✧･ﾟ: *✧･ﾟ:* Vanilla Milk Parte 2 ✧･ﾟ: *✧･ﾟ:*
Simplemente la vida del pequeño Louis y su amado alfa, Harry.
O donde Louis es un encantador omeguita mimado, amante de los conejitos, las burbujas y los abrazos y besos de Harry; un alfa sobre protecto...
- No te vayas a salir, totopo, voy por lechiguita.- murmuró Louis acomodando al conejito dentro de su nueva carriola de juguete que su alfita le había comprado la noche anterior luego de dejar a Vicky y Tommy en su hogar.
El conejito se quedó moviendo su nariz en un vaivén gracioso, escondido entre la mantita que el ojiazul le había colocado para protegerlo del supuesto frío que había dentro de la casa, aunque de todas formas habían estado en el jardín trasero toda la mañana.
-Ya no te vayas, solecito, está listo el desayuno y en cualquier momento bajará tu alfa, anda, siéntate.- dijo Lola cuando vió al omeguita entrar a la cocina dando saltitos contento, perdiéndose entre las puertas del refrigerador cuando comenzó a buscar lo que necesitaba.
-Voy a llevarle lechuguita a totopo, Lolita, le estoy dando un paseo en el jardín.- avisó sacando una pequeña bandeja amarilla donde guardaban hojas de lechuga frescas especialmente para el conejito.
-Obedece, amor. Desayuna y después alimentamos a totopo o te acompaño en su paseo, ¿bien?.- dijo Harry bajando las escaleras mientras doblaba una de las mangas de su camisa de botones. Esta vez vestía una de seda color crema junto a un pantalón de vestir negro al igual que sus zapatos, además de su collar de cruz que adornaba su pecho entre las golondrinas en sus clavículas y que combinaban con los anillos en sus dedos y sus rizos húmedos sueltos.
-¡Papi!.— chilló contento luego de dejar la bandejita sobre la barra para correr hacia su alfa con emoción, pareciendo como si no lo hubiese visto hace media hora atrás— T-Te ves muy gu-guapo, alfita.— halagó cuando fue alzado entre sus brazos, aspirando su rico y masculino aroma a madera y bosque que le hizo ronronear y salivar demás mientras le veía atento con sus ojitos azules destellando deseo.
-Gracias, nene. Tú también te miras muy lindo pero hace falta tomar un baño después de desayunar, mocosillo.- advirtió riendo cuando lo vió esconderse sonrojado en el hueco de su cuello. El chiquillo seguía en su bonita pijama de florecitas, con esa blusita sin mangas que dejaba a la vista sus clavículas y hacia relucir la marca en su cuellito, además del pequeño short que dejaba descubiertas sus lechosas piernitas y resaltaba las curvas de sus glúteos llenitos.
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