𝙳𝚒𝚛𝚝𝚢 𝙱𝚘𝚢 🦋 𝚌𝚑𝚊𝚗𝚑𝚘

⌜Capítulo 35⌟

•͟➳ Minho

Christopher sonrió antes de decir—: Está bien, Minho. Lo entiendo.

Y entonces, alejó su mano de la mía y estúpidamente, me sentí vacío.

—¿Ya sabes lo que vas a pedir? — me preguntó sin elevar la mirada de su celular. Al parecer, no se encuentra del todo cómodo en estos momentos. ¿Qué sucedió? ¿No estaba dispuesto a salir a comer conmigo y cómo es que ahora pareciera que desearía estar en otro lugar excepto aquí? ¡No pienses en tonterías, Lee Minho! No es momento de dejar que tus inseguridades gobiernen el momento, ¿por qué no pones un poco de tu parte para que la situación mejore?

—No he venido nunca a este restaurante— confesé y eso atrajo la atención del pelinegro que elevó su mirada hasta encontrarse con la mía por lo que no dudé en aprovechar el momento para preguntarle con inocencia—: ¿Podrías pedir por mí?

Él asintió con la cabeza a modo de respuesta y tan pronto apareció la chica, hizo el pedido de nuestras respectivas órdenes y me sentí más tranquilo. Sé que debo poner de mi parte para no arruinar lo poco que hemos logrado, pero me cuesta demasiado trabajo hacerlo porque no quiero que esto sea unilateral. 

—¿Cómo ha estado tu abuela? — me preguntó tan pronto nos quedamos a solas.

—Ella ha estado mejorando demasiado— admití —La doctora me comentó que dentro de un mes, podría traerla de regreso a casa.

—Es una mujer muy fuerte— dijo —Al igual que su nieto.

—Ella es muy guapa, ¿verdad?

—Lo es— respondió —Al igual que su nieto.

Solté una risita antes de decir—: Eres todo un jugador.

—Lee, si tanto deseas un cumplido, ¿por qué no me lo pides directamente?

—Yo no quiero...

—Eres muy inteligente, atractivo, guapo y bastante delicioso— me interrumpió —¿Que más quieres saber acerca de lo que pienso sobre ti?

Mierda, me fascina demasiado el hecho de que tenga rostro de chico tierno, cuerpo de hombre rudo y un alto nivel de honestidad que le quedan de maravilla y logra crear una combinación perfecta.

—Espero que no pienses lo contrario cuando obtenga el puesto de gerente general, Christopher Bang— dije con superioridad.

El pelinegro no vaciló ni un poco al responder—: Por supuesto que no.

—Aquí está su orden— dijo la chica tras mostrarle una radiante y coqueta sonrisa a Bang lo que me generó un poco de molestia. —No dudes en avisarme si necesitas algo más.

Y tan pronto se fue, no pude evitar decirle—: ¿Por qué no le das tu número? Se ve que ha caído por completo ante ti.

Bang dirigió su mirada hasta encontrarse con la mía y tras soltar una risita, dijo—: Me gustan más las personas gruñonas.

Rodé los ojos a modo de respuesta y comencé a comer, sin embargo, Bang extendió su tenedor hacia a mí y dijo—: Pruébalo.

Lo correcto era negarme, pero ni siquiera tuve tiempo de hacerlo pues abrí la boca y probé el delicioso trozo de carne.

—¿Sabe bien?

—Bastante— respondí.

—Me gusta verte comer porque pareces demasiado feliz cuando lo haces.

—Deberías sentirte afortunado porque no suelo salir con cualquier persona a comer.

—Me siento afortunado— aseguró con tono serio que me erizó la piel.

—Será mejor que nos centremos en la comida— le pedí en un intento de alejar el impulso de ir hasta él para besarlo frente a todos con el objetivo de dejar muy claro el hecho de que él es y será solamente mío.

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—Olvidé comentarte algo— dije después de tomar la muñeca de Bang para evitar que se bajara del auto al llegar a la empresa.

—¿Qué es?

—Ya tengo el resto del dinero que me prestaste— respondí y tan pronto dejé en libertad su muñeca, saqué mi celular del bolsillo del saco y le pregunté—: ¿Podrías pasarme tu número de cuenta? Te transferiré el dinero.

—Minho...

—Ya te dije varias veces que no me gusta deberle nada a nadie y menos a ti— le interrumpí —Detesto tanto estar atado a una persona hablando en cuestiones económicas. En verdad, agradezco demasiado que me hayas prestado el dinero y créeme, que te lo agradeceré el resto de mi vida.

—Bien— dijo mientras sacaba su celular. Y después de unos momentos, me envió por mensaje el número de la cuenta bancaria.

—Gracias por la comida— dije al bajarme del auto.

—No hay nada que...

—¡Minho! — me giré hacia la chica que viene corriendo hacia a mí con los brazos extendidos por lo que no dudé en extender los míos para recibirla. —¡Te extrañé demasiado, bebito!

—Y yo a ti. ¡Te ves preciosa! — admití al dejarla en libertad y entonces, ella miró hacia el pelinegro y me preguntó—: ¿Quién es él?

—Él...

—Soy Christopher Bang— dijo —Soy un compañero de trabajo de Minho.

La chica sonrió abiertamente mientras extendía su mano hacía él.

—Yo soy Jini— se presentó.

—Es un placer. Los dejaré solos para que puedan hablar cómodamente.