capítulo 29

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Capítulo 28
Luka Hauser
AA

La camioneta aparca en la dicho iglesia en la que estuve hace un par de horas, de día se ve mucho más imponente que de noche. Paseo mis manos sudorosas por mi pantalón mientras mi teléfono recibe una llamada entrante de mi mánager.
Los dedos delicados de Mimi se posan sobre los míos evitando que sigan temblando.
──No puedo bajarme contigo pero aquí estaré para cuando salgas. ──susurra.
Desvío la llamada de Ignacio con mi mano libre y guardo el aparato en el bolsillo de mi pantalón.
──Te veo en un rato.
Dejo un beso en su mejilla, uno que prolongo un poco más de ello necesario ya que necesito sentirla para armarme de valor y fuerza.
Bajo de la camioneta, y voy directo a la pequeña puerta que hace abierta, vuelvo mi visita a la cartelera con la información y sigo por el pasillo sintiendo nuevamente el vibrar de mi teléfono pero lo ignoro hasta llegar al salón donde el mismo hombre de anoche se encuentra limpiando el salón para ubicar las sillas.
Siente mi presencia ya que se gira a verme, termina de coloca la última silla y viene hacia mi con el rostro calmado y algo cansado.
──Pensé que vendría en la noche pero que bueno que estés aquí. En un par de minutos comienza la primera reunión. ──musita. ──. ¿Café? 
Señala hacia la pequeña mesa que se encuentra pegada a una de las paredes.
Niego.
──No es el mejor café pero para comenzar una reunión como estas es necesario.
Se encamina hacia la mesa, sirve un vaso para él y extiende una vacío para mi, de mala gana lo tomó y me sirvo café.  El aroma no es nada atractivo pero necesito cafeína más de la que Mimi me dio.
──¿conoces los 12 pasos?
Niego, me extiende un folleto que habla de ellos.
──Lo importante de estar aquí,  de este paso es reconocer que tienes un enfermedad que puede destruirte y que el control de la situación lo tiene alguien superior a ti, tu fe en ello te llevará a la sanación. Nos aferramos a un Dios todo poderoso porque para él no existen imposibles.
Empiezo a leer el folleto.
──La aceptación de los “Doce Pasos” no es obligatoria de ninguna manera. La experiencia indica, que los miembros que siguen esos Pasos con sinceridad y los aplican a su vida cotidiana, parecen sacar mayor beneficio del programa de A.A. ¿podrías leerlos en voz alta?
Largo una fuerte respiración dejando vacíos mis pulmones para llenarme de valor.
Pienso en lo que quiero, y en lo que no deseo por nada del mundo aquello que no quiero perder, y ella viene a mi mente. Esa voz que pensé que se había perdido al entrar aquí resuena con fuerza saliendo de mi garganta y de mis labios.

──1. Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.

3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.

4. Sin temor hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.

5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.

6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.

7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.

8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.

9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.

10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.

11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.

12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos. ──termino sintiendo un carga menos en mis hombros.
──Un día a la vez. Un día… 
El Salón empieza a llenarse, todos entran y conversan. Algunos se acercan a la mesa y saludan a quien conversaba conmigo. No se si debo presentarme o hablar ellos solo se limitan a volver a sus asientos dejando un puesto vacío para mi.
Dejó el vaso de café en la mesa, y con piernas temblorosas y miles de dudas me acerco al círculo, me quedo un rato observando la silla vacía pero finalmente tomo asiento.
Muchas cosas pasan por mi cabeza en este instante, los golpes, el llanto de mi madre, las noches en las que toque solo y lleno de lágrimas.
──Quienes están aquí tienen algo en común: su dependencia del alcohol. Aunque vienen de diferentes sectores de la sociedad y tienen distintas ocupaciones e historias de vida. Mi nombre es Jhonny y soy alcohólico. Empecé a tomar a los 11 años Para cuando tuve la edad en que se puede empezar a beber legalmente, yo ya era un visitante habitual de los centros de tratamiento de alcoholismo, iba una y otra vez al médico, una y otra vez me llevaban arrestado a la estación de policía. Hoy actualmente tengo 10 años sin probar alcohol. El primer paso dice; Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol y que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables. El cambio empieza a producirse cuando le damos paso al cambio, cuando comprendemos que no tenemos el control de una situación que puede volver caótica nuestras vidas, podemos perder mucho por culpa del alcohol.
Todos escuchan con atención, algunos llevan la Biblia en sus manos y otros juegan con los vasos llenos de café pero todos enfocados en las palabras que son pronunciadas por el hombre que hablo hace rato conmigo.
──Renovar nuestra fé. Nos lleva a entender que un poder superior tiene nuestro destino en sus manos, refugiarnos es Dios es el camino y la respuesta a todo aquello que creemos temer. ¿Alguien quisiera dar su testimonio?
Enfoca su mirada en mi.
Reconocer, reconocer es complicado pero doloroso será perder, perderla.
Trago grueso, y niego.
Una chica de cabello Rosa y corto levanta su mano.
──Buenos días. Me llamo Diana y soy alcohólica. ──su testimonio comienza y yo escucho con atención como su vida se volvió un caos al no poder controlar su adicción, es muy joven y esta tan llena de valentía que me siento estúpido al no querer hablar.
Levanto la mano cuando ella termina. Todos se enfocan en mi y más que resultarme incómodo, lo acepto.
──Buenos días. Mi nombre es Luka y soy alcohólico.

Amor platónico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora