¡No, tú alfa!

2.7K 158 62
                                    

͙⁺˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚⁺‧͙⁺˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚⁺‧͙⁺˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚⁺‧͙

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

͙⁺˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚⁺‧͙⁺˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚⁺‧͙⁺˚*•̩̩͙✩•̩̩͙*˚⁺‧͙

💌
10:00 a.m

Un molesto y despeinado omega yacía sentadito en el centro de la cama. Montones de mantas desordenadas se esparcían a su al rededor, el silencio acogedor con el solo ruido apaciguado de la televisión mostrando alguna caricatura le seguía arrullando y alimentando su estado adormilado, provocándole unos ojitos hinchados al haber despertado hace no más de media hora.

Hoy era un día algo distinto. Un pucherito marcado se asomaba en sus labios finitos y su ceño fruncido solo delataba que había despertado de malas. ¿La razón?:
El pequeño omeguita había amanecido caliente.

Y no lo culpen, se había estado sintiendo bastante sensible y necesitado de su alfa quien parecía disfrutar tanto el desesperarlo prohibiéndole su toque solo por diversión. Encontraba muy tierna la manera en que el chiquillo gimoteaba y gruñía bajito cuando le besaba con fervor y velocidad, haciéndole creer que llegarían a algo más solo para después dejarlo prisionero contra su cuerpo en un amoroso abrazo y comenzar a mimarlo sin parar.

Mientras que en la cabeza del ojiazul solo existía frustración y un leve rencor por no obtener lo que quería cuando sentía su delicado cuerpo hervir, en la de aquel rizado existía una estrategia perfecta que no sería la primera vez que implementaría.

Se trataba de llevar a su omega hasta cierto límite donde simplemente explotaba cada vez de manera distinta a la anterior. Jugueteaba con él, lo tocaba en lugares sensibles con cuidado y apenas dejándole sentir algunos roces, lo besaba con humedad mordiendo y lamiendo sus rosaditos labios hasta que le volvía loco y hacía su excitación estallar.

Aquello sacaba una personalidad en su niño que nadie podría imaginar que aquel cachorro con ojitos inocentes podría llegar a tener. Hacía que cuando por fin lo tomara con posesión, su aguante fuera más fuerte y su libido mucho más alto, lo ponía más sensible ante cualquier toque y se volvía una cosita insaciable en la cama.

Era sorprendente.

Bufó tallando sus ojitos con sus puños antes de dejarse caer hacia atrás contra el colchón, quitándose las mantas de encima. Pataleó con sus piecitos alzándolos al aire y rió bajito al verse con solo una gran calceta negra de su alfa que decidió usar la noche anterior, deduciendo que seguramente la otra andaría por algún lugar de la cama. Dejó caer sus piernitas de nuevo y suspiró, escuchando la regadera a lo lejos mientras imaginaba al rizado duchándose contento por haberle negado la atención a su erección mañanera.

Y es que había despertado al doctor rizado por sus movimientos sin vergüenza de cadera contra uno de sus muslos cuando decidió montarlo, serpenteando encima suyo sin pudor. Claramente el mayor solo rió y le dejó hacer hasta que le escuchó gimotear frustrado y solito de alejó, molesto.

Vanilla Milk (with an extra of chocolate...) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora