Borrachito de amor

2.4K 141 35
                                    

˚。⋆୨୧⋆ ˚。⋆🧸⋆ ˚。⋆୨୧⋆ ˚。⋆

—¿Estás mejor, amor?.— preguntó sobando la angosta espaldita del menor sobre su regazo, arrullándolo.

Louis asomó su carita lejos del escondite en el cuello de su alfa y apenas asintió con un bonito puchero en sus facciones. Ojitos hinchados, nariz rojiza y mejillas coloradas con rastros húmedos de lágrimas saladas acompañaban sus últimos hipidos descontrolados.

El día de su cirugía había llegado.

El día en que sacarían un par de sus dientitos que le estaban molestando tanto.

Estaba aterrado.

—Será muy rápido, Lou, no sentirás más dolor, cariño, lo prometo.— tranquilizó regalándole una acogedora sonrisa junto a un par de hoyuelos.

Le sostenía con una mano por detrás de su espaldita baja, acunando su delicado rostro entre la contraria donde el pequeño se inclinaba con insistencia en busca de más contacto.

—¿Y-Y si a Lou le pasa como al a-amiguito de Nini?.— preguntó con vocecita temblorosa, empujando el molesto nudo en su garganta.

Sus ojitos no tardaron en llenarse de lágrimas nuevas mientras veía como cachorrito al rizado dándole seguridad.

—Eso no pasará, amor, la cirugía en tus dientitos no necesita que estés completamente dormidito.— contestó negando suavemente, pasando sus pulgares por encima de sus ojitos con suavidad.

Él mismo había escuchado a Niall contar una anécdota inoportuna sobre un conocido suyo no despertando de la anestesia luego de una operación. Por supuesto, el chiquillo escuchó con temor todo lo que salía de la boca del rubio y el pánico no tardó en inundar su inocente cabecita preocupona antes de que el rizado mandara a callar al rubio.

—M-Me da mucho m-miedo, alfita.— sollozó apretando sus ojitos, dejándose caer contra el hombro ajeno una vez más.

Berreó en medio de sus nuevos sollozos y apretó sus manitas en la camiseta de su alfa, mojando la piel de su cuello con sus afligidas lagrimitas cada vez que restregaba su naricita ahí. Buscaba con desesperación por oler su fragancia profundamente.

—Entiendo que tengas miedo, bebé. Ir al dentista puede ser algo intimidante con todos esos aparatos y sonidos extraños, ¿Verdad?.— preguntó con calma, cerrando por cortos segundos sus ojos verdes al escuchar su ronca vocecita hipar entre las caricias protectoras que le brindaba.

Su lobo se volvía un millón de veces más posesivo y territorial cuando escuchaba a su pequeño niño llorar. Su instinto de alfa protector brotaba como lava al ver lágrimas manchando sus regordetas mejillitas, al ver sus azulados ojitos aguados y sentir sus manitas desesperadas.

Odiaba todo aquello que provocara un llanto en él.

—¿T-Tú también t-tienes miedo, p-papi?.— preguntó desde su escondite, sacando al rizado de sus pensamientos.

—Si te refieres a tener miedo justo ahora, no, no tengo miedo porque jamás llevaría a mi cachorro a algún lugar donde le pudieran hacer daño.— contestó dejando palmaditas en el centro de sus glúteos llenitos— Aunque, ¿te cuento un secreto?.— murmuró contra su orejita.

Vanilla Milk (with an extra of chocolate...) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora