PURO ACERO
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DRACCO
Le ofrezco la copa de champagne a Cruella, a quien quiero degollar, Demian le da un sorbo a la suya y lo miro de reojo. Esta apoyado en la pared de vidrio, al lado de los trofeos que me ponen como el número uno.
Me mira directamente, creo que de los tres sus ojos son más brillantes. Lo digo porque siempre luce esa aura oscuro, enigmática, intrigante.
—No debiste hacerlo—sigo alegando lo mismo—y menos exponerte con esa sabandija que desde ya, les dije que es mío.
—No estaba sola—interviene Demian—yo la acompañe, era algo que teníamos que hacer porque tu piensas que estas solo y tus enemigos se olvidaron al igual que tú, que no eres hijo único, somos tres.
No soy de piedra, por más que quiera demostrar otra cosa, hay personas que me importan, que están en mi alma, y ya perdí a mama, no soportaría perder a uno más.
—Ese maldito pudo hacerte algo—le reclamo airoso, pero Cruella se encoje de hombros como si no le viera nada malo a la situación.
—Bájele a tu tono—alza el dedo y habla calmada—y no iba hacerme nada, no te preocupes, Hannibal no es más que un idiota con un negocio peligroso, nada más.
Siento que se me sube algo al cuello cuando creo varios escenarios. La muerte de mama me partió en dos, Cruella me devastaría.
—Es un asesino—le recuerdo, es una inconsciente y estoy rodeado de mujeres que les encanta avivar el avispero.
—Que le temblaron las pelotas al verme—le da un sorbo a su copa—no es la primera vez que me toca enfrentarme a una persona como el, es de cuidado, pero no peligroso y he tenido a hombres de temer cenando en mi mesa y obedeciendo mis órdenes.
Se las personas que la rodean, es pesado el ambiente en el cual se mueve y ha sabido dominar, pero ninguno de ellos nos quiere matar como si Hannibal y eso lo vuelve mil veces más peligroso.
—Aun así, fue estúpido lo que hiciste—el vaso esta medio lleno y de un sorbo lo bebo completo, de solo pensar en las consecuencias de su imprudencia, no se que me da en el pecho—no puedes hacer este tipo de cosas sin consultarme, meterte a la boca del lobo y pensar que voy a tomarme las cosas con calma.
—Tu eres el estúpido Dracco—me contesta contundente—piensas que vamos a quedarnos sin hacer nada cuando te recuerdo que Samira pario dos hijos más, la muerte de ella también nos duele, nos desgarra por dentro y ni pienses que nos vamos a quedar sin hacer nada cuando vemos en lo que estas metido, juegas con fuego y no te vas a quemar solo.
Cruella es demasiado intransigente, con ella no se puede razonar y cuando se le mete algo a la cabeza, no hay poder humano que logre hacerla cambiar de opinión.
—Relájate Dracco—opina Demian mirando a través del cristal—ya bastante te estamos ayudando cuando nuestras fichas no están en el tablero.
—No dimensionan lo que acabas de hacer—sacudo mi cabeza frustrado—y tu Demian no debiste permitir que ella cometiera esa estupidez.
—¿Cómo si se pudiera controlar a la reina? —me responde sin mirarme.
—Dracco, cálmate que no soy una bebe la cual tiene que pedirte permiso—me responde—se lo que hago y si vamos hablar de poder, tienes que respetarme, porque ninguno de los dos está por encima de mí.
Mantiene las piernas cruzadas y acomoda su melena rubia con elegancia. Se en el mundo en el cual ella se mueve, sin embargo, es mi hermana, no una cualquiera y no quiero exponerla.
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ADICCIÓN
RomantizmComplot, Alianzas, Rivalidad, Amores prohibidos, Asesinatos, Escenas eroticas e Investigaciones criminales. Tras tres años fuera de Nueva York, Dracco McFinnigan regresa a su ciudad alzándose como nuevo presidente de la constructora familiar, revivi...