Capítulo 38

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Capítulo 38

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Capítulo 38

Creo en Aaron, creo que incluso lo hago más que él mismo, a pesar de tener la confianza de que las cosas iban a salir bien, igual me sentía nerviosa, porque nada estaba escrito, y aunque no quería equivocarme, las injusticias pasaban más seguido de lo que deseábamos.

Sabía a qué hora iba a ser la reunión, pero desde hace varias semanas había dejado de conducir, mi panza chocaba con el volante y me era difícil la verdad, así que aunque quería ir a esperarlo después de su práctica, no lo hice.

Y eso me estaba carcomiendo, no estaba segura de poder aguantar todo el día para saber qué le habían dicho porque estaba segura de que no me lo iba a decir por una simple llamada, él iba a querer contármelo cara a cara.

Y aunque amaba que tuviese esa consideración conmigo, la verdad era que la curiosidad me estaba matando, tanto que no tenía cabeza para cocinar algo medianamente decente, así que simplemente me había hecho un sándwich sencillo y estaba sentada en la sala, según viendo lo que pasaban por la televisión, pero si me preguntan no tenía idea que era, simplemente estaba perdida en mis pensamientos.

Me había escrito apenas había salido del entrenamiento para informarme que venía en camino, no me quiso adelantar si había sido seleccionado o no y simplemente me estaba poniendo de los nervios.

Si bien aún el día para él no acababa y tenía que ir a clases, había preferido venir a casa y eso se podía significar dos cosas, o había sido seleccionado o no lo había sido, yo solamente sentía algo en el estómago que me estaba consumiendo.

La televisión era ruido de fondo que simplemente evitaba que todos tuvieran un silencio absoluto en casa, yo intentaba comer poco a poco porque no solamente era yo, éramos tres personas que debemos comer, pero no tenía hambre estaba nerviosa y simplemente quería que llegara ¿por qué coño quedaba tan lejos el campo de la casa?.

¿Y si me había equivocado? Quería creer que no me había equivocado que él tenía suficiente talento para ser seleccionado y que la vida no era tan injusta como para no darle ese regalo.

La noche anterior, prácticamente los dos la habíamos pasado en vela, era muy difícil dormir cuando sabías lo que te esperaba al día siguiente, me había dormido después de todo a eso de las dos o tres de la mañana y él como siempre se paró muy temprano y se fue a seguir entrenando.

Estaba orgullosa de él, lo admiraba por tener tanta perseverancia, por nunca rendirse, por simplemente luchar, no cualquiera hacia los sacrificios que él hacía a diario.

El sonido de un auto estacionado frente a la casa me hizo entrar nuevamente en mí, salir de aquellos pensamientos turbios y tomar una respiración profunda antes de levantarme y recibirlo en la puerta.

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