ADICCIÓN

EPISODIO 11

ACAPULCO

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AVA

El aire pesa a mi alrededor, los latidos se me aceleran y cara de Paris hace que las rodillas se me muevan solas. La garganta se me cierra con la mirada oscura antes de entrarme a las malas al apartamento haciéndome daño cuando forcejeo con intención de liberarme.

Me retuerzo ante su agarre y Lorena le pide que me suelte mientras que yo no sé cómo actuar, que hacer o decir ante esta inesperada situación.

—¿Paris que haces aquí? —le tengo demasiado miedo.

Me empuja y suelto la maleta retrocediendo. Esta cae y la mirada de Paris me acribilla cuando por obvias razones ya que sacar conclusiones es fácil.

—No la trates así —Lorena interviene y niego con la cabeza para que no se meta en esto.

—Tu metete en tus malditos asuntos—gruñe molesto—y tú, explícame que mierdas estás haciendo.

—Yo—no sé qué decirle para no hacerlo enfurecer. Se va a enojar y el recuerdo en su oficina me hace dudar.

—¿Tu qué? —da un paso adelante—¿Qué estás haciendo maldita sea?

Grita furioso, mi cuerpo lo siente y pego un respingo temiendo por mi bienestar. La puerta está abierta y dirijo la mirada al umbral queriendo que aparezca como aquella vez en mi oficina salvándome de Hannibal. Pero no creo tener tanta suerte.

Es tonto, estúpido, y carezco de sentido común en este momento, pero tengo miedo y a su lado extrañamente me siento segura. Apenas lo conozco, es simple lo que pienso, pero lo que emana me hace sentir que tiene las armas para enfrentarlo, defenderme y quemarlo todo por mí.

—Habla—inquiere Paris.

—Hago lo que me pediste—encuentro mi voz—estoy cerca de tu enemigo cumpliendo con tus órdenes.

Me analiza y mantengo una expresión neutral que no le muestre lo nerviosa que me encuentro.

—Algo me estas ocultando—me señala y se pasa la mano por el cabello mirando la maleta de nuevo.

—¿Para dónde vas? —aprieta la mandíbula mirándome y el aire se me estanca en la laringe—ten cuidado con lo que me dices, porque la excusa de tus amigas no te lo creo más.

Amenaza y por un momento pensé que estaría aquí para preguntarme acerca de mi veterinaria, pero su actitud me deja claro lo equivocada que estaba.

Me mira mal y me niego hacer lo mismo, si le digo para donde voy se aparecerá allá y no deseo tener el cargo de conciencia dañándole de nuevo un negocio a Dracco.

—No lo sé Paris, Dracco no me dice na…

—¿No sabes? —me toma del brazo brusco, fuerte y paso saliva cuando acerca su rostro al mio mirándome con tanta rabia y es un total desconocido para mí en este momento—eres una mentirosa.

—Lo juro Paris, no se para dónde vamos—me iré al infierno, pero esta situación no sé cómo manejarla y hago lo que más puedo.

—Mientes.

—No amor, no lo hago, no pienses mal—suelto en medio del desespero que me genera su estado lleno de descontrol.

Me suelta pasándose la mano por el cabello, está furioso, frustrado y eso lo hace peligroso, siento su aura pesada y retrocedo acariciando mi brazo que tiene la marca de sus dedos.