capítulo 25

307 78 9
                                    

Capítulo 25
Mimi Rosé
Me gustas.


Pasamos todo el día en lo floristería, al mediodía, Luka fue con su seguridad por almuerzo para todos y me quedé un poco ansiosa por no saber si iría a tomar pero llegó con cara de pocos amigos y comida, luego de ella se quedo rato ayudándome con los pedidos y luego le mostro el cello a Inés quién le pedía que tocara.

Ahora vamos camino a mi casa, mientras Luka escucha en alta voz a su equipo quienes le comentan cómo van los preparativos para el concierto en la escuela de música.

Él lleva en su mano la dalia y con la otra sujeta mi mano.

Tiene los ojos cerrados, y su cabeza recostada en el asiento. Está en una intensa batalla.

Me acerco un poco hacia él, y dejo un beso en su mejilla.

──Mañana comenzará la publicidad del evento, eso aumentará el patrocinio para los niños.

──No lo necesitan, me tienen a mi.

──Luka, debemos conseguir más dinero.

──No hace falta. No quiero publicidad. El concierto solo será para los niños y sus padres. Lo dejé claro desde un principio.

──Luka. Quieras o no debes hacer publicidad, imagina lo que dirán los medios cuando se enteren que no has anunciado el concierto.

Tensa sus músculos.

──¡Me importa una mierda lo que digan! ──Suelta molesto.

Me alejo un poco, vuelve su vista a mi y relaja su mandíbula, traga grueso y murmura un “Lo siento”

──Ya dije como se hará. Si no me dan lo que quiero, no haré nada. ──Dictamina soltando mi mano para trancar la llamada.

Su mal humor va en aumento. Está irritable y entiendo que es algo que él no puede controlar. Son efectos secundarios de no darle a su cuerpo lo que necesita.

──¿Por qué no quieres publicidad?
Pregunto sabiendo que quizás me gane una mala contesta.

A veces, a veces debería quedarme callada.

──Eso traería un foco de atención que no deseo. ──Responde cerrando sus ojos.

──Pero estás acostumbrado a ello.

──Pero tú no, Mimi. Van a buscarme, van a perseguirme y van a dar contigo. Quiero dejar la bebida, el tener esa atención sobre ti, y sobre mi en esta ciudad no va a ayudarme.

Entiendo.

Sería más presión para él, una presión que no ayuda, al contrario hunde.

──Ya entiendo.

──Mi relacionista público creen que debo proyectar mis obras benéficas, y no me gusta. No lo hago para que me vanaglorien, lo hago porque quiero ayudar a niños que como yo necesitan apoyo. Yo puedo darles los fondos necesarios, yo puedo ayudarlos.

Extiende su mano para que vuelva a tomarla, y eso hago.

──La mejor obra de caridad es aquella que se hace desde el corazón. ──Susurro. ──. Es bonito que no quieras llevarte la atención.

──No lo hago por atención. Lo hago porque una vez yo fui esos niños.  No quiero que arruinen nada, Mimi. No quiero que te agobien.

Recargo mi cabeza en su hombro, mi mirada va hacia la ventanilla puedo ver al mismo chico que busco las Dalias, va tomado de la mano de una linda mujer que lleva una de las dalias en sus manos, sonríen y caminan por la calle disfrutando de la noche.

Se ven muy lindos.

──Mira…

Señaló a Luka quién sigue el punto que le muestro. Sonríe, y asiente.

──Se nota que se aman.

──Si. Que bonito.

Oculto mi rostro en el cuello de Luka y así pasamos el resto del camino hacia mi casa.

Yo quiero algo así, un amor fresco, un amor sano, un amor real y quizás platónico.

Luka baja de la camioneta, toma su cello y luego mi mano.

Extrañaba mi casa. Es pequeña pero mía, es mi hogar. Abro la pequeña reja, y viene detrás de mi.

Saco la llave de mi bolso, y abro para luego encender las luces, le pedí a mi madre que trajera a Lola y por la luz de la cocina encendida lo hizo.

Mi gata aparece desperezando su cuerpo.

Viene corriendo y creo que se le lanzara a Luka pero se lanza a mis brazos.

──Hola, Lola caprichosa. Me extrañaste, yo también. ──Murmuro pegándola a mi rostro.

El amor hacia mi se le acaba rápido, gruñe para irse con Luka.

──¡Hola, Lola!

Sonrío al verlos justo, y me voy directo al comedor para dejar mi bolso, voy por mi jarrita para regar mis plantes y la lleno de agua del frigorífico para ponerme en ello.

Luka se sienta con Lola en sus manos, está sumergido en sus pensamientos y sé que muchas cosas están pasando por su mente.

Conseguimos un grupo de ayuda, también tenemos la dirección de AA exclusivo de la ciudad pero creo que más que asistir a esas reuniones, debe ir con un psicólogo.

Su dependencia al alcohol es por culpa de su pasado, de una infancia desastrosa, y debe superar eso para poder avanzar.

──¿Hablaste con tu asistente sobre tu ingreso en  AA?

Deja su teléfono en la mesa.

──Aun no.

──¿Por qué?

Sigo regando mis plantas.

──En un rato la llamo.

No puedo presionarlo, lo leí. Es un paso que debe dar él.

──Está bien. Mira, Mimi está creciendo, no te las has llevado.

Posa su mirada en la planta que le regalé.

──No debo cuidarla yo por ti. Recuerda que eres tú quién debe cuidarla y darle amor.

Se levanta, toma la jarrita que llevo en mis manos y empieza a regarla con cuidado.

──Las plantas son seres vivos. Yo puedo amarla mucho pero el amor que la hará germinar de verdad, es el tuyo… tu eres el dueño de su destino, así como eres el dueño de tu vida. El paso debes darlo porque realmente lo deseas.

Se gira a verme.

──Quiero hacerlo, Mimi. En serio. Le escribiré a Francia.

Me extiende el jarrón, y toma su teléfono, teclea un par de mensajes mientras yo sigo cuidando de mis plantas.

Empieza a hablar por teléfono, con su asistente.

Quiero manejar todo a través de ella, ya que puedo hacer que la noticia no se filtre, ella buscará que la imagen de Luka siga siendo intachable.

Lola se pasea por mis piernas, la toma en mis brazos y la abrazo, de verdad que extrañe a esta desgraciada.

Su pelaje, sus ojos y su olor. Cuido mucho de ella, de su aseo y de su salud.

──Ya hablé con Francia, coordinara todo y me enviara una dirección en cuanto logré mi ingreso en el grupo. Le di tu número de teléfono, ella te enviará lo mismo que a mí.

Sonrío levemente, me gusta que me tome en cuenta.

──Te prometí una cosa.

Trago grueso.

──Pero tengo condiciones.

El corazón se me acelera.

──¿Cuáles serían?

──Tocaré en tu habitación, contigo casi desnuda en tu cama, y con tu mirada en mi.

Ok…

Me voy a desmayar.

──Luka…

──Yo cumplo una promesa, tú cumples mis condiciones.

Verlo aquí en mi casa con un look relajado aunque su mirada otra cosa, es impactante.

Tiene pasado, tiene sombras y tienen tormentas pero nada de ello le quita lo hermoso de sus orbes oscuros, lo enigmáticos que pueden llegar a ser.

──Ok. ──Suelto.

Camino con Lola hasta la cocina, le sirvo su cena y le dejo todo listo para que pueda estar tranquila.

Luka está con su cello sacándolo del bolso y revisando que este afinado, abro la puerta de mi habitación, mi madre a dejado todo impecable, incluso desapareció cosas que tenían que ver con Luka, excepto un pequeño cello de decoración que tengo junto a mi cama en mi mesita de noche.

Siento su cuerpo detrás del mío.

──Desnúdate, Mimi.

Trago grueso, puedo escuchar como cierra la puerta, y va directo a la pequeña silla blanca que tengo frente a mi escritorio, la toma y se sienta en esta.

Toma posición, y lleva el cello hacia sus piernas.

──Te necesito Mimi.

Y esas palabras, calman la tempestad que abruma mi cuerpo, me deshago de la liga que sujeta mi cabello en cola, hago a un lado mis lentes, y empiezo a desvestirme ante su mirada, puedo sentir mi piel arder…

Puedo asegurar que esto es lo más sexy y sensual que he hecho en mi corta vida.
Nada podrá compararse.

──A la cama. ──Su voz gruesa y rasposa me indica que por su cuerpo está sucediendo lo mismo.

Acomoda el cello, y posa su mirada en mi.

──Acuéstate. ──Pide, y eso hago.

Me siento como en una especie de película romántica, donde el protagonista desea disfrutar a plenitud de la pareja con la que comparte escena.

──Me gustas más de lo que puedes imaginar, Mimi…

Y con esas palabras comienza a tocar Caruso.

Su alma se expone ante mi, no me quita la mirada mientras la toca, sus manos se desplazan por el instrumento como si fuesen parte de este.

Pasión, dolor, angustia, y miedos.
Verlo tocar es mágico. En lo que creemos tragedia y deprimente se encuentra belleza, belleza porque se siente, porque se vive y porque existimos.

Los tonos grises y oscuros de la vida, tienen su hermosura, una que aunque puede cautivarte, también puede matarte.

La melodía aumenta, y su pasión al interpretarla también, puedo decir que ya no siento lo desnudes, siento es su alma cubriendo la mía.

Y si, él también me gusta más de lo que puede llegar a imaginar. En este instante puedo decir que mi corazón le pertenece.

Mi corazón es de Luka Hauser.

Lanza el bastón y deja el cello en la silla, viene hacia mi lleno de todo eso que fluye por su cuerpo… y esa misma pasión que fluía al tocar el cello se impregna en mi cuerpo cuando me toca.

Jadeo su nombre cuando lo tengo sobre mi cuerpo.

──Me gustas, Mimi y demasiado.

Amor platónico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora