CAPÍTULO 15: HIJA DE ALEXANDRA

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Después de los últimos gemidos, Selena se acostó junto a Eduardo, completamente extasiada. Ambos intentaban recuperar su respiración mientras miraban el techo de la pequeña choza, perdidos en la luz naranja que los protegía del frío de la tarde. La piel de ambos brillaba ante las velas por el sudor y, a pesar de que sólo un par de cobijas cubrían el piso de madera, sus cuerpos no estaban adoloridos.

Desde que la chica había descubierto lo maravilloso que se sentía que su novio la tocara, no quería que le quitara las manos de encima. Eso era mejor que charlar sobre sus preocupaciones: Oye, Eduardo, ¿recuerdas a esa adivina del círculo de las brujas? Bueno, me dijo que yo soy la heroína de la que habla la Profecía... Así es, se trata de una mujer, no de un varón. No, no era un buen diálogo.

Cuando abandonaron El círculo de las brujas, Daniel y Marina intentaron enmendar sus errores, incluyendo a Eduardo en la conversación. Le preguntaron sobre Ertain y él hizo lo mismo con Nathála y Yaofruc, no obstante, Selena se fue, quedándose atrapada en sus pensamientos. Se sentía abrumada por ese futuro que le aseguraban con certeza, así que había estado ideando un plan para escapar de él... Ni siquiera comentó el asunto con su familia, que seguramente perdería la cabeza igual que ella.

En la actualidad, la princesa giró para acostarse sobre su abdomen y miró los dibujos de su novio, pegados con cera en la pared. Eduardo era un gran artista, otra cualidad que hacía que le gustara más. Mi vida es una tragedia, pensó la chica; si Selena quería completar su plan, tendría que apartarse del príncipe antes de lo previsto y eso no le agradaba en lo absoluto.

—¿Qué sucede? —preguntó el chico, mirándola. La muchacha no le devolvió el gesto ni se molestó en responder. Eduardo resopló. Desde que habían dejado El círculo de las brujas, había notado que Selena sólo estaba presente cuando hacían el amor; en las otras ocasiones se iba y él ya no sabía qué hacer para traerla de regreso— Corazón, por más que me guste tener sexo contigo, no quiero que esa sea la única manera de comunicarnos.

Tardó unos segundos, pero al final lo soltó.

—Voy a escapar —dijo la chica—, voy a escapar de mi Casa —ahora estaba hipnotizada por la luz de la vela; sus palabras eran serias y, aun así, no sentía nada. Eduardo arrugó el ceño con tristeza, preocupándose por lo que había llevado a su novia a tomar esa decisión. Estiró el brazo y, delicadamente, colocó un mechón de cabello detrás de su oreja como consuelo. Ante ese toque, la princesa se sintió abrazada y volteó a ver al chico—. Debo arreglar unas cosas antes —hablar con Sabdi—, pero después me iré —finalizó con una pizca de dolor en su rostro.

A Eduardo le falló la respiración. No podía creer que cada vez estaba más cerca la huida de Selena. Ella era lo mejor que le había pasado en los últimos años y pronto no dejaría rastros de su existencia. Algo aplastó su garganta, no podría sobrevivir sin la bruja ahora que por fin la había encontrado.


El príncipe no dejaba de ver a Mauricio, sintiéndose en plena soledad. El hijo de los García era el único al que había nombrado verdadero amigo sin cuestionar, pero con lo que se celebraba ahora en la mesa, Eduardo comenzó a dudar de su elección. Por otro lado, Mau se percató de la mirada sombría de su mejor amigo, sin embargo, intentaba no hacerle caso. Jamás lo entenderá, él sólo es un príncipe que nunca tendrá la corona; en cambio, yo soy el primogénito del hombre que más armas le provee al reino, es obvio que me viera obligado a continuar el legado, pensó el chico en un intento de limpiar su conciencia, pero sabía muy bien que al príncipe siempre le habían enfermado las ejecuciones de los seres mágicos.

Cuando el Señor García y el rey volvieron a brindar por enésima vez sobre las nuevas, Eduardo se levantó de la mesa bruscamente para salir de la habitación. Ni siquiera había tocado su filete. El muchacho se excusó para seguirlo, pero Alberto y su padre ni siquiera se molestaron en prestarle atención. Al estar en el corredor, tuvo que andar muy rápido para alcanzar a su amigo.

Batalla de Dioses: La Reina del Mar (Batalla de Dioses, #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora