ADICCIÓN

EPISODIO 41

EL PUTO DRACCO

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DRACCO

Me remuevo sobre la suavidad de la sabana desordenada, los parpados se me abren y el calor humano al lado derecho me termina de sacar de la hipnosis.

Boca abajo desnuda preparo la mujer que tiene el cabello esparcido en la almohada. Paseo los ojos por la piel de porcelana y magreo las nalgas que quedan a mi disposición.

Es hermosa, no cabe duda y es hora de irme, la madrugada demanda vestirme, tomar mis cosas y largarme, pero como la otra noche, me quedo contemplándola. Cara a cara observo la delicadeza de sus facciones femeninas y los labios que bese durante toda la noche. Me excita demasiado y no contengo las ganas de darle un beso en el hombro, para continuar en su cuello, mientras el miembro se me pone grueso y le abro las piernas con las rodillas, en lo que me ubico entre sus muslos untados de mí.

Todos mis pensamientos están de acuerdo en algo. Me estoy volviendo adicto a ella.

—Mami—le susurro en el oído—tengo ganas de ti.

Sujeto del tallo mi miembro erecto y lo paseo entre sus pliegues despertándola. Gruñe bajito y para el culo ofreciéndomelo. La nalgada me sale espontanea con su acto y el grito que suelta me complace cuando entro en una estocada que le deja mis testículos sobre el monte de venus.

—Rico—murmura absorbiéndome.

Aplasto su cuerpo con el mío mientras le abro las nalgas ingresando en su cavidad húmeda con estocadas que se lo entran todo. El cabello se me pega a la frente con el sudor que llega con el momento lleno de éxtasis puro que siento cada que comparto este tipo de cosas con la mujer que le quite a mi peor enemigo.

Lo soporta gimiendo y puedo hacérselo en todas las posiciones que se me da la puta gana porque ella lo acepta pese al grosor, las venas y lo grande. Le gusta la forma bestial en lo que se lo hago y no tengo que reprimir mi fuerza, la vehemencia que me cargo porque está hecha para mí, por y a mi medida.

La volteo enterrándole las rodillas en la cama en una de las posiciones que más me gusta porque me permite ver como se lo hundo todo, como mi polla se pierden entre sus pliegues, las caras que me hace sintiendo la verga completa del hombre al que ella llama millonario. Mi 1,95 resalta mas cuando el cuerpo grande queda encima haciéndola ver tan vulnerable, indefensa y susceptible. Mi hombría siento que se arrecia mas al saber que hago mía a la mujer que muchos quieren, pero a mi me pertenece. Mi lado egocéntrico, altivo y machista emana cuando pienso que se la quite a Paris y Hannibal nunca la va a tener.

La tengo yo, me pertenece a mi y es algo que crea tantas sensaciones que me tornan rudo embistiendo con fuerza, el sudor lo siento como fuego que quema mi piel y me vuelve mas irracional de lo que estoy.

Se que mi pene la maltrata, en una posición que no le deja nada afuera, pero a ella le gusta.

—Me vuelves loco, irracional y perdido—se muerde los labios con fuerza y las ganas son tantas que lo hago yo por ella. antes de darle un beso.

Mi gusta su cuerpo, me estoy volviendo adicto a sus gemidos, al sudor que emana cuando está conmigo. Con otras solo eran polvos vacíos, que al final no significaban nada, pero con ella todo es distinto porque cada latido tiene su nombre.

Sucede que ella es la primera vez en que quiero entregar mi vida. vivía en medio de mujeres hermosa pero poco interesante y ella llego rompiendo todos mis esquemas. Me acerco a su cuello y mi olfato se complace con el olor que emana su cuerpo. Huele a mí, a sexo y a mujer. Es adictivo su olor para mí, me encanta hasta como sabe y no puedo ocultarlo, lo adicto que me he vuelto por ella, la sonrisa estúpida y los latidos descontrolados me delatan.