Serie: Una noche
Libro #1
Aarón estaba perdido; tenía que elegir: decepcionar a su padre o decepcionarse a sí mismo.
Rose nunca pensó encontrarse en esa situación, quizás en unos diez años, pero no a esa edad y no con él estupido capitán del equi...
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Capítulo 40
Aaron
La vida se había calmado un poco al dejar el trabajo y terminar los partidos de la temporada, solo quedaba la universidad y aunque estaba en época de exámenes finales, se sentía todo mucho más relajado. Era extraño decir que me sentía en paz presentando exámenes diarios, pero en comparación con los meses anteriores donde tenía que hacer evaluaciones, ir a practicar, trabajar y tener partidos cada semana, solo presentar exámenes se sentía como un spa.
Y como no hacerlo si por meses me tocó salir de casa a las cuatro de la mañana y volver a medianoche, no fue fácil, muchas veces sentí que la vida se me iba y no la estaba disfrutando, sinceramente no me había rendido porque allí tenía a Rose, que cada día me sonreía de forma tan bonita que me daba ánimos de seguir, saber que iba a llegar a casa y ella estaría esperándome era mi motivación.
Agradecía al destino por ponerla en mi camino, ella era mi motor para no detenerme nunca, cuando quería flaquear estaba allí para darme la mano y demostrarme que yo sí podía, que, aunque fuera difícil solo debía ir a mi paso y nunca mirar atrás.
Me preguntaba diariamente que había hecho durante mi vida para merecer a alguien como ella, la respuesta nunca llegaba, pero no me iba a quejar por tener tan buena suerte, en vez de ello estaba seguro de que agradecería cada día por la oportunidad dada.
Después de aquella reunión en casa me fue algo complicado no contarle lo que había visto en aquel baño, odiaba ocultarle cosas y más porque siempre habíamos tenido una excelente comunicación, pero eran dos factores los que me detenían.
Lo primero, Rose estaba en sus últimos meses de embarazo y las emociones fuertes no le hacían bien, iba a ser inevitable que no se preocupara por lo que pudiese pasar entre esos dos, y la segunda era que no me correspondía a mi decir aquello, si las cosas pasaban a más, solo Hannah o Ron debían contarlo, me sentiría como un chismoso contando algo tan privado, sinceramente preferiría no haber visto nada porque desde ese momento me fue imposible no regresar el tiempo en mi mente y ver todas las señales que pase por alto.
Si lo analizaba mejor, no le estaba mintiendo, si ella llegaba a preguntarme si había algo raro entre esos dos, le diría la verdad, pero en ese momento solo omitiría revelar esa información hasta que fuese inevitable contarla.
¿Que si era lo correcto? la verdad no lo sabía, era algo extraña esta sensación de ser cómplice de un delito, porque se sentía así, en mi mente aun podía repasar palabra a palabra la amenaza de Hannah, y por más que intenté hablar del tema con Ron este solo buscaba una excusa para cambiar la conversación.