que deseo embriagarme un poco más para olvidar por completo todas las cosas que me han pasado desde la llegada de Christopher Bang a mi vida.

—¿A dónde crees que vas? — me preguntó tan pronto me tomó de la muñeca sin ejercer demasiada fuerza, para evitar que continuara con mis pasos. 

—¿No es obvio? ¡Iré a ingerir más alcohol!

—Ya ha sido suficiente— dijo con tono serio.

—No... ¡Oye! ¿Qué mierda crees que estás haciendo? — le pregunté mientras era cargado como un costal de patatas sobre el fuerte hombro del extranjero que no dudó en brindarme una nalgada que me dejó boquiabierto.

—Será mejor que te portes bien— dijo —Porque de lo contrario, tendré que castigarte.

—¿Castigarme? ¿Crees que soy un jodido niño? — bufé.

—No hablo sobre esa clase de castigos— dijo con tono pícaro mientras me metía a su auto de lujo sin problema alguno. Nuestras miradas se encontraron y me fue imposible tragar en seco tan pronto acercó su rostro al mío y pensé que me iba a besar, pero no fue así. —Es muy importante hacer uso del cinturón de seguridad— dijo con tono burlón después de abrocharlo.

Bang se subió al auto para comenzar a conducir y después de unos minutos de completo silencio por ambas partes, me preguntó—: ¿Recuerdas la dirección de tu casa?

—Sí...

—Quiero la dirección real, no una falsa— me advirtió con tono serio.