Capítulo 2
—Papá, ¿también invitaste a la adoptada? —La voz de Ron me hizo despegarme del abrazo de mi padre para verlo.
¿Qué hacía ahí? Al parecer papá había sido lo suficientemente convincente con la llamada de esa mañana, que nos había traído a los dos a casa.
—No le digas así a tu hermana, sabes que odio que lo hagas.
Mi hermano ríe y se acerca para saludarme.
—Ella sabe que la amo, a pesar de ser adoptada. —Rió, mientras me abrazaba en un saludo rápido.
—Lamento decirte, Ron, que el adoptado de esta familia siempre has sido tú; nada más mírate, pareces hijo de la Roca, mientras nosotros —dije mientras señalaba hacia papá y luego a mí—. Somos seres normales.
—Si soy hijo de la Roca, ¿dónde está mi dinero?
La risa de papá nos interrumpió ante el comentario de Román.
—Claro hijo, sigue soñando —dijo, aún riendo, mientras le daba una palmadita en la espalda.
Amaba a mi familia. Éramos pocos, solo mi papá, mi hermano y yo, pero éramos unidos y cuando sentía que la vida se me venía encima ellos tenían la capacidad de alegrarme.
Cómo en ese momento.
—Papá te ha convencido esta mañana. ¿Fue bastante convincente, cierto? —sonreí y asentí, aunque yo también tenía otras razones.
—Pues al parecer sí, nos convenció a los dos.
La verdad era que yo necesitaba el calor del hogar, después de mi metida de pata.
Vemos como papá camina a la cocina y eso me hizo hacer una mueca. Amaba a mi padre pero era el peor cocinero de la historia; tenía la capacidad de quemar hasta el agua.
—Dime que no está cocinando él.
Ron rie y luego me abraza por los hombros pegándome a él.
—Tranquila ya me encargue de pedir pizza, vamos a comer. —Me arrastró con él, al llegar a la cocina ya papá estaba sirviendo.
—Me encanta tenerlos en casa.
Él siempre ha sido muy sentimental, desde que mi madre murió, hace ya diez años. Él se había encargado de nosotros y siempre había dicho que éramos su razón de vivir, ahora que ya no estábamos en casa, estaba completamente segura que se sentía solo.
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Faceoff
RomanceSerie: Una noche Libro #1 Aarón estaba perdido; tenía que elegir: decepcionar a su padre o decepcionarse a sí mismo. Rose nunca pensó encontrarse en esa situación, quizás en unos diez años, pero no a esa edad y no con él estupido capitán del equi...