capítulo 11

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Capítulo 11


Luka Hauser


Plantas.


Estoy frente a Mimi, y no puedo dejar de verla.

Es bellísima...

Su sencillez es lo que cautiva mi mirada. Es mágica. lleva su cabello en una cola alta, un sweater tejido blanco con corazones y un jean ancho, está vez tiene una gafas de lectura de color negro que acentúan mucho más su belleza.

No puedo evitar al pensar en lo que voy preguntar.

──¿Nunca habías escuchado mi música? ──Inquiero, niega mordiendo sus labios.

Sé que miente, y creo saber el porqué, no soy tonto. Lola sigue en mis piernas dormida desde hace rato, y ella la observa.

──Muy relajada ella. Si es pasada.

──Me quiere.

──Evidentemente. ──Sonrío.

Me he tomado más de la mitad de la jarra de café que hizo solo para mí, y debo admitir que es el mejor café que me he tomado en mi vida.

El temblor de mi mano a mermado con tanto café, aunque aún pasa por mi mente la idea de un trago.

──No podrás dormir esta noche.

──Tampoco es que lo haga mucho. ──musito paseando mi mano por Lola. ──. ¿Cómo llego Lola a tu vida?

Suspira y la observa, la adora.

──Mi papá me la regaló. ──responde. ──. Era una bebé cuando llego a mi. No quería que me sintiera sola en esta casa. Es mi compañera pero bueno, Nada más hizo desarrollarse para volverse un pequeño demonio.

Río divertido.

──Tienen una relación tóxica. ──Musito.

──La verdad si, es aráñame pero no me dejes. ──Río con más fuerza haciendo que la gata se despierte. Baja de mi regazo gruñendo para irse a su cama rosa.

──Lo siento, Lola. ──susurro.


Bufa.

──A mi me hubiese dejado sin un ojo. ──dice Mimi cruzando sus brazos en su pecho. Vuelve su mirada hacia mi. ──. ¿Tienes hambre? Sólo te he dado café desde que llegaste, me siento mala anfitriona.

──Es lo único que necesito. ──digo muy calmado. ──. Vine por el café, no te preocupes por lo demás.

Frunce su labio.

──Yo tengo hambre... ──dice levantándose.

Sigo sus movimientos, estoy invadiendo su espacio, lo sé. Pero siento que si me voy de aquí iré a un bar.

──Pidamos unas pizzas. ¿Te parece? ──digo

Eleva una de sus cejas.

──¿Y vas a comer? Porque sola no pienso comer. ──Sentencia muy decidida.

──Si, me comeré una rebanada al menos. ──Digo, asiente tomando su teléfono para hacer el pedido. Escucho como habla y camina de un lado a otro descalza, escucho los ingredientes que le pone... y es exactamente lo que me gusta.

Tocineta, peperoni y jamón serrano.

¿Ella como sabe eso?

──Ok, gracias... ──tranca la llamada y se gira a verme. ──. ¿Qué?

Ladeo mi rostro.

──Pediste la pizza con los ingredientes exactos que me gustan.

Abre sus ojos en demasía. Puedo notar como empieza a ponerse nerviosa, esconde sus manos detrás de su espalda y desvía la mirada hacia Lola.

──Yo la como así.

──¿Si?

──Si. Me gustan también con rugula pero no sabía si te gustaba, así que la pedí sin eso. ──Justifica volviendo hacia mi.

Sonrío.

──¿Por qué mientes, Mimi?

Pone rostro de asombro inmediatamente.

──Yo no miento. ──dice tajante. Se acerca a una de sus mesas y pone su teléfono a cargar. ──. No me gusta.

──Pero lo haces... me estás mintiendo.

──¿Sobre qué?

──Sobre todo... ──respondo. ──. Sobre qué no has escuchado mi música, sobre qué no sabías que existía, sobre los ingredientes de la pizza. ¡Sobre todo!


Eleva su mirada al techo, y pone sus manos en su cadera. Ella tiene algo que me calma...

Paz.

──Si he escuchado tu música, si sabía quien eras y lo de la pizza es mera casualidad. ──Responde a medias y lo acepto.

──Todo contigo es una casualidad. ──Susurro.

Baja su mirada.

──Si. ──Murmura para ella.

Mi teléfono suena, y lo saco del bolsillo de mi pantalón para notar que es Ignacio, lo deje esperando hace más de tres horas.

──Debo contestar.

Camino hacia la ventana para notar que no está la camioneta.

──Dime. Veo que te fuiste. ──Musito. Ríe divertido.

──Estuve dos horas fuera, sabía que no saldrías pronto de allí. Pero no te llamo por eso.

──¿Y porqué?

Me giro para ver a Mimi regando sus plantas con una pequeña jarrita rosa de flores, susurra algo mientras pasea de una a otra, la luz de la luna le hace contra luz y pareciera que su aura brillara.

Sonrío viéndola.

──Tu profesor volvió a llamar... ──tenso mi mandíbula. ──. Piénsalo. Por favor, sería algo muy grande e importante, Luka. Piensa en los niños...

Tranco la llamada sin dejarlo terminar.

──¿Qué hablas con las plantas?

Deja la jarra a medio camino, y se gira muy lentamente a verme. Creía que no la veía.

──Yo... ──carraspea. ──. Les digo que: están muy bonitas, que son hermosas, que crecen rápido y que alegran mis días.

Hace a un lado la jarra.

──¿Por qué lo haces?

──Para que crezcan no sólo necesitan agua, necesitan amor real. Las palabras endulzan el alma, y qué bonito es que te hagan sentir lo importante que eres con palabras dulces y sinceras. Ellas... ──pasa sus dedos por una de las ojos. ──. Dan vida, y agradezco cuidándolas.

Tal vez eso era lo que necesitaba de niño, alguien que cuidará de mi como ella cuida de esa plantas.

──El amor crece así como las plantas. Por eso es necesario cuidarlo y regarlo... ese amor que cultivas y cuidas, será tan bello y frondoso como lo sea tu cuidado y entrega.

Se acerca a mi con una pequeña planta, con una linda flor rosa.

──Te la regalo. ──dice extendiéndola. Evita rozar sus dedos con los míos alejando sus manos cuando sostengo el pequeño matero. ──. Recuerda, debes regarla y darle amor para que crezca.

Miro la planta en mis manos.

¿Yo cuidando una planta?

¿Yo regando una flor?

Eso no pasará, no le doy ni dos días.

Su teléfono suena, sale corriendo a contestar. Elevo el pequeño matero buscando descifrar que haré yo con esta planta.

──Tienes que ponerle nombre.

──¿A qué?

Señala la planta, elevo mis cejas al comprender.

──¿Nombre?

──Claro para cuando le hables... ¡Es la pizza ya llegó! ──Deja su teléfono en la orilla de la mesa. Dejo mi planta en el comedor a la cual no pienso ponerle nombre.

Y me encamino a acomodar su teléfono antes que caiga al suelo. Ella está afuera recibiendo la pizza, la pantalla se enciende y lo que veo.

Una foto mía dormido con Lola.


Cierra la puerta, y se quedó detallando lo que tengo en mis manos.

──Secuestradora y acosadora... ──susurro.



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