capítulo 18

303 81 7
                                    

Capítulo 18
Mimi Rosé
Sentir.

──Tienes prohibido dejarme hecha pedazos, Luka. Prohibido.

Asiente pegado mis labios.

──Lo que dañe, lo reparo.

──Y lo que yo no he dañado, voy a repararlo. ──Sus manos en mi espalda desnuda me pegan a su cuerpo.

El calor de su ser me abriga y cubre llenándome de Hauser, de su pasión… por que todo en él, es pasional.

Tiene entrega, tiene calor, tiene sentir.

Sus manos en mi espalda se mueven como si fuese un cello el que tocase, sabe dónde tocar y como hacerlo de una forma tan perfecta que me siento en el cielo solo con ello, mientras sus labios se pasean por mi cuello bajando hasta el surco de mis pecho. Me mantengo sentada sobre su regazo con mi pecho desnudo pegado al suyo.

Jadeamos fundidos  el uno en el otro, no sé cómo pero mi cuerpo parece haber sido creado para encajar con el suyo a la perfección. Se siente tan correcto y tan perfecto.

Sus manos bajan hacia mi pantalón, abre el botón y me detalla con la mirada antes de dar el siguiente paso al cual accedo.
Me recarga en sus suaves sábanas, mientras su mirada me recorre todo el cuerpo, es como si quisiera fusionarse con mi alma.

Su orbes oscuros sacuden mi cuerpo.

Hala mi pantalón, para dejarlo caer al suelo, quiero profundizar en él, conocer hasta sus sombras más ocultas, todos tenemos tormentas, todos tenemos un daño, un dolor.

Se acuesta sobre mi cuerpo, pasea sus dedos por mi frente grabando con su tacto la textura de mi piel, sé que hace eso porque yo lo hago, quiere grabar mi textura en él.

Ninguno dice nada, sólo… sólo queremos sentir.

Besarlo es como verlo tocar el cello, eriza mi piel, me hace sentir, me llena de sueños, y crea vida.

La mágica melodía que fluye cuando ambos nos fundimos es tan perfecta como la vida misma.

Me pregunta si estoy segura, y no existe nada mejor que eso, porque entiendo que quiere hacerme sentir bien.

──Lo estoy…

Con sutileza quita mi ropa interior, y se despoja de la suya, sujeta con sus manos mis muslos llevando mis piernas detrás de su espalda, mientras mis manos se pasean por esta, puedo sentir como hace presión en mi centro. Mis labios están deseosos y sedientos de él, los pego a su cuello  para recorrer este.

──Joder, Mimi. ──Gruñe invadiéndome con su ser de golpe.

Mis uñas de hunden en su espalda.
Cuando dos cuerpo se entregan en su totalidad, surge una conexión profunda, todo va más allá del placer y la satisfacción sexual. En estos momentos él está entregando todo de sí, incluso su dolor.

Y yo estoy dándole todo de mi, incluyendo mi paz.

Sus manos recorriéndome me hacen cerrar mis ojos con fuerza mientras jadeo extasiada de placer, siento su respiración tan cerca de mi rostro, que el calor de esta me hace sentir su agitación y su deseo hacia mi.

Sus dientes se anclan ligeramente en mi mentón, y gruñe perdido en las sensaciones.

Bajo mis manos hasta sus redondas y perfectas nalgas, siempre soñé con tocarlas.

Placer increíblemente culposo, y lo haré cada que pueda.

Sus movimientos empiezan a hacer más bruscos, al igual que los besos que compartimos, llenos de dientes, lengua y labios deseosos.

La nube en la me encuentro empieza a  elevarse sin freno, al contrario de sentir un vacío en el estómago, siento un nudo que desea con locura ser soltado, la necesidad de ser liberado es inminente.
Sus dedos se entrelazan con los míos, sus orbes oscuros me recorren como si yo fuese todo lo que necesita para vivir, como si la cura de todos sus males estuviese en mí.

Y la verdad es que yo quiero creer eso.
Muerdo mis labios, al notar que tengo a Luka Hauser como lo soñé en esos sueños nortinos que me hacían despertar agitada y empapada en sudor.

Que sus gemidos se escuchan mejor de lo que pensé, que las condenadas venas de su cuello se marcan, y que así como toca el cello, sus dedos me acarician.
Esa misma pasión que imparte al tocar, es la misma que está demostrando al poseerme.

Jadeo al mismo tiempo que una pequeña gota de sudor correr por su frente, gimo su nombre… y eso conlleva a una cadena de acciones, sus embestidas son bruscas, y el quejido pasional de ambos aumenta.

Baja su cabeza hacia mis pechos para llenarse de ellos, para besarlos y darles esa atención que tanto desean, no existe parte de mi cuerpo que no añore y desee a Luka Hauser.

Todo mi cuerpo desea el roce de su piel, su atención, el calor de su aliento y la pasión de su excitación.

──Mimi… ──gruñe ocultando su rostro en mi cuello no son antes dejar sus labios en mi piel.

Eso… ese pequeño y delicado detalle hace la que nube que me hacía flotar a gran altura caiga sin freno, y que ese nudo que deseaba con locura ser desatado, cumpla con su deseo.

Tiemblo entre sus brazos, hundo mis uñas como medio de salvación en su espalda dura y firme mientras su nombre se desliza por mis labios con todo desesperado y ahogado.

Me sujeta con firmeza, y vuelvo su rostro hacia el mío para dejarse ir por ese mismo vacío que caí cerrando con fuerzas sus ojos, para juntar finalmente sus labios con los míos y arroparme con su cuerpo.

Ambos buscamos lo mismo, recuperarnos de esa estrepitosa y placentera caída.

Mucho de lo que está pasando en mi vida parecer sacado de un sueño, de un muy loco sueño.

Lo pedí, lo soñé y lo anhele, y aquí está él, recostándose a mi lado para luego buscar abrazarme y pegarme a su cuerpo.

Su calor es relajante, el movimiento lento que hace su pecho con cada respiro, me atrae.

──Me gustas, Mimi. ──susurra. ──. Me gustas mucho…

Elevo mi rostro hacia él, noto que sonríe viendo el techo de su habitación.

──Tu también me gustas, Luka.

Sus orbes se posan en mi.

──Me gusta escuchar eso. En serio.

Poso mi cabeza en su pecho, pegando mi oigo justo donde está su corazón, cada latido, cada movimiento que hace me demuestra que esto es real.

──Lo mejor que me ha podido pasar es haber caído en la floristería de Inés.
Río bajo, y siento que el corazón se me acelera.

Lo mejor me ha podido pasar es conocer a mi amor platónico.

──¿Te sientes bien? ──Pregunta paseando su mano por mi espalda desnuda.

──En el cielo. Sigo flotando. ──Susurro muy bajito.

──Eso me gusta, puedo acompañarte.
──Estás invitado.

Deja un beso en mi cabeza.

──Esos niños estaban muy emocionados al verte. ──Recuerdo el rostro de ellos mientras paseo mi mano por su pecho.

──Si. Sentí su emoción.

──¿Darás el concierto?

──Sólo si estarás en primera fila.

──Allí estaré. Te lo dije. ──Susurro.

──Entonces si. 

Elevo mi rostro hacia él llena de emoción. Me siento en la cama tomando la sábana blanca para cubrir mi pecho, mientras que el de él queda al descubierto.

──Debe ser alucinante verte en un concierto en vivo.

──Alucinante es verte a ti así… con el cabello suelto, con tus orbes azules llenos de brillos, y desnuda, Mimi.

Musita haciéndome sonrojar.

Viene hacia mi, y se sienta a mi lado para pasear sus dedos por mi mejillas.

──Me encanta cuando te sonrojas. ──Confiesa.

──Tu me haces sonrojar.

──¿Puedo confesarte algo, Mimi?

Asiento perdida en su mirada y en su exquisita cercanía.

──Si.

──Quiero volver a perderme en ti.

Amor platónico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora