¿Diferentes?

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-¡A-Alfa!... ¡Alfa!.- Gritó desde la habitación, corriendo desesperado hasta las escaleras con sus piecitos resbalando a través de las calcetitas rosas que los cubrían del frío suelo.

-N-No... no, ¡A-Alfa!.- volvió a llamar bajando escalón por escalón, sollozando intranquilo mientras se sujetaba firmemente con ambas de sus manitas. Las escaleras parecían eternas en ese preciso momento y su inquietud no ayudaba en lo más mínimo.

-Pero bueno, ¿Qué son esos gritos, angelito?.- preguntó Lola asomándose hacia las escaleras, llevando un trapo húmedo en su mano con el que había estado limpiando la mesa del comedor.

-¡Q-Quiero a mi a-alfa!.- pidió agobiado, jadeando cuando su piecito resbaló y le hizo trastabillar entre escalones. Sollozó desatando sus lágrimas y se quedó quietesito en su lugar, temeroso de caer si se movía de nuevo.

-¿Qué? ¿Qué sucede?... ¿Qué sucede, cariño? Hey.- preguntó alarmado al escuchar los gritos de su omega, saliendo despavorido de su oficina y derrapando en el suelo hasta subir por las escaleras.

-¡Alfa...!- sollozó abriendo sus bracitos hacia el rizado, abrazándole cuando lo levantó entre sus brazos y subió de nuevo.

-¿Qué tienes, amor? ¿Te asustó no verme?.— preguntó más tranquilo al tenerlo contra su pecho, sobando su espaldita cubierta por el gran hoodie que llevaba encima— Perdón por no llevarte conmigo, se que cuando tu celo termina no te gusta estar lejos pero estabas dormidito en tu nido, bebé, no quise molestarte.— explicó con calma, viendo la carita preocupada de su niño.

-N-No, no, e-es que... ¡Es que y-yo tengo u-un ca-cachorrito!.- sollozó asustado, moviendo sus piecitos en el aire en un lento vaivén.

-¿Un cachorrito? ¿De qué hablas, Lou? No hay ningún cachorro.- preguntó confundido mientras sonreía acariciando el cabellito despeinado, bajándolo al suelo cuando le empujó con sus manitas y pataleó ligeramente.

-¡S-Si, si hay! ¡M-Mira!.- dijo parándose frente al espejo de cuerpo completo que adornaba un espacio de la habitación, levantando el hoodie hasta dejar su hinchada pancita a la vista del mayor.

Harry rió y se acercó a su niño, posando una de sus manos sobre su barriguita para acariciarla en lentos círculos, viéndose a ambos en el reflejo que les mostraba el espejo.

-No hay un cachorro aquí, amor, solo estás inflamado. Es normal después del celo, además no debe tardar en llegar el periodo y eso hace que tu barriguita luzca así.- explicó abrazándolo por detrás, juntando su otra mano sobre su pancita para seguir acariciándole con amor.

-P-Pero Mati me d-dijo en clase q-que los omegas t-tenían cachorritos en su c-celo...- hipó recordando aquel día en el que se le fueron explicados algunos conceptos sobre la reproducción entre alfa y omega y las consecuencias de algunos actos.

Vanilla Milk (with an extra of chocolate...) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora