capítulo 53

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Capítulo 53
Luka Hauser
Una visita

Hoy es un día importante para mí. Estoy internado en el centro de rehabilitación, comprometido a vencer mis adicciones y reconstruir mi vida. Cada día es un desafío, pero me esfuerzo al máximo para superarlo.
Lo que más anhelo en este momento es la visita de Mimi. Su amor y apoyo son mi mayor motivación. Cada minuto que pasa sin verla se hace interminable, pero la esperanza de abrazarla de nuevo me impulsa a seguir adelante.
Hoy es día de visita, por fin.
Está a punto de perder la cabeza, cuento los días con esmero, falta poco muy poco para poder salir de aquí completamente recuperado, y dispuesto a seguir con mi sanación, hoy en día la bebida no es un necesidad en mi, hoy, sólo deseo sanar, sanar de verdad.
He estado practicando todos los días, afinando detalles recuperando mi motricidad fina, y volviendo a sentir la música en mi corazón.
Tomo asiento en una de las sillas en la distancia, observo mis manos las cuales se mueven con impaciencia… La hora de mi reloj marca las 2pm, y aquí se es muy puntual en todo.
Cuando ella entra al salón de visitas, siento un vuelco en el corazón. Sus ojos irradian amor y comprensión, todo el peso que llevo sobre mis hombros parece aligerarse de repente. Mimi se acerca con esa gracia y determinación que siempre me cautivó.
Me pongo de pie para recibirla, nuestras miradas se encuentran en un instante cargado de emoción. El sonido amortiguado de las conversaciones de los demás desaparece a mi alrededor, quedo solo con la presencia tranquilizadora de Mimi. En ese instante, sé que todo estará bien.
Al abrazarla, un torrente de sentimientos me invade. Miedo, esperanza, amor, todo se mezcla en ese abrazo. Mimi me sostiene con suavidad, permitiéndome desahogar todas mis emociones acumuladas. En ese momento, sé que no estoy solo en esta lucha.
──Hola, amor.
──Hola, mi vida. ──Susurro acunando su rostro. Siento este momento como un sueño, lleno su delicado y hermoso rostro de besos y mi barba hace estragos en su delicada piel, ríe divertida y se abraza a mi.
──¿Cómo estás?
──Feliz de verte y ansioso.
──Falta muy poco.
──Si, 15 días. 15.
Eleva su rostro al mío.
──Si.
Siempre, sin importar lo que sucediera, ella estaba ahí, con su sonrisa que parecía tener el poder de atravesar cualquier distancia, cualquier barrera.
──¿Cómo estás hoy? ──preguntó con ese tono suave que me calmaba más que cualquier medicina.
La guío para que nos sentemos, Me tomé un momento antes de responder, quería disfrutar de su suave toque.
──Bien, cada día me siento más yo mismo, sabes… Es como si cada nota que toco en este cello me reconstruyera un poco.
Mimi asintió, su comprensión siempre completa, siempre incondicional.
──Te escucho tocar cada noche. Me encanta cómo te expresas a través de tu música. Es como si pudiera sentir lo que estás viviendo en cada pieza que interpretas.
Y era cierto, con el cello  había algo profundamente humano y curativo en su sonido. Algunas noches, cuando las sombras de mis pensamientos parecían demasiado densas, la música era la única luz que sabía cómo disiparlas.

──Estoy contando los días, Mimi. Cada amanecer me acerca un poco más a ti, a nuestra nueva vida juntos.
me miró con esos ojos que siempre decían mucho más de lo que sus labios pronunciaban, y en los que siempre podía leer una historia de amor, de paciencia, de creencia. Creencia en mí, en nosotros.
──Y yo los cuento contigo, Luka. ¿Cómo has estado con las terapias?
──Siguen siendo mi desafío diario ──reconocí con una media sonrisa. ── Pero ahora lo entiendo, todo este proceso es parte del camino. Cada pequeño paso adelante es una victoria, ¿no?
──Cada paso es un paso hacia mí, hacia el futuro que nos estamos construyendo. No podría estar más orgullosa de ti, Luka.
Una calidez se esparció por mi pecho, y supe que, sin importar lo ardua que fuera la jornada, tenía un faro que me guiaba hacia aguas más calmadas.
──Todo esto… todo lo que hago, lo hago pensando en ese futuro, Mimi. Tocar el cello, las horas de terapia, las noches de reflexión… Cada pequeño esfuerzo es para ser el hombre que quiero ser para ti.
──Y ya estás llegando, Luka. Ya estás casi en casa.
Un inmensa emoción me embriagaba, lo sabía… estaba muy cerca de esa meta tan anhelada por ambos.
Toma mis manos y la calidez de su ser, es medicamento para mí alma.
──Tengo algo que contarte… ──susurra, puedo notar como duda pero la calma vuelve a ella cuando posa sus ojos en mi. ──. Ignacio fue detenido.
Elevo mis cejas en sorpresa.
──Presentamos cargos, y lograron detenerlo.
──¿Intento algo contigo? ──Inquiero notando como desvía su mirada. ──. ¿Mimi? 
──Apareció en la escuela, pero John me cuidó. ──Me tenso. ──. Estoy bien, no logro más que decir estupideces pero me defendí y ya no molestará más. Está teniendo su merecido.  Eso es lo único que importa.
Intento en enfocarme en ello. Ya está lejos… y ella está bien. Mejor así. 
──Ok. ¿no podrá salir?
Niega con una leve sonrisa que me grita con fuerza que ella está mejor que nunca, y qué justo ahora es más fuerte y decidida que nunca.
──Eso me hace feliz.
──A mí también.  ¿Los negocios?
──Todo va bien… varias marcas quieren seguir con tu imagen, y tenemos ofertas para presentaciones en el país, incluyendo Chicago pero le dije a Francia que te preguntaría primero
Sonrío de oreja a oreja. Me gusta verla a cargo de todo, de mi marca, de lo que soy, y de lo que seré. El crecimiento será de ambos.
──Ya no hay fantasmas que me alejen de aquí, al contrario tengo la mayor de las razones para quedarme y tener una vida en esta ciudad, tú.
Se acerca y deja un beso en mis labios.
──Te amo.
──Yo más… cuéntame de las fechas.
Asiente feliz.
Durante nuestra conversación, Mimi me da la fuerza y la esperanza que tanto necesito. Su apoyo incondicional alimenta mi alma, avivando mi determinación para superar los desafíos en la rehabilitación. Su presencia me recuerda que no importa cuán difíciles sean las circunstancias, siempre tendré a Mimi a mi lado.
Al despedirnos, observo cómo se aleja con la misma gracia y determinación que la caracteriza. Su amor me fortalece y renueva mi esperanza. Con Mimi en mi corazón, regreso a las terapias con una sensación renovada de propósito y determinación.



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