—Eso también incluiría a tu familia —apuntó Eduardo.
—Lo sé —resopló Samantha—, pero de ellos me encargaré después. Llevo mucho tiempo ideando un plan para quitarlos del poder, así que no dejaré que una acción precipitada lo arruine todo... Por ahora concentrémonos en tu padre.
—Aún no entiendo qué ganas con todo esto —dijo el príncipe con desconfianza—, ¿tanto es tu cariño por Selena?
Samantha intentó no ruborizarse y dar información de más, pero le costó trabajo. Tuvo que aguardar un momento y respirar profundamente para contestar.
—Tienes razón, tengo un objetivo oculto: Me será imposible quitar a Lucanor y a mi hermano del trono si tu padre sigue respirando. De un momento a otro se volvieron aliados y eso no lo puedo permitir. Te necesito a ti coronado para que Lucanor pierda la única alianza que tiene —explicó—. Además, al enterarme de lo que le habían hecho a Nathála, supe que este era el momento para actuar. ¿Dejarás que te ayude a vengarte?
Eduardo no respondió porque sinceramente no sabía si podía confiar en Samantha. Lo acontecido hace unas semanas realmente había quebrado su fe en todo, por lo que le estaba resultando difícil no creer que la mujer lo traicionaría. Se crio en Algea, ¿qué puedo esperar de ella?, su mente pensaba en automático.
—¿Necesitas un incentivo más? Mi padre mató a tu hermano, y le hizo creer a Alberto que las responsables habían sido Leilani y Selena para llevar a cabo aquella matanza —escupió Samantha sin una pizca de tacto. Esa información hizo que Eduardo se desequilibrara. De repente no pudo respirar—. Lucanor y David fueron la mente maestra detrás de esa carnicería, y tu padre los siguió de una manera tan estúpida...
—También quiero matar a tu hermano y a tu padre —declaró Eduardo—. Después de que asesinemos a Alberto, quiero que planeemos el homicidio de tu familia —su voz sonó tan firme, que asustó.
El príncipe sentía que una roca aplastaba su pecho, consiguiendo que su boca se llenara de odio.
—Lo lamento, príncipe, pero ya tengo a la persona indicada que asesinará a mi familia. Ella aún no está lista, pero pronto lo estará...
—Yo...
—Créeme —lo interrumpió—, después de todo lo que ha sucedido, ella tiene más derecho a reclamar su sangre que tú —Eduardo frunció el ceño, confundido. Esos bastardos habían asesinado a su esposa y a su hermano, ¿quién podría tener más derecho que él para matarlos?—. A ti te corresponde cobrar la vida de tu padre: por Eric, por Selena... y por tu hijo. ¿Quieres salvarlo del maltrato de Alberto, no?
Esa simple frase hizo que Eduardo olvidara la oración anterior. Su corazón tembló.
—¿Cómo sabes que...?
—Ya te lo dije, estos años me concentré en volverme más fuerte para tomar el trono de mi padre. Tengo contactos, espías y soldados que matarían por mí. Deja que te apoyemos.
Por fin Eduardo entendió por qué Sandro y Diana habían calificado a Samantha como poderosa. Ahora no sólo se trataba de la diosa de la guerra, sino también de una persona que poco a poco se había pavimentado el camino para usurpar el trono de Algea y no morir en el intento. Sí, ambos serían unos usurpadores; aun así, jamás dejarían de verse como los buenos de la historia.
La sangre del príncipe borboteaba cada vez que respiraba, anhelando su venganza. No obstante, su completa voluntad y disposición era lo único que tenía. No contaba con aliados poderosos ni un plan muy estructurado, salvo parecer obediente y débil frente a todos para que jamás se sospechara de él; por eso no se había opuesto a que la boda con Claudia fuera pronto. Por lo tanto, servirse de la red de Samantha para llevar a cabo un crimen tan complicado como lo era el regicidio, resultó ser su única salida para recuperar a su hijo lo más pronto posible.
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Batalla de Dioses: La Reina del Mar (Batalla de Dioses, #1)
FantasyDos hermanos, dos dioses, un amor prohibido. Un regalo, una isla, un castigo. Seis reinos, seis Casas gobernantes, seis tronos. El norte regido por el feroz mar. El sur regido por las imponentes montañas. Una traición que trajo guerra eterna y cao...