ADICCIÓN

EPISODIO 31

ALIANZAS, ESTRATEGIAS Y PLACER

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DRACCO

La noche me toma en la oficina preparando toda la información requerida para la licitación. Es un proyecto grande que requiere de mucha planeación y con toda la información suministrada por Kailli, le doy inicio a mi propuesta.

Nunca en mi familia se ha realizado algo como esto y quiero ser el primero en lograrlo. La mejor forma de predecir el futuro es trazar tu propio camino y tengo muy claro en esta vida lo que quiero hacer, lograr, cumplir.

No me interesa competir con nadie, solo me gusta ser el primero.

Flechas está aquí conmigo y se mantiene mirando no se que en el móvil, riendo y desconcentrándome con el sonido que empieza a ponerme de mal humor.

Sigo en lo mío, en una semana se debe presentar este proyecto y contamos con los recursos para realizarlo y quedarme con él. Soy demasiado perfeccionista en lo que hago y cuido cada detalle. A decir verdad, soy nuevo en este tipo de construcción y por ello tuve que recurrir a Diacono para que me guiara.

Escribo la cifra que gastaríamos en los materiales que siempre usamos de mejor calidad y Flechas suelta una risotada que me despierta la neura.

Vuelve a reír a carcajadas y suelto el aire de mis pulmones por la boca cuando dejo las manos sobre el escritorio mirándolo con ganas de matarlo.

—¿Te puedes calmar? —me mira—me estas desconcentrando.

—Pensé que los inteligentes como tu, nada los distraía cuando se concentran en algo.

—¿Porque no te vas? —le digo molesto con su presencia.

—Ya discúlpame, solo que estos videos de risa cada vez son mejores—camina sentándose frente a mi y lo miro mal—ya, mejor vamos a tomarnos unos tragos, hace tiempos que no salimos y no me dedicas tiempo.

Ruedo los ojos cuando se pone con esa actitud.

—No te quiero como para darte lo mas valioso de mi—le respondo siguiendo con lo que me interesa.

—Lo dices porque no tengo ojos azules y cabello negro—lo miro mal—un cuerpo de hecho para tentar, una mirada intensa y unos labios carnosos perfectos para...

—Cállate—le advierto señalándolo y ríe—y vete que no te soporto.

Deja el codo en el escritorio y en la palma de su mano su mentón mirándome.

—¿Lo dejarías todo por amor?—empieza con su sentimentalismo.

—¿A que viene esa pregunta? —inquiero queriendo meterle mi estela en un ojo.

—Tu y Ava—me dice—tienes poder, dinero, prestigio y dicen que el amor es sacrificio.

—¿Y?

—¿Lo dejarías todo por ella? —lo miro—¿cambiarias por esa mujer?

—Milton—me impacienta.

—Eres egocéntrico, egoísta, orgulloso, posesivo, controlador y todo un hijo de puta.

La verdad no se discute.

—¿Si lo dejo todo quien sería? —le respondo—¿Qué le ofrecería? No seria yo al que ella amaría, si no una versión falsa de mi que se amolda a su prototipo de hombre ideal y eso sería una mentira, es tergiversar tu realidad, esconder tu verdadera esencia que tarde o temprano te estallara en la cara.