SANGRE EN EL AGUA
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DRACCO
No me encuentro, la ira me tiene con el cuello doliendo, el pecho desbocado y viendo en negro. Flechas ve mi estado poniéndose se pie. Me arde que me traten como idiota y el moreno vuelve dejando la botella de bourbon en la mesa.
—Necesito que entres en razón—dice—cálmate y no te desquites con una persona que no tiene por qué pagar los platos de una guerra que solo es entre los dos.
—No pedí tu opinión—bramo descorchando la botella.
Empinarla no lo hago, no soy el tipo de persona que pierde el control y enojado pienso mejor. Dejo caer el licor en el vaso, Estoy cabreado, hastiado y duro, por más que la odie en este momento me la endurece cada que traigo el recuerdo del elevador.
—Escucha animal por una vez en tu vida y no la dañes de esa manera, no se lo merece—sigue—solo cometió un error, posiblemente inocente de su novio.
La ingenuidad se paga caro y la puse a prueba a la muy tonta y cayó en la trampa como una rata.
—¿Porque la defiendes tanto? —lo miro mal—¿te gusta?
Inquiero y solo sacude su cabeza decepcionado. Bebo la copa de un solo sorbo poniéndome de pie, no me aguanto ni yo mismo y solo quiero tener de frente a esa perra desleal para hacerle pagar su traición.
Es que quiero estrangularla mientras la penetro con dureza.
—No me gusta, pero hasta un ciego se daría cuenta lo mucho que ella vale—responde—es tierna, sensible e inocente, solo es una chica bonita con muy mala suerte en toparse con un animal como tu.
Las mierdas se las busco ella porque hasta un ciego, como dice Flechas vería que es mejor no tenerme como enemigo.
Trueno el dedo del medio y vuelvo a beber el último trago dejando la copa vacía. Quiero más, pero respiro profundo concentrándome en esto porque ahora se, que tengo a dos enemigos y es culpa mía, por verla de otra manera.
Lo reconozco, quise utilizarla, pero su grado de belleza llego a nublarme un poco desviándome del objetivo del porque la había escogido a ella.
El tablero de juego está expuesto y ella es solo una ficha, un comodín y mi As más impórtate que utilizare para destruir.
No tengo reglas, pero debo implementar una y es… «no mirar con otros ojos a la mujer de mi enemigo» su belleza es arma de doble filo, Ava Valentine sabe lo que posee y eso la vuelve arma letal de doble filo. Debo estar preparado porque estoy seguro que sus golpes son mortales y son de los que no te recuperas jamás.
¿Y se preguntaran porque lo sé?, es sencillo, lo veo en sus ojos.
—Solo te pido que reconsideres el destruirla de esa manera, la he investigado y ha luchado demasiado por su veterinaria hermano—no escucho—ten un poco de piedad.
—Nadie la mando a no saber escoger a sus enemigos—le digo furioso—tiene a ese imbécil de Hannibal detrás de su culo, solo a ella se le ocurre meterse con un maldito criminal.
Lo vi en sus ojos, está obsesionado con ella y no va a descansar hasta tenerla. La quiere para ella, lo percibí y la manera en como la miraba con deseo no deja duda. Hannibal es como yo, es un hombre que obtiene lo que quiere y ese maldito codicia a la Pryntsesa.
Es un verdadero animal, será un digno contrincante, porque Paris no es más que un maldito cachorro jugando a ser grande.
—¿Te molesta? —sale con cuanta pendejada—¿te molesta que otro hombre la pretenda?
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ADICCIÓN
RomanceComplot, Alianzas, Rivalidad, Amores prohibidos, Asesinatos, Escenas eroticas e Investigaciones criminales. Tras tres años fuera de Nueva York, Dracco McFinnigan regresa a su ciudad alzándose como nuevo presidente de la constructora familiar, revivi...