Estimado Eduardo:
Estos tiempos de luto por fin me han abierto los ojos: La familia debe estar más unida que nunca. Lamento haber dudado de tu esposa cuando me expuso que "Jaiden" no había sido responsable de la muerte de tu hermano. Después de una larga charla con Lucanor, sospecho que su gente es la que está detrás del asesinato de Eric; mis espías ya lo están investigando. Debido a ello quiero expresar mis disculpas por culpar a Nathála sin fundamento y no permitirte asistir a los servicios funerarios de tu querido hermano.
Poco a poco estoy despertando de mi estancamiento, haciendo un lado mis sentimientos como padre, para seguir en mi papel de rey. Como sabes, el protocolo indica que ahora eres el heredero al trono. Sé que ha habido muchas diferencias entre nosotros, de las cuales no espero ser perdonado; sin embargo, te suplico que asumas tu rol como futuro monarca de Ertain. La Corona debe continuar en la familia Rodríguez por más que nosotros tengamos nuestras discrepancias. De esta manera, cuando yo me vaya de este mundo, y tú te conviertas en rey y Selena en reina consorte, el nuevo heredero será mi nieto Gustavo. Te ruego que hagamos este movimiento político lo más rápido posible, la Corona siempre debe prevalecer antes de cualquier discordia familiar.
Espero tu respuesta.
Con respeto,
Tu padre.
Eduardo se quedó sin palabras al leer la carta de Alberto. Parecía irreal: Por fin su padre estaba aceptando a Selena y a Edmundo como parte de la familia Rodríguez. La confusión lo tenía fracturado en dos, haciendo constantes sus ganas de llorar. Si la precipitada y aún impune muerte de su hermano no fuera reciente, se habría percatado de lo bueno que eran estas noticias: Finalmente habría una paz diplomática —no sólo tregua inestable— entre norte y sur, lo cual era un gran primer paso. Sin embargo, el rey fue incapaz de ver ese hecho al momento, por lo que tardó varios días en contarle a su esposa lo que Alberto le había escrito. Después de salir del aturdimiento, habló con Selena sobre la carta de su padre. Fue hasta que ella recalcó lo aliciente que era el suceso, que Eduardo se dio cuenta de que la paz ya era casi una premisa.
A la mañana siguiente comenzaron a arreglarse los preparativos para la reunión que el rey ertaino había pedido. A pesar de que Selena se sentía aliviada, no encontraba la suficiente confianza para invitar a su yerno a Semanak y formalizar el asunto. Fue por ello que recurrió a Leilani, usando como excusa que, hacer aquel evento en Jaiden, le dejaría en claro a enemigos y aliados que el rey ertaino reconocía la inocencia de Nathála y la tribu yaofruc en el asunto de la muerte de su primogénito.
Eduardo estuvo de acuerdo con ese plan, pero la verdad no se involucró mucho, a pesar de que él sería el principal protagonista de la reunión. Se sentía sucio por suplantar a su hermano de esa manera, como si brindara y bailara de alegría sobre la tumba de Eric. Él jamás había querido esto, nunca deseo ser rey de nada ni de nadie. Sólo deseaba estar con Selena, criar a su hijo en paz y seguir concentrado en el arte. Sabía que él había estado de acuerdo con su nombramiento no oficial de ser el siguiente en el trono después de su hermano, pero la verdad una parte de su interior siempre suplicó que ese día no llegara. Fantaseaba con que Isabel lograría embarazarse y a él lo olvidarían en el árbol genealógico de los Rodríguez. Pero ahora era el siguiente en la línea de sucesión y su inocente Edmundo recibiría ambos tronos de dos mundos completamente diferentes, eso era lo que más le asustaba: Conocía cómo eran los políticos en el lugar en el que se crio, ahí jamás aceptarían a un niño de color, con magia y del norte como rey.
Claudia no había tenido tiempo para procesar si realmente era esto lo que deseaba porque la confusión había podido con ella. Por eso acudió a Lucas sin temer su reacción, le tenía una fe ciega al muchacho. Sin embargo, ahora que el joven sonreía emocionado, ella permitió que la alegría también invadiera su cuerpo.
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Batalla de Dioses: La Reina del Mar (Batalla de Dioses, #1)
FantasyDos hermanos, dos dioses, un amor prohibido. Un regalo, una isla, un castigo. Seis reinos, seis Casas gobernantes, seis tronos. El norte regido por el feroz mar. El sur regido por las imponentes montañas. Una traición que trajo guerra eterna y cao...