Blancanieves

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10:00 a.m

Había amanecido luego de una larga noche acompañada de nudos interminables que pararon dentro del omeguita. El alfa lo había anudado al menos ocho veces durante la noche cuando el menor despertaba por los calambres en su pancita, alegando que necesitaba sentirse llenito para calmar el dolor. Incluso un par de veces él solito hizo el trabajo de trepar entre la oscuridad al regazo del durmiente alfa y penetrarse con muy poco cuidado, no teniendo la paciencia como para despertar al mayor primero.

Luego de las primeras horas donde la inicial ronda de olas de calor terminó, por fin logró caer totalmente rendido y dormidito entre los brazos del ojiverde, soltando ronroneos y gruñiditos entre sueños que le hacían calentarse de nuevo.

Justo ahora se encontraba sentadito sobre el sofá en estilo indio. Mantenía sus piernitas dobladas con piecitos cruzados, vistiendo nada más que un bóxer rojo de su alfa que había encontrado entre los cajones que estaban a su alcance, pues donde estaban sus braguitas le quedaban un poco altos y decidió no esforzarse en buscar una. Además estaba muy cómodo con el elástico del bóxer tan flojo al quedarle bastante grande, tenía espacio de sobra para su hinchada pancita.

Rió contento cuando metió por décima vez la cuchara al gran frasco de crema de avellanas que había tomado de la alacena, comiendo en grandes cantidades aquel dulce que le ponía los ojitos grandes y brillosos y mantenía gran parte de su anatomía manchada con ello. Su flequillo se mostraba revoltoso al haber despertado hace no más de una hora, con mejillitas sucias al igual que su pechito, parte de su barriguita y alguna que otra manchita chocolatosa por sus muslitos, claro, sin contar que accidentalmente ya había ensuciado también el sofá cuando se sostenía de ahí con sus manitas sucias.

-¡Louis! Ay dios pero ¡¿Qué estás haciendo?!.— Gritó Lola soltando de golpe la escoba que traía en la mano cuando encontró el caos en el que el chiquillo estaba envuelto— No, no, no, ¡Louis, el sillón!.— volvió a exclamar llevando sus manos a su cabello grisáceo, acercándose a paso acelerado.

Louis brincó en su lugar cuando el grito de la señora le asustó, volteando hacia donde ella se acercaba viéndola con el ceño fruncido y ojitos inocentes mientras relamía el chocolate de su boquita.

-¿De dónde sacaste eso, niñito? No sabes lo difícil que será quitarle las manchas a esto, Louis...— regañó como toda una madre lo haría hacia su cachorro, quitándole el frasco junto a la cuchara— Ay no, ¿En qué estabas pensando, eh? Tu alfa no estará nada contento con lo que acabas de hacer.— volvió a decir tomándolo por su bracito en una parte donde no estaba tan sucio, jalándolo levemente para hacerlo levantarse.

El chiquillo parpadeó repetidas veces mientras trastabillaba despacio detrás de ella, llevando su mirada hacia atrás para lograr ver el sofá con un par de manchitas marrones en el justo donde había estado sentadito. Frunció su ceño de nuevo y formó una mueca adolorida cuando sus piernitas le molestaron, quedándose paradito en su lugar mientras veía como Lola cerraba la crema de avellanas y dejaba la cuchara sucia en el Lava trastes.

Vanilla Milk (with an extra of chocolate...) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora