capítulo 14

341 78 14
                                    

Capítulo 14
Mimi Rosé
LKH.


La luz del sol intenso me despierta, siento algo duro debajo de mi cabeza, cierro mi mano y noto que algo peludo está en mi pecho… bajo la mirada para notar a Lola, muy escondida.

Detallo una camisa blanca debajo de mi brazo.

¡Luka!

Elevo mi mirada para verlo, está rendido. Duerme muy a gusto, me abraza más a su cuerpo llenándome de su calor.

No sé cómo puede dormir tan plácido cuando una de sus piernas cuelga del sofá al igual que uno de sus brazos.

¡Dormí con Luka Hauser!

Intento moverme pero lo evita.

──No… ──susurra, y me congelo. ──. Sólo un minuto más, Mimi.

Tiene sus ojos cerrados, y me abraza más.

──Luka, estás casi en el suelo. ──musito, abre sus ojos y nota que la mitad de cuerpo cuelga del sofá y sonríe levemente.

──Nunca había estado tan cómodo.
Río bajito.

Empieza a rodarse y me hala con él, niego riendo, Lola sale de su escondite antes de caer al suelo con ambos, caigo sobre su cuerpo mientras él ríe.

──¿Te golpeaste? ──Pregunto acercándome a su rostro para revisarlo.

Niega con su mirada en mi.

──Te ves muy bonita recién despierta. ──Dice bajito.

Me tenso, estoy sobre su cuerpo, en el suelo y a pocos centímetros de su rostro. Salgo de su agarre lo más rápido que puedo, y me siento en sofá.

Luka sonríe y se acomoda en el suelo.

──Ya no hay truenos.

──No. ──Susurro.

Se gira a verme.

──Buenos días, Mimi.

──Buenos días, Luka. ──Los nervios me invaden.

──A pesar de que terminamos en el suelo, dormí muy bien.

Sonrío tímidamente.

El golpeteo de algo metálico con el piso llama la atención de ambos, es Lola.

──¿Qué es eso?

──Lola tiene hambre. ──Me levanto del sofá y voy a la cocina para verla dándole con su pata peluda al plato. ──. Ya voy… deja de ser tan mandona.

Busco en el gabinete su comida, y destapó la lata con cuidado para servirle su comida mientras Luka observa todo parado cerca de la encimera.

──Se despierta mandando.

──Siempre… luego de dormir abrazada conmigo, me ordena que hacer. ──Siseo.

Me levanto para detallar como come.

──Vamos a desayunar nosotros también, te invite ayer… sigue en pie. ¿Verdad?
Giro mi rostro para verlo, de todos los sueños que tuve con él puedo asegurar que este es el mejor de todos.

Lo estoy viendo recién levantado, con su cabello hecho una desastre, y todo desaliñado pero se ve tan sexy que es una locura que así sea.

Señalo mi habitación.

──Voy... a arreglarme. ──Murmuro. ──. En el baño de visitas puedes asearte, mi madre lo surte siempre.

Camino lo más rápido que puedo hacia mi habitación, y cierro la puerta.

Detallo mis paredes donde estaban sus afiches. Guarde todo anoche en mi clóset cuando me metí a dormir… incluso hasta borre el historial de páginas de mi laptop.

Resoplo con fuerza, llevo mi mano a mi pecho para sentir el fuerte latir de mi corazón, nunca me había sentido tan viva como ahora.

Corro hacia mi clóset notando sus póster en una esquina.

¿Qué usas para ir a desayunar con Luka Hauser?

Muevo mis manos por toda mi ropa, rosa, rosa, rosa y más rosa…

¡Mierda!

Me dejó caer en mi cama frustrada.

¿Qué coño voy a ponerme?

Me siento y detallo en la distancia mi ropa.

Mi mamá…

Mi madre siempre me regala ropa que no uso, y toda está guardada en una gaveta me paro y la abro.

Sale una linda franelilla negra con encaje, la saco, y tomo unos jean holgados, voy a mi baño, y es hora de comenzar.

Detallo mi rostro iluminado por su presencia en mi casa, y sonrío.

──Tu puedes, Mimi. Tu puedes…



***


Salgo de mi habitación para verlo sentado con su teléfono en sus manos.
Se gira a verme y me recorre con la mirada debo decir que me roba el aliento. Arremangó su camisa, y se arregló el cabello.

──Te ves… muy bella, Mimi.

Deje mi cabello suelto en ondas, y lo recogí levemente a los lado, el body que me regaló mi madre me queda lindo, y el jean hace un juego perfecto con unas botas negras.

──Gracias. ──murmuro.

──Mi chófer nos espera. ──Anuncia. ──. ¿Estás lista?

Asiento.

Sujeto mi pequeña bolsa con fuerza, reviso que Lola tenga su agua y juguetes a mano, al igual que un poco de comida.

Cojo mi abrigo negro, y estoy lista.

──Vamos.

Me extiende su mano, y la sujeto con nerviosismo. Salimos de casa para ver una camioneta en frente.

Me guía con su porte seguro, y decidido, abre la puerta para mí y subo detallando al hombre que conducirá.

──Buenos días.

──Buenos días… ──susurro, Luka se sienta a mi lado.

──¿A dónde, señor?

──Smith & Wollensky Steakhouse, por favor. ──dice.

Me tenso al escuchar el lugar, nunca he estado allí, y ahora no sé si estoy vestida para ir a ese lugar.

──Estas perfecta. ──Susurra.

Nos ponemos en camino hacia la costa de la ciudad, tengo la mirada de Luka en mi.

──¿Qué piensas?

──Me cuesta procesar que estés a mi lado, que hayas dormido en mi casa dos veces, que mi gata te ame con locura y que… dormí contigo por miedo a los truenos. ──murmuro rápido. ──. Es mucho.

──Lo entiendo. ──Susurra. ──. Si, es mucho… pero no se siente pesado. ¿O si?

Niego.

──No.

──Eso es bueno. ──Ambos sonreímos.
Mi teléfono timbra, mi madre… ahora no mamá. Desvío la llamada. No puedo lidiar con sus gritos cuando le diga con quién estoy.

Llegamos al restaurante, su chófer baja para abrirnos la puerta, y nos guía hasta la entrada donde ya todo el personal espera al gran Luka Hauser, y nos guían hasta un área que el pidió antes de llegar. Todos los comensales lo observan, y él no suelta mi mano en ningún momento haciéndome sentir segura.

Desliza la silla para mí, y se sienta a mi lado. Estamos en el blanco del bellísimo restaurante, podemos del la costa, los barcos y el río…

──Un latte vainilla para ella, y un café negro cargado para mí, por favor. ──pide relajando su cuerpo en la silla.

──Esto es muy bonito. ──Siseo con mi vista en el río.

──Si, mi vista es muy bonita. ──Susurra, se me giro a verlo y su mirada está en mi. ──. Estoy pensando en hacer la presentación.

Elevo mis pestañas.

──¿En serio?

──Si, anoche hable con mi manager, le pedí que coordinara un reunión en la escuela, me gustaría que fueras conmigo. ──Dice. ──. Quizás así sea más llevadero para mí.

Su confesión me llega al alma.

Llevadero… carga con tanto que parece irreal.

──Iré contigo. ──Respondo.

Nuestros cafés llegan, y me muestra la carta indicándome los platos que seguramente me gustarán.

──Amo las tostadas de aquí. ──Musita.

──Deben ser buenísimas.

──Lo son. La primera vez que pude pagar el comer aquí, creo que pedí más de veinte platos.

Me gusta este Hauser.

──Tenía mucha hambre, sin mencionar que quería disfrutar el hecho de que podía pagarlo.

El choque de unas botellas hace que el voltee hacia ese punto. Puedo notar como aprieta la servilleta de tela con sus manos, tengo un arrebato y poso mi mano sobre la suya atrayendo su atención.

──¿Qué fue lo que pediste ese día?

Traga grueso, y desvía su enfoque hacia mis ojos.

──Pedí tostadas francesas, panqueques, emparedado…

Nombra todo lo que ordenó ese día, y como luego de no poder con todo, pidió que lo empacaran y lo regaló a varios niños.

Me sé su biografía de atrás para adelante, pero por lo que me ha contado mucho de ella ha sido maquillada.

El desayuno llega, y temo soltar su mano. Pero él lleva mi mano a sus labios para dejar un beso en esta.

──Buen provecho, Mimi.

──Buen provecho, Luka.

Sonríe.

Comenzamos a comer mientras hablamos del lugar y del lindo paisaje. Puedo ver que debajo de lo que proyecta existe un Luka muy lastimado, muy herido, un Luka que sufre cada día una batalla interna. 

El dolor que proyectan sus ojos es absorbente, quiero abrazarlo, quiero calmar a ese niño que llora por dentro.
Porque es un niño que sufrió, sufrió mucho.

Terminamos de comer, y paga la cuenta con total calma, se levanta y me extiende su mano, la tomo con gusto porque a pesar de temblar con el simple roce de sus manos me siento estable tomando su mano.

  Me guía por el restaurante, desvía su mirada hacia el bar y puedo sentir como su mano se aferra a la mía y sigue de largo. Abre la puerta para mí, y salgo junto a él para ir directo a la camioneta, me sonríe al abrirme la puerta, y decir que me derrito cuando hace eso es redundar en lo que sucede.

Me desarma, me descontrola y la verdad es que deseo que este sueño nunca termine, no quiero despertar.

──Al instituto LKH. ──dice.

Fui una vez, en realidad fui muchas veces a ver el museo que han dedicado a él, donde se exhiben sus más grandes logros, y sus premios.

Un vez los niños hicieron un homenaje hacia él,  y fui con la esperanza de verlo en primera fila viendo cómo los niños tocaban. Pero, no fue.

Y al igual que los pequeños me sentí algo desilusionada.

Un gran edificio moderno nos recibe, la camioneta estaciona justo en el frente, Luka se queda observando la fachada.

──¿Nunca habías venido?

──Lo hice una vez… hace un par de años.

──¿Nos bajamos?

Se gira a verme.

──Si. Vamos.

Abre la puerta, y baja llevándome con él. Un hombre mayor sale por la gran puerta principal.

Lleva sus manos a su boca al ver a Luka, detrás de él aparece Ignacio el manager de Luka sonriéndome de oreja a oreja.
No se porqué pero algo en él, no me da buena espina.

──Luka… ──dice el anciano, abre sus brazos para envolverlo con ellos.

──Profesor Cooper.

──Carajos, hijo. Cuan grande estás… años, años sin verte. En cuanto los niños supieron que estabas aquí, me rogaron llamarte.

Luka se nota tenso pero sonríe.

──Gracias, profesor por cuidar de LKH, está impresionante.

──Por los recursos que nos das, y eso que no las has visto dentro, y no has escuchado a los niños.

──¡Bueno, bueno! Ya lo tiene aquí profesor. ──dice ──. Hola, Mimi.

──Hola. ──Es lo único que digo, Luka nota mi incomodidad, y me acerca a él.

──Profesor Cooper, le presento a Mimi.
Extiendo mi mano hacia el señor mayor, que la recibe.

──Que belleza de mujer. Muy linda.

──Gracias, señor.

──¿Entramos? ──Inquiere Ignacio en toda la puerta.

──Bienvenidos al instituto LKH.

Amor platónico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora